Ana Oncina con su último libro publicado Croqueta y Empanadilla en Japón (2024).

Ana Oncina con su último libro publicado "Croqueta y Empanadilla en Japón" (2024). Cedida.

Protagonistas

Ana Oncina, la española que conquista Japón con sus cómics: "Es difícil vivir de esto, la industria es precaria"

Ha sido incluida en la lista Forbes de los creadores menores de 30 años más influyentes en Europa y la primera autora de nuestro país premiada en Japón.

Más información: María Muñoz, la ilustradora abulense que trabaja para Louis Vuitton, Dior o Tiffany: "Empecé pintando en la calle"

Publicada

Una de las mayores aspiraciones de los artistas suele ser que la gente reconozca sus obras sin necesidad de indicar que son suyas. Es decir, que su estilo sea tan característico que el público no tenga dudas. Ana Oncina (Alicante, 1989) ha conseguido esto con sus trazos.

Esta joven, con 24 años, empezó ilustrando la cotidianidad de su vida en pareja a través de una croqueta y una empanadilla. Lo que nació como un hobbie se acabó por materializar en una novela gráfica que se titula con esos dos ingredientes tan españoles y que fue todo un éxito, ya que cada mes se agotaba una edición.

"La primera vez que pasó, la editorial me dijo que no me acostumbrara, que no era lo habitual y que seguramente no se volvería a dar", detalla Oncina en conversación con Magas. Pues se equivocaron porque Croqueta y Empanadilla llegó hasta la decimoctava. De hecho, en los años siguientes, sacó hasta tres volúmenes más con los mismos protagonistas.

Con esa serie ganó el premio del público en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona en 2015 y, además, fue nominada como mejor obra española en Ficomic. Esto la llevó a ser incluida en 2017 en la lista Forbes de los creadores menores de 30 años más influyentes en Europa.

"La idea surgió de lo más casual. En un viaje, un tanto catastrófico, mi novio me dijo que estaba empanada y ahí comenzó todo. Aunque nunca pensé que mis vivencias personales fueran a gustar tanto", relata la alicantina.

Hoy, esos dos alimentos son su seña de identidad y los que sus lectores siguen demandando. Tanto es así que, siete años después del primer ejemplar, acaba de publicar una nueva entrega de ese peculiar dúo que está agotándose en las librerías: Croqueta y Empanadilla en Japón.

Lejos de encasillarse, publicó otros libros de temática fantástica, aventurera, adolescente y humorística como Los f*cking 30 (2019), Just Friends (2021) o Planeta (2023). De hecho, el recuerdo más bonito que conserva ocurrió el año pasado, cuando su cómic juvenil fue galardonado en la XVII edición del Premio Internacional de Manga de Japón, convirtiéndose así en la primera española en conseguirlo.

La invitaron a pasar una semana al país nipón para recoger el galardón "Todas mis historias se han visto influenciadas por ese lugar, así que supuso todo un orgullo el reconocimiento. Además, pude vivirlo con muchos compañeros de profesión provenientes de diferentes partes del mundo. Fue un regalo inesperado a la par que precioso, y dudo que se vuelva a repetir", señala sonriendo Ana.

Estudió Bellas Artes en la Universidad de Valencia y, cuando acabó, se mudó a Barcelona en busca de oportunidades laborales, ya que allí se encontraban las grandes editoriales. "Yo crecí con el boom del manga, gastaba mi paga en las historietas de Dragon Ball y Marmalade Boy", expone Oncina.

Mientras aceptaba sus primeros encargos en la Ciudad Condal, trabajó en un hotel para poder pagar el alquiler. Sin embargo, esto le duró poco. A los seis meses, el volumen de pedidos era tal que decidió dedicarse en exclusiva al mundo de la ilustración.

Actualmente, está trabajando en un nuevo proyecto del que puede hablar poco, pero algo nos ha desvelado: "Es una historia que se sale totalmente de mi zona de confort, nunca he creado nada igual. Se trata de una adaptación literaria hecha cómic".

De la mente al papel

Para que un libro vea la luz, Ana Oncina confiesa que invierte mucho esfuerzo y que, desde que traza el primer boceto hasta que se publica, puede pasar un año y medio o hasta dos. Pero no le importa, mima cada página porque quiere conseguir lo mismo que ella siente con las viñetas que lee de Bianca Bagnarelli, Chris Ware o Taiyo Matsumoto: "Que la gente se identifique y siga pensando en ellos cuando los acabe".

Aunque le gustaría decir que trabaja solo cuando le viene la inspiración, lo cierto es que se pone horarios y se obliga a dedicarle tiempo todos los días. "Currando es cómo fluyen las cosas y se te van ocurriendo más formas de ser creativa y solucionar los contratiempos", apostilla.

Y es que ahora, además de todos los proyectos editoriales, también gestiona su tienda online, acude a ferias para vender sus productos, da conferencias y sube contenido a su Patreon, una plataforma en la que creadores digitales cuelgan obras en exclusiva para sus suscriptores a cambio de una compensación económica mensual.


"Es muy complicado vivir solo de las publicaciones, la industria española del tebeo es muy precaria. Además, muchos premios no tienen compensación económica", comenta. El 51% de los autores percibe ingresos que no alcanzan el salario mínimo interprofesional, según el Libro Blanco del Cómic en España elaborado en 2024 por la Asociación Sectorial del Cómic e impulsado por el Ministerio de Cultura.

Este ejemplar también evidencia que los creadores en ese sector, en un 78%, son hombres. Ana explica que desde que ella empezó ha visto que el número de autoras ha crecido bastante y que, ahora, la situación ha mejorado lo suficiente como para que las mujeres piensen que hay hueco para ellas.

Eso sí, para lo que cree que no hay cabida, o por lo menos mientras no exista regulación, es para la inteligencia artificial generativa. "Esta es la que se nutre del trabajo del resto que está subido a internet y sin dar ningún tipo de reconocimiento a quienes lo hicieron, por lo que vulnera el derecho de la propiedad intelectual", expresa molesta.