
Una escena de la nueva temporada de la serie.
Los estereotipos femeninos que la nueva temporada de 'The White Lotus' hace saltar por los aires (y los que no)
Los capítulos de la tercera entrega presentan a mujeres de diferentes perfiles y se adentra en las relaciones entre ellas, sus amores y sus familias.
Más información: El hotel de Mallorca que sirve un menú especial de cócteles y comida inspirado en los destinos de The White Lotus
The White Lotus, la sátira sobre el privilegio, la riqueza y las relaciones de poder, ha vuelto a la carga con una tercera temporada abordando la espiritualidad y la muerte que implica así mismo procesos de transformación. El escenario también es otro. Esta vez el resort de ultralujo que promete descanso y bienestar está situado en Tailandia, en medio de una exuberante belleza natural, donde abundan variopintos reptiles y monos.
De más está decir que, como ya hemos visto en anteriores entregas, las cosas se tuercen dando giros sorpresivos, y es justo en este escenario donde cobra todo su sentido la famosa escultura de 'los monos sabios o místicos', relacionada con el mal, la injusticia y la insatisfacción.
Mike White, creador y director de la serie, vuelve a desarrollar personajes femeninos con mucha miga, partiendo de los estereotipos para luego hacerlos estallar en mil pedazos; en unos con más éxito que en otros. Hasta ahora apenas hemos conocido algunos de los capítulos que componen esta nueva temporada, pero a juzgar por el tiroteo que inicia el primer episodio y por el paulatino desarrollo de los personajes, aún pueden surgir sobresaltos.

Chelsea (Aimee Lou Wood) Chloe (Charlotte Le Bon), en uno de los episodios. HBO-MAX
Las tres 'frienmies'
Ciertas dinámicas de personajes clave en The White Lotus 3 (HBO) se desarrollan en tríos, siendo el más notable el compuesto por Laurie Duffy (Carrie Coon), Kate Bohr (Leslie Bibb) y Jaclyn Lemon (Michelle Monaghan).
Las amigas de toda la vida, que se conocen desde la infancia, llegan al lujoso hotel para compartir unos días juntas. Tienen la intención de acortar la distancia que ha enfriado la relación, se prometen una reconexión y "nuevos recuerdos". En apariencia la crisis de la mediana edad brilla por su ausencia. "Este es un viaje de la victoria", exclaman y celebran.
Estas cuarentonas blancas, rubias y adineradas, con cuerpos normativos, se jactan de su "buena suerte en la vida", se profesan amor, se elogian mutuamente con exageración, pero no tardarán en sacar las varas de comparación.
Buscan validación cuando cotejan sus logros, el aspecto físico, el matrimonio (si es que aún está vigente), los hijos (bien educados y encaminados, o no), así como el proceso de envejecimiento de cada una y qué han hecho para detenerlo. Saben que no está bien compararse. pero no optan por un diálogo honesto. Esto es lo que se puede denominar como una amistad tóxica de manual.
Jaclyn es una exitosa y famosa estrella de televisión que vive en Los Ángeles, y recientemente se ha casado con un actor 10 años menor que ella. Consciente de su obsesión hacia su imagen y por mantener una excelente apariencia física, en el episodio dos comenta con un dudoso dejo de queja que más bien es triunfante: "Y encima me caso que siempre está cachondo".
Desde el principio se deja en claro que ella ocupa el puesto más alto en la jerarquía, ya que ha pagado la estancia en el hotel, por lo que se queda con la mejor habitación. Además, es el centro de referencia: la reconocen, alaban y destacan.
Kate vive en Austin (Texas), está centrada en la crianza de sus hijos y en su pareja, Dave, que está al frente de una empresa de cierto renombre en la ciudad. "No sé si la gente se me acerca porque le caigo bien o por obtener ventaja", reflexiona en voz alta.
Su vida perfecta se ve desdibujada frente a los logros profesionales de sus amigas. Y luego está su dudosa posición política: niega ser republicana y votante de Trump. "Mi marido sí votó por él, yo soy independiente (…)", admite para zanjar hábilmente la conversación con una enigmática sonrisa. "¿En serio vamos a hablar de Trump esta noche?", pregunta.
Por su parte, Laurie es una abogada corporativa en Nueva York, divorciada y con una hija adolescente. "¡Todo lo que haces es tan difícil!", le dice Jaclyn poniendo cara de admiración que más bien colinda con la lástima.
Quizás sea la menos adinerada del trío, pero es intelectualmente superior al resto. Pronto nos enteraremos que tiene ciertos problemas, incluyendo su afición al alcohol, sin embargo prefiere seguir el juego antes que pedir apoyo.
No cabe duda de que entre estas mujeres hay un afecto genuino, pero ya no son las mismas personas de antaño. Las conversaciones fluyen gracias a la superficialidad, y cuando amagan con adentrarse en temas profundos y pantanosos, la ilusoria armonía se tambalea.
En una constelación ya sabemos lo que pasa cuando una se ausenta, las dos que quedan hablan de quien no está. Y cuando se da esta situación, la ausente siempre logrará escuchar que la están literalmente detripando.
De Jaclyn dicen que es narcisista, vanidosa, que quizás todo en ella sea una fachada. "Ya sabes lo que se suele decir:'‘Mientras más grande y pulida es la fachada, más grande es la mentira", no pone en duda Kate.
De Kate dicen que es una mujer humillada sometida a las decisiones de su marido y de su entorno; mientras que de Laurie afirman que se ve deprimida, que está estancada en su trabajo, que su hija es problemática y que no tiene mesura al beber.
Estas tres protagonistas representan una amistad tóxica que muchas películas y series actuales, quizás atendiendo el momento vital de los feminismos, habían querido – e intentado – sepultar. Puede que corresponda a una cuestión generacional, de mujeres que han crecido con la presión de ser perfectas en todo, y bajo el yugo de las estructuras patriarcales que desde siempre han dinamitado la sororidad.
Mike White y sus maravillosas actrices nos dan un baño de dolorosa realidad: es difícil (aunque no imposible) romper con la impronta del patriarcado que con su 'divide y vencerás' nos ha inyectado el veneno de la competitividad negativa, del recelo, de la envidia y de otras malas hierbas.
A juzgar por la resonancia y debate que han generado estos personajes con su vibra de frienemy )amigas-enemigas) desde el estreno de la tercera temporada de The White Lotus, muchas mujeres han admitido verse reflejadas en ellas, por lo que confrontarlo, analizarlo y emprender un concienzudo proceso de erradicación en nuestras vidas (las de verdad) debería ser la meta.
Mientras, en la ficción, todo apunta a que la tensa clama entre Lauire, Jaclyn y Kate entre en erupción.
Ricos cutres
En esta temporada tampoco podía faltar una adinerada familia funcionall. Los Ratliffe, también de Texas, llegan a Tailandia con sus hijos (esta es la otra constelación de tres) aprovechando que Piper, una de ellas, está preparando una tesis sobre el budismo.

Piper (Sarah Catherine Hook) es una apasionada del budismo y el yoga. HBO-MAX
Está interpretada por Sarah Catherine Hook y es la del medio, manipulada por su hermano mayor (Saxon, musculado ególatra y pornoadicto, encarnado por Patrick Schwarzenegger), y dispuesta a ser una buena influencia para el menor Lochlan (Sam Nivola). Parece más bien un elemento extraño en es clan centrado y movido por el dinero, así como por su posición social.
La joven universitaria cuestiona el privilegio desde el epicentro del mismo. Describe el hotel elegido para la estancia como "un Disneyland para ricos bohemios de Malibú que usan mallas de yoga Lululemon" y no pierde la oportunidad para expresar lo que piensa de la mayoría de los pudientes: "Son cutres".
Está genuinamente interesada en temas espirituales y tiene la intención de quedarse una temporada en un templo budista, un plan que sus padres aún desconocen. Su madre Victoria (Parker Posey), como una queja-decepción-lamento le dice a su marido Timothy (Jason Isaacs), un financiero a punto de explosionar por un escándalo que mantiene en secreto: "Venir al otro lado del mundo (…) ¿Acaso no podía hacer su tesis sobre su propia religión?".
La mujer, que consume el sedante Lorazepam como si fueran Mentos, con su perenne tono aletargado, que no es zen, arbitra las múltiples discusiones que se desatan entre sus hijos mayores. Obsesionada con la decencia y la ordinariez de la gente – independientemente de la fortuna que amasen -, les recuerda, no solamente su privilegiada proveniencia, sino también que la mayoría de las personas no posee valores y son estafadores.
"Tenéis que ser supercuidadosos, debéis ser más listos que nadie", alecciona, sin siquiera sospechar lo que le espera. ¿Será Piper la única que se salve del tsunami que se cierne sobre los Ratliffe?
Las chicas que parecen tontas, pero no lo son
Existen dos personaje que corresponde a este consabido arquetipo que Mike White había ya reformulado en la segunda temporada desarrollada en Sicilia, con Mia (Beatrice Grannò) y Lucia (Simona Tabasco). Aunque esta vez, y a juzgar por lo poco que hemos visto, no logra mayor impacto.
Cuando Chelsea (Aimee Lou Wood) conoce a Chloe (Charlotte Le Bon) en el bar del hotel, le dice a su novio, Rick (Walton Goggins) que ha hecho buenas migas con una mujer que "es joven y divertida como yo", que además tiene también como pareja a "un hombre mayor, rico y calvo".
La locuaz y sociable Chelsea llega a Tailandia del brazo del insoportable y atormentado Rick, mostrándose más preocupada en recuperar la alegría de su pareja que en ella, le reitera que son almas gemelas. Aunque a veces suene como una romanticona de catálogo, Chelsea es el motor para descubrir las motivaciones de un personaje que maquina una venganza.
En este sentido la exmodelo francocanadiense Chloe, liada con un viejo conocido de otras temporadas que se ha cambiado el nombre - Greg a Gary -, también tiene en común con Chelsea el hecho de que constituye una vía para saber más de sus hombres, pero no precisamente de ellas.
Cuando creíamos superada la era de los roles femeninos como meros accesorios de los personajes masculinos, con cierta decepción hay que afirmar que Mike White demuestra los contrario en los cuatro primeros capítulos de esta nueva entrega
Una vieja conocida y nuevas cara
Belinda Lindsey (Natasha Rothwell), la gerente de spa en la primera temporada en Hawai, aterriza en Tailandia con el objetivo de formar parte de un programa de intercambio de empleados para aprender nuevas técnica de wellness, pero también para emprender un proceso de renacimiento personal.
La afrodescendiente y madre soltera, que también tiene el estatus de clienta del resort, resume a un colega tailandés los últimos años difíciles en Maui. Cuenta sobre la muerte de su amigo y jefe "en un absurdo accidente en el trabajo", y la gran decepción que vivió cuando "una mujer rica que se suponía me iba ayudar a abrir mi propio spa, se echó para atrás para largarse con un tipo que acababa de conocer". Aquella persona era (la ya icónica) Tanya McQuoid (Jennifer Coolidge) y él, Greg Hunt, alias Gary (Jon Gries), que vuelve a cruzarse en su camino.

Sritala Hollinger (Lek Patravadi) es uno de los nuevos personajes. HBO-MAX
Quizás por ser una vieja conocida a Belinda no le envuelve el halo de misterio que sí se detecta en otros personajes femeninos que irrumpen en esta nueva temporada, tal como Sritala Hollinger (Lek Patravadi), una de las propietarias del hotel.
Desde su primera escena, esta famosa y celebrada actriz tailandesa ya retirada, se presenta como toda una diva, que sobre el escenario derrocha magnetismo, y como poderosa jefa despierta respeto y hasta miedo.
Entre las empleadas de las que poco se sabe, pero que puede que tengan un desarrollo más significativo en los capítulos venideros, destaca la consejera espiritual e instructora de meditación Amrita (Shalini Peiris), que posee la habilidad de escanear con la mirada y de hacer que sus pacientes salgan de sus caparazones.
Así como también se nota esa aureola misteriosa en la mentora de salud Mook Sornsin (Lalisa 'Lisa' Manoban, cantante de Blackpink que debuta en la actuación), y que como varios empleados también es parte de los shows musicales del hotel. Ya alcanzado el ecuador de la esperada nueva temporada de The White Lotus, todo apunta a que todos estos personajes femeninos pueden dar más de una sopresa.