Una mujer embarazada mira las ecografías del bebé.

Una mujer embarazada mira las ecografías del bebé. Freepik

Salud y Bienestar

Culpa, rabia y depresión: así pueden superar el dolor las embarazadas que pierden a sus bebés

Las especialistas Paloma Baviera y Gabriela Cunha explican cómo abordar situaciones tan delicadas y dolorosas como la muerte de un bebé.

29 septiembre, 2021 01:20

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"No te preocupes, seguro que el mes que viene te vuelves a quedar embarazada", "se te olvidará", "bueno, es solo un aborto". Este tipo de frases son las que muchas mujeres tienen que soportar después de sufrir un aborto, una muerte gestacional o incluso una muerte perinatal. "Yo lo escuché y mi hija cuando murió tenía tres años y medio, así que imagínate cuando el bebé no ha nacido", cuenta Gabriela Cunha, terapeuta de Somos Onet especializada en acompañamiento en el duelo. 

En España, la muerte de un feto se considera aborto precoz cuando se produce antes de las 12 semanas de gestación. Entre las 12 y las 22 semanas, o cuando el feto pesa menos de 500 gramos, se habla de aborto tardío y, a partir de las 22 semanas, muerte gestacional o perinatal (que incluye cuando el bebé fallece en el parto o a los pocos días). 

Sea cual sea la terminología, la muerte de un bebé es igual de dolorosa para sus padres, tanto si ha ocurrido en la semana 20 como en la 35. Sin embargo, el tabú que supone hablar de fallecimientos de niños y el desconocimiento, hacen que las parejas vivan su dolor de una forma muy solitaria.

"Cuando trabajo con parejas o con madres que pierden un embarazo siempre les digo que su dolor no es diferente del mío. El proceso de duelo que se activa es exactamente el mismo, con el valor añadido de la soledad con que se llevan estos procesos, la sensación de incomprensión que generalmente tienen las parejas en cuanto a este tipo de pérdidas. Como nadie ha visto a su hijo parece que no ha existido, pero para ellos sí", explica Cunha a MagasIN.

Recuperación física

A la hora de superar esta clase de pérdidas hay que pensar tanto en el factor físico como el psicológico. Por un lado, la mujer tiene que recuperarse físicamente y lo hará más rápido o más lento según el momento en que haya ocurrido la muerte. "No es lo mismo el tener un aborto precoz de 6 u 8 semanas que una muerte fetal en la que te deben inducir el parto", afirma Paloma Baviera, ginecóloga responsable de la Unidad de Ovodonación de la clínica de reproducción asistida Equipo Juana Crespo

"En un aborto precoz se expulsan restos de sangre con algún coágulo y la mujer no va a ver nada. Nosotros como médicos sí que podemos identificar estructuras embrionarias y placentarias, pero una persona que no sea sanitaria no. En caso de tener un aborto de más de 12 semanas, si lo expulsa por sí sola, sí que lo va a identificar y solo el hecho de verlo es mucho más traumático. También, con una muerte perinatal hay que inducir el parto porque con el paso de los días o semanas crece el riesgo de infección y complicaciones graves. Pero pasar por ese parto, además de físico, también tiene un fuerte impacto psicológico para la madre y la familia".

Si la mujer quiere volver a quedarse embarazada tras la pérdida, la doctora Baviera asegura que hay que esperar a la siguiente menstruación en caso de un aborto en el que no haya habido complicaciones, y una cuarentena cuando se trata de una muerte perinatal en la que ha habido un parto. Ahora bien, el tiempo para recuperarse emocionalmente de la pérdida es distinto.

El duelo

Tanto Baviera como Cunha, coinciden en que esta clase de muertes son "sucesos traumáticos que pueden provocar ansiedad, depresión, dolor y sentimientos de culpabilidad", por lo que es necesario pasar el duelo, cada una a su manera. "Desde que nacemos se nos transmite que las personas se mueren cuando son muy mayores. Entonces claro, encajar en tu mente la muerte de un niño, incluso dentro de tu vientre, rompe esa estructura y se activa un proceso para adaptarse a esa nueva situación que es sumamente dolorosa".

En este sentido, Gabriela Cunha expone que las bases en este tipo de duelo son las mismas. "Se pueden vivir con un cierto desorden, pero sea como sea la primera es el shock. Normalmente, en estos casos se utiliza la frase de 'no hay latido', que es brutal y a la gente se lo queda resonando en la cabeza. Luego viene la culpa. Se preguntan: qué es lo que hemos hecho mal; por qué a nosotros; esto me pasó porque comí aquello que no debería haber comido... No hay que buscar mil explicaciones a algo que no la tiene, que simplemente no tenía que ser. Pero claro, cuando encima son tratamientos de fertilidad, que son bebés tan buscados y tan deseados, la vivencia es tremenda. Está la impotencia, el dolor de la lucha de conseguirlo y perderlo, la rabia...".

A todo esto se añade el hecho de que muchos de esos niños aún no tenían nombre, lo que hace más difícil la despedida para muchas parejas. "Cada duelo es único, pero a veces sí recomiendo a las madres o parejas que piensen en qué nombre le pondrían para hacer ese trabajo de despedida. Otras veces es incluso mejor que no lo tengan, pero depende mucho de la persona".

Por su parte, la doctora Baviera recuerda que, en caso de que haya habido parto, "los estudios que tratan la superación de la muerte perinatal recomiendan que veas a tu hijo y te despidas de él. Si no, es un capítulo que no cierras y no te deja avanzar para dar el siguiente paso". 

Acompañamiento

Para ayudar a los padres, Cunha recomienda un acompañamiento desde "el cariño y el respeto" y evitar utilizar esas frases cliché que tanto daño les puede hacer. Asimismo, opina que sería conveniente que exista la opción de una baja temporal para que los padres puedan pasar su duelo, sea cual sea el momento en el que se produjo la pérdida tal y como reclamaba la activista Claudia Gómez, en una entrevista con MagasIN. "Imagínate a una mujer a la que le toca parir un bebé formado y pasar por un parto inducido las ganas que puede tener de volver al trabajo de repente, sin tripa, que le pregunten qué tal su niño o su niña... Además del tiempo que necesitas a nivel físico".

También pide que se destierre el tabú de las muertes perinatales para que los padres "se puedan desahogar sin miedo y sin sentirse incomprendidos". Por último, destaca que se ha superado el duelo "cuando puedes hablar de ello sin que sea una herida sangrante. Hay una frase que a me gusta mucho de John Barnett que utilizo en mis talleres y dice: Lo importante es crecer a través del dolor del duelo y permanecer vulnerables el amor. Es decir, una parte de ti se ha muerto, pero volverás a ser vulnerable al amor, volverás a ilusionarte y a retomar tu vida".