Leo Margets es imagen de Winamax, la empresa de juegos de azar francesa.

Leo Margets es imagen de Winamax, la empresa de juegos de azar francesa. Cedida.

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Leo Margets, la reina española del póker: "Soy una más, en los torneos profesionales hay muy pocos neandertales"

De trabajar en una multinacional a triunfar en los torneos más prestigiosos de Las Vegas o Montecarlo alzándose con premios de más de 350.000 dólares.

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"Tanto en el póker como en la vida, muchas veces, el resultado es azaroso", sentencia Leonor Margets (1983), aunque ella prefiere que la llamen Leo. Es jugadora profesional desde hace más de 16 años y se ha alzado con varios premios de seis cifras. Está considerada una de las mejores del mundo, pero sus inicios fueron fruto de la casualidad, gracias a la primera cita que tuvo con la que fue su pareja durante 11 años.

"Él tenía una partida esa noche y le acompañé, pero yo solo quería que le eliminaran para que nos fuéramos a tomar una copa", confiesa entre risas. Al final, el hobby de su novio se convirtió en el suyo propio y, actualmente, es a lo que más horas dedica al día. Eso sí, lo compagina con su otra gran pasión: el gimnasio y, como dice ella, "los entrenamientos no son negociables porque me encantan".

El póker es el juego de cartas más practicado a nivel mundial, pero, lejos de lo que la gente piensa, "los naipes no son más que la herramienta, porque lo que realmente usas es la psicología, las matemáticas y la capacidad de adaptación a la partida y a tus rivales; es lo más parecido a la vida que conozco", expresa Margets.

Empezó jugando con gafas de sol —graduadas porque no ve bien— para observar sin que sus oponentes se dieran cuenta, pero, a día de hoy, confiesa que juega sin cristales opacos porque se siente cómoda mirando a la cara. "Creo que es intimidante cuando lo haces sin miedo", anota.

Debutó en Barcelona, su ciudad natal, en un torneo universitario que se disputaba en el casino de la capital. El estreno fue por todo lo alto, porque ganó y eso le dio "una visibilidad de locos". Siguió recorriendo mesas de manera amateur mientras finalizaba sus estudios, la carrera de Business Studies en Londres y un Máster en Dirección de Empresas de Comunicación en la Ciudad Condal.

Leo Margets cuando obtuvo el brazalete de la WSOP de Las Vegas (2021), superando a 1.903 oponentes y llevándose 376.850 dólares.

Leo Margets cuando obtuvo el brazalete de la WSOP de Las Vegas (2021), superando a 1.903 oponentes y llevándose 376.850 dólares. Cedida.

En realidad, nunca ha dejado de estudiar, solo que ahora lo hace sobre naipes. Cada día dedica un mínimo de dos horas a actualizar sus conocimientos sobre el póker, otro tanto a revisar sus manos para ver sus errores y también saca tiempo para jugar partidas online. De hecho, cuando no está de viaje compitiendo, apuesta virtualmente, ya que le permite hacerlo en varias mesas a la vez.

"Es un juego tan complejo, con tantos árboles de decisiones, que lo aprendes en diez minutos, pero no lo acabas en toda una vida", detalla la catalana. Es fiel defensora de que "en el estudio está la ventaja", pero es muy consciente de que el factor suerte tiene un peso muy importante.

Margets comenta que una de las enseñanzas que le ha dado el póker es gestionar bien su dinero. Advierte que apostar abre la posibilidad de pasar por una mala racha, pero ella sabe qué hacer si eso pasa: "Si te va mal, empiezas a jugar más barato y diversificas mucho".

Palmarés de victorias

Fue en 2009 cuando se catapultó a la fama internacional tras participar en World Series of Poker (WSOP), la competición más prestigiosa que se celebra en Las Vegas. Allí logró un hecho histórico, finalizó en la 27ª posición entre 6.494 participantes, convirtiéndose en 'la última mujer en pie' ese año y ganando un premio de 352.832 dólares. "En ese momento decidí que quería convertirme en una bestia de esto", apostilla.

La otra gran pasión de Leo Margets es el deporte.

La otra gran pasión de Leo Margets es el deporte. Cedida.

Ese reconocimiento le consiguió su primer contrato con un patrocinador e iniciar su carrera profesional sobre los tapetes de fieltro verde. Fue consolidando su reputación con victorias como la obtenida en la Full Tilt Poker Master Series en Lloret de Mar (2010) —siendo la primera española en conseguirlo— o en el European Poker Tour (EPT) celebrado en Montecarlo (2012) y un tercer puesto en el festival de Marbella PokerStars (2017).

Aunque ya llevaba varios años acumulando trofeos, el éxito que recuerda con más cariño fue cuando obtuvo el brazalete de la WSOP de Las Vegas (2021) —fue la primera mujer en hacerlo— al ganar uno de sus eventos, superando a 1.903 oponentes y llevándose 376.850 dólares.

En el mundo del póker, los torneos como las WSOP o el EPT son equivalentes a los campeonatos mundiales en otros deportes. Ganar o destacar en ellos es comparable a obtener medallas en los Juegos Olímpicos o títulos en campeonatos mundiales.

Rompiendo estereotipos

Una vez más, se trata de un sector en el que las mujeres son minoría. Se estima que el porcentaje de jugadoras oscila entre el 7% y el 15% en el mejor de los casos, según 888poker, una de las salas de póker online más conocidas. Cuando Leo empezó, pensó que eran muy pocas chicas, pero que con el tiempo habría más. Sin embargo, explica que las cifras se han mantenido desde entonces.

"Biológicamente hay diferencias. Por ejemplo, las chicas tienen más aversión al riesgo y por eso no les suele gustar tanto este mundillo. No es problema de referentes; yo creo que te puede inspirar cualquier persona, no hace falta que sea de tu mismo sexo", asegura la catalana.

Las mujeres son menos; sin embargo, el 80% de los patrocinios son con ellas. "Llamamos más la atención. A mi ser mujer, además de deportista y una buena oradora, me ha beneficiado para conseguirlos porque soy un perfil raro", confiesa Margets.

Su experiencia personal al competir en mesas rodeada de hombres es positiva. "Yo siempre me he sentido una más. La verdad es que en torneos profesionales hay pocos neandertales", declara Leo.

Día a día

La catalana antes de adentrarse en el mundo de las cartas estuvo trabajando —ella dice "pringando"— en una multinacional, lo que le hizo valorar su tiempo y afirmar que su actual estilo de vida es el que más le gusta y por tanto, el mejor. Confiesa: "Para mí, el mayor éxito es poder levantarme sin despertador cada mañana".

También es verdad que resalta la existencia de algún aspecto negativo. Por ejemplo, los premios tributan como ganancias patrimoniales en la declaración de la renta y, hasta hace poco, aplicaban el impuesto sobre el total, sin descontar los elevados gastos relativos a la inscripción del torneo, el transporte y el hospedaje. Ahora ha cambiado. En la mayoría de las comunidades autónomas el gravamen se hace sobre los beneficios y no sobre los ingresos.

Su día a día discurre en Andorra rodeada de sus amigos y de sus perros y gatos, a los que ella llama familia. También medita al salir de la ducha o al terminar de entrenar, y revela que es curiosa por naturaleza. Por eso, es normal encontrarla leyendo dos o tres ensayos a la vez, pero dice que no ve el momento de abrir una novela.