Arthur Brooks y un grupo de amigas.

Arthur Brooks y un grupo de amigas.

Relaciones

Arthur Brooks, experto en desarrollo personal: "Vivir a menos de 1,5 km de un amigo, te hace un 25 % más feliz"

Cada vez más personas llegan a casa cada día con niveles bajos de felicidad. Una tendencia que podría estar muy relacionada con el aumento de la soledad.

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Son muchas las personas que regresan a casa con la sensación de no ser plenamente felices. Una emoción que, en muchos casos, se relaciona con el peso de las obligaciones diarias, las responsabilidades laborales o la percepción de haber perdido el control sobre el propio tiempo.

Ese desgaste emocional podría explicar por qué un 55% de los encuestados en España aseguran no ser plenamente felices. Sin embargo, la soledad destaca también como una de las principales causas de ese malestar generalizado.

El experto en desarrollo personal y profesor de la prestigiosa universidad de Harvard, Arthur Brooks, sostiene que "la felicidad es un virus mental que se transmite de una persona a otra y a otra, al igual que la negatividad". Esta es una de las razones por las que, según el experto, es muy difícil convivir con una persona negativa.

Así lo afirmaba durante una de sus entrevistas en el podcast de Steven Barlett, 'The Diary Of a CEO', donde aseguró que es precisamente esa forma de ser de los demás que se transmite la causante muchas veces de esa sensación de escasa felicidad.

Aun así, insiste en que hay un importante condicionante en esta realidad y este tiene que ver con el tipo de contacto que se tenga con esa persona y el vínculo: "Depende de cuánto contacto tengas con esa persona. Cuando existe un vínculo con ese individuo que te afecta a nivel emocional, el contagio de su estado en ti será mayor". En cambio, si el vínculo es mejor o apenas hay trato con esa persona, es menos probable que eso suceda.

Esta es la razón por la que el experto en desarrollo personal no duda en afirmar que "vivir a menos de 1,5 km de un amigo o familiar que se vuelve feliz, te hace un 25 % más propenso a serlo". Un contagio de la felicidad que según Brooks solo es posible hasta un tercer grado de proximidad.

Una conexión emocional que afecta en todas las facetas y tanto negativas como positivas: "Cuando tus amigos se divorcian, es más probable que tú también te divorcies. Y también que cuando tus amigos son felices, tú también lo seas", asegura.

Qué nos hace felices

Aunque definir la felicidad no es algo sencillo, sí que existe cierto consenso sobre qué factores la alimentan. Así lo refleja también el estudio global que realiza cada año la consultora Ipsos y que este 2025 ha vuelto a arrojar algo de luz sobre las fuentes más comunes de bienestar emocional en todo el mundo.

Según los resultados, la salud y el bienestar físico son, para un 54 % de los encuestados, la principal fuente de felicidad. Muy cerca le siguen la salud mental (53 %), la relación con la pareja o cónyuge (49 %) y sentir que la vida tiene un propósito (49 %). En quinta posición se sitúa la felicidad que aportan los hijos, con un 48 % a nivel global.

En el caso de España, el patrón se mantiene casi idéntico, aunque con una pequeña variación: las condiciones básicas de vida como el acceso a la vivienda, comida y agua, que ocupan el quinto lugar, por delante de la parentalidad.

Una muestra clara de que el contexto económico sigue siendo un factor determinante en la percepción de bienestar para muchos españoles.

Práctica de la gratitud

En ese camino hacia una vida con mayor felicidad destaca, entre otras técnicas, la práctica de la gratitud. Esta se ha consolidado como una de las estrategias más efectivas. Son varios los estudios en psicología positiva los que muestran que tomarse unos minutos al día para identificar y agradecer pequeños gestos, experiencias o relaciones mejora el bienestar emocional y reduce el estrés.

No se trata de ignorar los problemas, sino de entrenar la mirada para no pasar por alto lo que sí funciona en nuestro día a día. Un ejercicio tiene un efecto directo sobre el estado de ánimo, al igual que lo tiene rodearse de personas felices como señala Brooks.

Agradecer no solo cambia la forma en la que nos sentimos, también mejora cómo nos relacionamos con los demás. Una gratitud que, como la felicidad, también se contagia.