Fotografía de María Moreno.

Fotografía de María Moreno. Cedida

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María Moreno en Ágora Bienestar: "Hemos pasado del casco al interés por la salud emocional de los trabajadores"

El congreso ha celebrado su 6ª edición en Madrid dejando sobre la mesa conceptos como tecnoestrés o fitness emocional. Los desgrana su directora.

18 noviembre, 2023 01:46

Los gestos y las palabras son fundamentales. Los hechos, trascendentales. Es mítica la imagen del operario con casco protector. También y no se toman a broma los carteles que previenen del peligro de pasar por un lugar en obras. La normativa de prevención de riesgos laborales es muy clara: su misión es promover la seguridad y salud de los trabajadores previniendo los riesgos derivados del trabajo. 

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Bueno, bonito y nada barato. Las empresas lo saben. Y saben también, empiezan a comprender, cada vez más, que los riesgos ya no son solo que te caiga una barra de hierro o que te rompas una pierna. Saben, especialmente desde la irrupción del covid, que de aquel papel normativo y sancionador de la ley hay que pasar a un rol sanador.

Porque la sociedad y los trabajadores han cambiado y porque hoy la prevención equivale a "potenciar la cultura del bienestar y poner en valor el matiz positivo de actividades sanadoras para los trabajadores. Eso es poner a la persona en el centro", en palabras de María Moreno, directora de Ágora Bienestar.

Este congreso, celebrado en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, en su sexta convocatoria, es y ha sido una llamada de atención a la prevención integral, lo que equivale a salud mental, psicológica y emocional. Nació, se ha desarrollado y va a seguir haciéndolo con un objetivo muy claro: convertirse en espacio de referencia para consolidar el bienestar como activo fundamental para el desarrollo y la mejora de la sociedad. 

Fotografía tomada durante el congreso.

Fotografía tomada durante el congreso. Cedida María Moreno

María, ¿cómo cambiar el término riesgo por uno mucho más agradable como es bienestar?

Desde finales de los años 90, hemos podido comprobar que se ha pasado de una cultura de la prevención, que estaba limitada a lo básico y no con carácter integral, a un concepto de wellbeing, del que ya empezamos a oír fuera de España en 2005.

Por eso, nosotros que ya habíamos desarrollado ferias, congresos y estrategias de prevención de riesgos laborales propusimos este nuevo concepto integral y positivo. Hemos pasado del casco al interés por la salud emocional y física de los trabajadores. Y en 2016 pusimos en marcha el congreso anual Ágora Bienestar, del que hemos celebrado seis ediciones, en Valencia, Madrid, Sevilla y Murcia.  

¿Podemos afirmar que las compañías buscan cada vez más el equilibrio entre la salud física y mental de sus colaboradores? 

Creo que es necesario. Y te voy a responder con datos. La Organización Mundial de la Salud asegura que el 43% de la población tiene problemas de salud mental. La mitad de los trabajadores asegura sufrir estrés. El 4% del gasto del PIB se atribuye a la salud mental. El 50% de los días laborales perdidos es atribuible a problemas relacionados con la salud mental. Y el consumo de ansiolíticos se ha disparado desde 2019. 

Estoy a punto de apelar que no haré más preguntas, señoría. 

Es que no sólo estamos hablando de trabajadores, sino que son personas. 

Te he escuchado varias veces decir que lo fundamental ha sido el cambio de mentalidad de las empresas y sus directivos. ¿Cómo ha afectado la pandemia del covid?

Ha producido un cambio definitivo. La afectación de la pandemia ha sido brutal y las empresas están deseosas de hacer y conocer otras experiencias.

¿Hay un antes y un después de la pandemia también en este terreno?

En efecto, es así. Antes se hablaba de que los trabajadores debían tener un determinado tipo de alimentación, se les recomendaba ejercicio, había preocupación por el tabaquismo. Después y cada vez más se valoran aspectos mentales que les afectan. 

Entre otras cosas, las empresas sienten cada vez más el riesgo de que se produzcan efectos similares a los de la gran deserción. Sus colaboradores piden otras atenciones. 

Hay aspectos en riesgo, y deben favorecer que no se produzcan. Por ejemplo, y en efecto, está en juego el talento. Y no se trata solo de su retención, de la que se habla mucho, sino de su atracción. Pero, además, es muy importante el resultado que se produce con ese cuidado de los trabajadores, con ese poner a la persona en el centro, que es un mayor compromiso. Con esta nueva mirada a los trabajadores se logra que se sientan parte de un proyecto común y por tanto que vivan el trabajo y su relación con la empresa con mayor implicación. 

¿Ese cambio se ha visto reflejado en el congreso?

En Ágora Bienestar intentamos elevar la conversación y el nivel de ponencias con respecto al bienestar social. Tras seis ediciones, hay una mayor profundización en contenidos, más novedosos y transversales. También ha sucedido algo interesante y es que ahora la empresa quiere hablar, tiene programas interesantes que contar. Por ejemplo, eso se ha notado en los premios, para los que siempre hemos tenido muchas candidaturas, pero que este año ha sido abrumador, y no solo por su cantidad y calidad sino por su creatividad. 

Si hablamos de los premios, es interesante ver cómo en algunos de los programas galardonados, el ámbito de actuación no solo se enfoca al trabajador, sino que se amplía a sus familias. 

La realidad es que el bienestar ha venido para quedarse y las empresas que quieran ser competitivas tienen que integrarlo en su día a día.  De esta manera, la empresa tiene un personal más comprometido, si le facilitan herramientas, y mejor aún si no solo están pensadas para nuestro bienestar sino también el de las familias. Ese es un nuevo enfoque. 

He visto que en el comité organizador han estado desde el principio empresas como Accenture, Iberdrola o Ferrovial… También aparecen otras como Puro Bienestar (su directora, Priscila Ciscar, por cierto, fue quien nos presentó). ¿Cuál es su papel?

Puro bienestar es patrocinador de Ágora Bienestar. Es una empresa de servicios de bienestar holístico. Nos ha proporcionado varios de sus colaboradores que durante el congreso fueron dando tips o consejos, pero también por ejemplo a una de sus talents, Sari Arponen. Suya fue la ponencia inaugural en torno a la slow medicine.

Gustó mucho esa línea de prevención para no llegar al médico con la que ella trabaja. De hecho, en su charla, destacó que “las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente”

Otro término muy interesante que se sacó a la palestra fue el de tecnoestrés. ¿Estamos más estresados que nunca por causa de la tecnología?

Aunque no sepas que se llama así, todos lo padecemos. En el ámbito laboral antes de la pandemia estábamos en el proceso de transformación digital, pero después el tema se ha disparado. Hay que tener en cuenta que estamos casi en continua conexión digital.

La directora de Innovación en la Agrupación Empresarial para la Innovación del Metal de la Comunidad Valenciana, Raquel Aliaga, que moderó la mesa de tecnoestrés, lo definió como la "respuesta no saludable a una gestión de las TIC que puede tener consecuencias negativas en la persona y su entorno". No hay que perder de vista que en la empresa conviven muchas generaciones y hay perfiles en los que esta transformación digital tiene más afectación. 

Te hablo de otros conceptos que llamaron mi atención. Uno, el salario emocional, cada vez más importante a la hora de contratar. Pero me encantó escuchar sobre fitness emocional. 

Las empresas están poniendo cada vez más herramientas que garanticen el bienestar de sus trabajadores; la gestión de las emociones es una de ellas. Fue muy bien valorado el taller que impartió Lorena Alfaro, psicóloga y formadora experta en bienestar emocional en ITAE Empresas. En él entrenó a los asistentes para fortalecer su mente, ser más resilientes y llevar las riendas de su vida, especialmente tras pasar por un episodio de dolor o estrés.

Dejo para el final, aunque no por último sea menos importante, un tema que cada vez es más común en las empresas como herramienta de unión, responsabilidad, acercamiento social... el voluntariado corporativo. Es uno de los temas que sé que más interesan a la directora de Ágora Bienestar. De hecho, hablaste sobre él en el congreso con Carmen Echevarría, directora de Relaciones Laborales del Grupo EDP España.

No es que me interese a mí especialmente, es que sé que aporta muchos beneficios, tanto a las empresas como a los trabajadores que participan en estos programas. En el día a día las labores de voluntariado son complicadas de introducir porque las jornadas laborales no dejan tanto margen.

Pero cuando escuchas a las compañías y a los trabajadores después de realizar estas tareas, te das cuenta de que estas acciones aportan tanto a todos, que merece la pena. Y cuando se dice "voluntariado" suena tan fuerte que parece que se trata siempre de grandes acciones, de grandes proyectos, pero no hace falta que sea así.

Lo importante es la actitud. Lo importante es hacer cosas; a veces, bastan pequeñas actividades que tengan su impacto. La clave es que estén relacionadas con la de la empresa. También es muy importante escuchar a los trabajadores.

En este sentido, deben ser acciones que no solo sean unidireccionales sino que incluyan opiniones, opciones, deseos de los propios colaboradores, para que se tengan en cuenta sus aportaciones. Los resultados son espectaculares. Normalmente, se sienten satisfechos de que la empresa haya escuchado sus inquietudes y de que haya facilitado acciones acordes con ellas.