Rachel Lancaster, en una creatividad de Magas.

Rachel Lancaster, en una creatividad de Magas. Julia Ramírez

Protagonistas

Rachel Lancaster, directora artística del Circo del Sol: "Durante tres horas el público olvida su vida diaria"

Detrás del telón de 'Alegría', se esconde el liderazgo de una mujer que supervisa la carga de trabajo y la motivación de una de las más grandes compañías de circo.

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Las luces se atenúan y el escenario se llena de tonos azulados, evocando un ambiente nocturno y misterioso. La música empieza a sonar suavemente, con los característicos acordes del tema principal de Alegría, compuesto por René Dupéré. Los payasos emergen de las sombras, luciendo trajes de colores vibrantes y detalles oníricos, mientras las ninfas danzan y el maestro de ceremonias presenta al público el mundo mágico.

Acrobacias en barras rusas, trapecio sincronizado, contorsionismo y danzas aéreas. El Circo del Sol ha regresado a España con una de las propuestas más reconocidas de la compañía, el símbolo de cómo se puede contar historias profundas sin recurrir a palabras. Alegría. Bajo una nueva luz es una reinterpretación del primer show que marcó el éxito internacional de la compañía, llevado a escena por primera vez en 1994. "La decisión de rehacerlo fue realmente significativa. Queríamos mantener los mismos sentimientos que la gente recordaba del original", explica la directora artística Rachel Lancaster.

Este espectáculo ha trascendido los límites del circo tradicional: su banda sonora ha resonado mucho más allá de la lona de la gran carpa y sus personajes son conocidos en todo el planeta. Sin embargo, detrás del telón, se esconde el trabajo minucioso de una mujer que supervisa el bienestar, la carga de trabajo y la motivación diaria de los 62 miembros del elenco.

Lancaster ha logrado reimaginar este clásico manteniendo las emociones, melodías y esencia de la base de su éxito. Su objetivo es ofrecer al público un espectáculo impecable, respetando el concepto original y asegurando su evolución continua a lo largo del tiempo.

Liderar con autenticidad

Dirigir una compañía de esta magnitud no es tarea fácil y ella reconoce la responsabilidad que conlleva su posición, especialmente siendo mujer en un ámbito históricamente masculino. "Es un rol que requiere grandes sacrificios. A menudo se nos pide aceptar menos al principio, renunciar a vacaciones y priorizar la carrera para avanzar", confiesa.

Sin embargo, más que un peso, Rachel ve en su trabajo una fuente de orgullo. Ser parte de una organización que no solo ha transformado el circo contemporáneo, sino que también ha dejado una profunda huella cultural desde su fundación en 1984, es para ella un privilegio. "Es un honor cuidar de algunos de los escenarios más increíbles del mundo", confiesa con una sonrisa que refleja la pasión que la impulsa.

Le Cirque du Soleil no es solo un espacio de espectáculo, sino también de inclusión y diversidad. Con una fuerte presencia de directoras artísticas, sus producciones celebran cuerpos y habilidades únicas, rompiendo barreras de género y explorando narrativas universales que tocan a personas de todas las edades y procedencias.

Un camino marcado por el arte

La carrera de su directora artística comenzó en la danza, un sector tradicionalmente liderado por ellas. Desde sus inicios, ha tenido como referentes a figuras femeninas que le han servido de inspiración, tanto en su etapa de estudiante como de intérprete. Ahora, lidera un equipo mayoritariamente de mujeres, algo que, según ella, refleja una cultura organizativa que siempre ha valorado su liderazgo. "Es genial que nadie tuviera que pedirles: 'por favor, hagan espacio para las mujeres'", comenta.

Rachel Lancaster ha reinterpretado el show de la compañía.

Rachel Lancaster ha reinterpretado el show de la compañía. Cedido

Nunca ha sentido que el género fuera un obstáculo para avanzar. Aunque esperaba enfrentarse a más desafíos, especialmente al trabajar con equipos predominantemente masculinos provenientes de culturas más conservadoras, asegura que nunca tuvo que lidiar con problemas de percepción. Con una personalidad fuerte y auténtica, Lancaster destaca la importancia de la confianza y la honestidad en su estilo de liderazgo. Siempre ha trabajado desde el respeto, adaptándose a las distintas personalidades y culturas de su entorno. "Cuando las personas entienden que estás dispuesta a darles espacio y tiempo, esas relaciones florecen. Algunas culturas manejan el humor de forma distinta, lo que afecta las dinámicas, pero todo se resume en dar tiempo y espacio", explica.

Un gran paso

Pasar de intérprete a directora artística fue un gran paso. Aunque ya tenía experiencia con equipos, este rol le exigió aprender aspectos técnicos y dinámicas de trabajo completamente nuevos, como colaborar con gimnastas, un entorno muy diferente al de la danza.

Estar al frente de una compañía tan grande implica una enorme responsabilidad que abarca tanto la parte creativa como la gestión. Combina largas horas en el escenario, organizando cada detalle, con la supervisión de todo lo que sucede tras bambalinas. "Fue un proceso largo, pero aprendí a valorar las habilidades y perspectivas únicas que las mujeres pueden aportar al liderazgo", reflexiona.

Según Lancaster, ellas no necesitan enfrentar los desafíos como lo han hecho históricamente ellos: "Tenemos habilidades y perspectivas diferentes, y eso es algo que debemos celebrar". En su visión, avanzar implica no solo reconocer el trabajo de las mujeres que han abierto camino, sino también inspirar a las generaciones futuras. Sin embargo, advierte que no basta con esperar oportunidades: "Nadie vendrá a ofrecértelas. Tienes que tomarlas".

Una experiencia única

Desde su fundación en 1984, Le Cirque du Soleil ha dejado una huella cultural imborrable. Una de las preguntas que la compañía se plantea constantemente es: “¿Qué hacemos bien? Y, si queremos seguir haciéndolo bien, ¿qué necesitamos mejorar para mantenernos relevantes?"

Rachel considera que el verdadero talento de la empresa radica en su capacidad para crear mundos que transforman a las personas. "Capturamos la atención del público durante tres horas y le hacemos olvidar su vida diaria. Esa experiencia completa, que combina logros artísticos y narrativos, es algo increíble", explica.

El propósito del circo es inspirar y provocar emoción, haciendo que lo imposible parezca posible. Con Alegría, mezcla música en vivo, trajes impresionantes y acrobacias extraordinarias para contar una historia sobre el poder, la jerarquía y la revolución, temas que trascienden generaciones. "Lo que la gente recuerda no son los detalles, sino cómo se sintieron. El espectáculo es una experiencia que transporta, que conmueve y que conecta con lo más profundo del ser humano", concluye.