Retrato de las cirujanas en el quirófano del hospital HM Sanchinarro.

Retrato de las cirujanas en el quirófano del hospital HM Sanchinarro. Esteban Palazuelos Madrid

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Dos cirujanas españolas firman un nuevo hito de la medicina robótica: salvan del cáncer de mama dejando la piel intacta

Las doctoras Maite Blanco y Jimena Cantero realizaron la primera mastectomía con el sistema Da Vinci SP en el Hospital HM Sanchinarro de Madrid.

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El ser humano piensa en robots desde tiempos inmemoriales. Los eruditos del mundo antiguo describieron humanoides de metal en mitos y epopeyas. En el Renacimiento, uno de los máximos exponentes del arte de la época, Leonardo da Vinci, llevó este concepto a la realidad, diseñando el primer robot de la historia.

Los cuadernos del polímata contenían dibujos de un caballero mecánico con armadura, datados en 1495 y esbozados con formas tridimensionales. Reflejaban un vasto conocimiento derivado de sus investigaciones en anatomía y kinesiología, y se inscribían dentro del canon de proporciones que describió en el Hombre de Vitruvio.

Han pasado 530 años, pero el nombre del florentino sigue vinculado a la innovación técnica, ya que da bautizo a uno de los sistemas quirúrgicos más avanzados del mundo: los robots Da Vinci. Estos entraron en los primeros quirófanos de España en 2005 y han transformado la forma en la que se llevan a cabo intervenciones complejas.

Uno de sus desarrollos más avanzados es el Da Vinci SP (Single Port), que permite practicar cirugías asistidas a través de un solo puerto. El pasado 26 de abril, las cirujanas especializadas en Ginecología y Obstetricia Maite Blanco y Jimena Cantero realizaron la primera mastectomía robótica con este equipo en España.

Las doctoras Maite Blanco y Jimena Cantero, fotografiadas en la entrada del Hospital Universitario HM Sanchinarro.

Las doctoras Maite Blanco y Jimena Cantero, fotografiadas en la entrada del Hospital Universitario HM Sanchinarro. Esteban Palazuelos Madrid

El Hospital Universitario HM Sanchinarro de Madrid sirvió como escenario de esta intervención, que marca un antes y un después en el campo de la cirugía mamaria mínimamente invasiva en nuestro país.

La paciente, una mujer joven, fue seleccionada tras un exhaustivo filtro: Presentaba un carcinoma in situ —así se denomina cuando las células cancerosas están presentes, pero solo en la capa donde comenzaron y no han invadido tejidos circundantes— pero su mama era muy pequeña. Ahí, la opción robótica es perfecta”, explican.

Este tipo de intervenciones puede practicarse en una cantidad limitada de casos. Se indica en pacientes con mamas de tamaño reducido o mediano, no muy caídas, y en tumores poco agresivos. También es útil en mastectomías profilácticas —preventivas— para reducir el riesgo de desarrollar cáncer en personas con alto riesgo.

La cirugía del futuro

Según los últimos datos recogidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2025 se diagnosticarán 37.682 nuevos casos de cáncer de mama. Este tipo de tumor es el más frecuente entre las mujeres en nuestro país, por delante del cáncer colorrectal, de pulmón, cuerpo uterino, tiroides y páncreas.

El Da Vinci SP representa una evolución radical en la cirugía robótica aplicable a este ámbito de la salud. El sistema opera a través de una incisión mínima, de apenas unos centímetros a nivel axilar, por la que se introducen una cámara articulada y un único puerto con “muñeca” y “codo” capaz de recrear —y superar— los movimientos de una mano humana.

Las especialistas nos abren las puertas del quirófano donde realizaron esta intervención pionera.

Las especialistas nos abren las puertas del quirófano donde realizaron esta intervención pionera. Esteban Palazuelos Madrid

La articulación interna y el endoscopio 3D permiten una visión completa y una triangulación precisa, facilitando a quienes lo emplean el acceso a anatomías complejas sin redirigir el robot. El resultado: menos agresividad, mayor precisión y mejores resultados estéticos.

Aplicado en mastectomías, explican desde el hospital, "permite conservar completamente la piel de la mama y el pezón, y realizar una reconstrucción inmediata con prótesis directa, sin necesidad de cirugías posteriores complejas, lo que redunda en significativos beneficios físicos y emocionales para la paciente".

La doctora Blanco dirige la intervención desde una consola mientras Cantero asiste físicamente junto a la paciente. La coordinación entre ambas es absoluta: “La comunicación es constante. El robot tiene un micrófono, así que vamos hablando. Nos conocemos bien, llevamos más de tres años operando juntas. Esa conexión es clave”.

La doctora Blanco, a los mandos de la consola que guía el robot.

La doctora Blanco, a los mandos de la consola que guía el robot. Esteban Palazuelos Madrid

Detalle de los pedales de la consola.

Detalle de los pedales de la consola. Esteban Palazuelos Madrid

Cantero asiente: "Cuando estás en la consola, el interior de la mama se ve todo igual; sin alguien fuera guiando, es fácil perderse". Ella actúa como "los ojos" de su compañera, con la que comparte quirófano desde el Equipo Ginecológico del doctor Rodríguez Zambrano. Si algo dejan claro con estas palabras es que, no, el robot nunca sustituye al humano.

La intervención de abril no fue fruto de la improvisación. Ambas llevaban meses entrenando con modelos y simulaciones. Aun así, enfrentarse a una paciente real cambió todo. “Había mucha presión. Sabíamos que estábamos abriendo camino. Cuando terminamos, sentimos una mezcla de orgullo y alivio”, recuerda Blanco.

La operación duró algo más de cinco horas, según el protocolo que exige tanto la extirpación como la reconstrucción. La recuperación, sin embargo, es más llevadera que en una cirugía abierta. “No suele ser muy dolorosa. Muchas pacientes pueden reincorporarse al trabajo en unas tres semanas”, explica Cantero.

Eso sí, advierten las especialistas, "aunque por fuera parece mínima, por dentro es una cirugía muy radical. La piel necesita recuperar bien su vascularización. Hay que hacer un seguimiento cuidadoso”.

Con este robot, no solo cambian los instrumentos; también lo hace el modo de ser cirujano. Da Vinci SP requiere una nueva forma de trabajar, con beneficios para el profesional incluidos. “Es más ergonómico. Pasamos muchas horas en quirófano y esto lo hace más cómodo. Pero también exige muchísima formación y simulación”, comenta Cantero.

La doctora Jimena Cantero, manipulando el sistema, el primero de puerto único con el que se realiza una mastectomía en España.

La doctora Jimena Cantero, manipulando el sistema, el primero de puerto único con el que se realiza una mastectomía en España. Esteban Palazuelos Madrid

La curva de aprendizaje ha sido y sigue siendo —porque las especialistas continúan perfeccionando la técnica— "exigente" y a menudo se extiende más allá de la estricta jornada laboral. Las dos comenzaron a especializarse en el Da Vinci SP a través de unas formaciones en Turín a las que acudieron seleccionadas por su jefe, el doctor Rodríguez Zambrano.

“Hace un año, en los congresos, apenas se hablaba de mastectomía robótica. Algunos pensaban que no tenía futuro, pero la percepción ha cambiado muchísimo de repente", explican las ginecólogas. En 2025, este tipo de cirugía encaja con una tendencia global: hacer procedimientos cada vez menos invasivos.

Preserva la piel

“Conservamos más piel, extirpamos menos ganglios… Todo está orientado a reducir el trauma quirúrgico", señala la doctora Cantero. En cualquier caso, cabe destacar que esta técnica no solo cambia el abordaje quirúrgico, sino que también transforma el recorrido emocional de las pacientes.

La dupla de cirujanas, ante el objetivo.

La dupla de cirujanas, ante el objetivo. Esteban Palazuelos Madrid

“Aunque muchas nos dicen que la estética es lo de menos, después se dan cuenta de que sí importa. No todas pueden asumir el cambio que supone perder una mama con la misma fortaleza”, explica Blanco. Cantero secunda sus palabras: "Hay pacientes que no se miran al espejo durante semanas, sienten que su imagen no es la misma".

Las doctoras lanzan el mensaje de que "no somos nuestras mamas", pero admiten que es normal y humano verse afectada ante la extirpación de un pecho. Ellas mismas, como mujeres, aseguran entender esa sensación, y es por ello que apoyan a sus pacientes antes, durante y después de la intervención.

Operar, en general, va más allá de cuestiones técnicas; implica un "vínculo muy fuerte" con ellas, que esperan de sus cirujanas no solo pericia, sino acompañamiento: “Necesitan claridad, seguridad… y ayuda emocional. Derivamos a psicología si es necesario, pero a veces nosotras mismas hacemos ese papel”, dice Cantero.

A las doctoras no se les olvidará nunca esta intervención histórica en el HM Sanchinarro: "La paciente vino con miedo, como es lógico para cualquier mujer que va a operarse sin saber qué resultado esperar. Pero fue encantadora y confió en nosotras desde el principio. Estaba orgullosa y feliz de poder conservar su piel".

El Hospital Universitario HM Sanchinarro destaca a nivel nacional por ser un centro puntero en los abordajes quirúrgicos de alta complejidad.

El Hospital Universitario HM Sanchinarro destaca a nivel nacional por ser un centro puntero en los abordajes quirúrgicos de alta complejidad. Esteban Palazuelos Madrid

Ambas comparten una visión vocacional de la medicina. Blanco lo supo desde niña: “Mi madre dice que ya operaba muñecos. Siempre quise ser médico”. Su compañera lo descubrió más tarde, en el bachillerato, gracias a unos proyectos de voluntariado con los que se dio cuenta de lo mucho que disfrutaba ayudando a los demás.

Dijo una vez Max Planck que “la ciencia es la progresiva aproximación del ser humano al mundo real”. Esa idea podría aplicarse al trabajo que realizan Blanco y Cantero. En su quirófano, como en el laboratorio del Nobel de la física, hay precisión y avances. Pero también hay una dimensión intangible y emocional que no figura en los manuales.

Ese doble plano —la ciencia que corta con exactitud y la humanidad que sutura con cuidado— marca el compás de la conversación con las doctoras. Ellas aseguran que su labor es "una responsabilidad, pero también un privilegio", e invitan a seguir impulsando el futuro de la investigación en España: "Todo lo que se invierta en salud es poco", coinciden.

Retrato de Maite Blanco y Jimena Cantero, el día de su entrevista con Magas.

Retrato de Maite Blanco y Jimena Cantero, el día de su entrevista con Magas. Esteban Palazuelos Madrid

Para seguir llevando al quirófano las bondades del Da Vinci SP, las especialistas quieren a más candidatas: "Si de cada veinte pacientes que recibimos dos reúnen los criterios, hacer volumen es difícil. Por eso, necesitamos que las mujeres sepan que este procedimiento existe y lo demanden, para que podamos valorarlas y ayudarlas", concluyen.