Una mujer embarazada.

Una mujer embarazada. Pixabay

Salud y Bienestar

Alerta sanitaria para embarazadas: estos son los sándwiches y la soja que debes evitar

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición actualiza los consejos dietéticos destinados a las mujeres gestantes.

5 enero, 2021 01:18

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Cuidarse durante el embarazo es una cuestión fundamental para prevenir riesgos. Los expertos llevan años alertando de la necesidad de establecer una alimentación equilibrada y segura, así como desarrollar una actividad física controlada, evitando el sedentarismo. Todo ello repercute positivamente en la salud de la madre y del futuro bebé.

La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), en colaboración con los colegios profesionales relacionados y la Dirección General de Salud Pública, acaba de publicar una actualización sobre sus directrices dietéticas destinadas a las mujeres gestantes. El cuadríptico Alimentación segura durante el embarazo. Consejos básicos para 40 semanas de tranquilidad recoge algunas de las últimas novedades científicas respecto a los alimentos que una embarazada no debe consumir.

Es de sobra conocido que las bebidas alcohólicas conllevan un riesgo para el desarrollo del feto; y que tampoco son recomendables los productos cárnicos crudos curados, es decir, el fiambre (chorizo, salchichón, salami, jamón). Pero la AESAN advierte sobre el peligro de consumir sándwiches envasados y otros alimentos envasados listos para tomar que contengan vegetales, huevo, carne, fiambres, pescado y derivados.

En este sentido, advierte también ante del consumo directo de frutas y verduras congeladas envasadas si en el etiquetado se indica que se deben cocinar, como por ejemplo un batido con espinacas congeladas. En cuanto a los zumos de tetrabrik, solo es aceptable su ingesta si están pasteurizados. Son muchísimo más saludables los recién exprimidos.

La lista de alimentos crudos que debe evitar una embarazada es extensa: hay que evitar la leche cruda y quesos frescos o de pasta blanda (Brie, Camembert, tipo Burgos o quesos latinos, mozarela y quesos azules) si en la etiqueta no dice que estén hechos con leche pasteurizada. También los brotes crudos de soja o alfalfa.

Los huevos crudos o preparaciones elaboradas con huevo crudo (salsas y mayonesas caseras, mousses, merengues y pasteles caseros, tiramisú, helados caseros, ponches de huevo…) no son buenas opciones, como tampoco la carne cruda (carpaccios, steak tartar...) o poco hecha —que se suma a la de caza silvestre, también a evitar—.

En cuanto al pescado, habría que evitar todos los que se consumen crudos (sushi, sashimi, ceviche, carpaccios), pescado ahumado refrigerado o marinado así como ostras, almejas o mejillones crudos. También se alerta sobre los riesgos que presentan el pez espada o emperador, atún rojo (Thunnus thynnus), tiburón (cazón, marrajo, tintorera, etc.) y lucio.

Las frutas y hortalizas crudas que no se hayan pelado o lavado y desinfectado previamente (incluyendo ensaladas embolsadas, preparadas y las consumidas fuera de casa) tienen sus peligros. Otro de los alimentos que la AESAN recomienda no consumir son los patés que se vendan refrigerados.

Consejos nutricionales

Los expertos proponen también una serie de sencillos consejos a seguir para llevar un embarazo saludable. Por ejemplo, beber entre dos y dos litros y medio de agua al día y moderar el consumo de sal, no superando los 5 gramos diarios, contando la añadida en el cocinado y la incluida en los alimentos que se compran.

Otras directrices consisten en tomar cinco raciones de frutas y hortalizas al día —siempre peladas, lavadas o cocinadas, para cubrir las necesidades de algunos nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra—, evitar fritos y apostar por preparaciones saludables con aceite de oliva virgen, consumir alimentos vegetales frescos, cereales integrales, legumbres, pescados —3 o 4 veces por semana, especialmente el azul a excepción de las especies citadas más arriba— o frutos secos.

Por último, se recomienda distribuir las comidas a lo largo del día de forma regular, aunque el número total de comidas que se realicen dependerá de las necesidades de cada una. Lo mejor es tomar un desayuno, una comida no muy abundante, una merienda ligera y cenar pronto (se puede tomar una pieza de fruta o un lácteo antes de acostarse).