Ingrid Hoffmann.

Ingrid Hoffmann.

Protagonistas

La increíble historia de Ingrid Hoffmann: la mujer que llevó la comida latina y sana a la TV de EEUU

Esta mujer colomboestadounidense ha creado de la nada hasta tres negocios millonarios en su vida, conviviendo con una enfermedad y ahora colabora con diversas instituciones solidarias.

11 febrero, 2022 04:38

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Ingrid Hoffmann llegó a Estados Unidos con 13 años, aunque había nacido en Colombia (1965) y pasado su infancia en Curazao, en las Antillas Holandesas, además de otros lugares. “Mi madre cocinaba y mi padre era aviador”, explica a MagasIN, por lo que los primeros años de su vida están llenos de recuerdos gastronómicos según el lugar. “En mi casa en Antillas y en nuestros países de origen se cocinaba de verdad, no había muchos productos, pero la variedad que conseguían nuestras madres era increíble”.

Su primera memoria norteamericana es precisamente culinaria: “Lo que más recuerdo de cuando llegué es que todo estaba empaquetado tan bonito… ¡Que yo estaba mesmerized! [hipnotizada, en la conversación Hoffmann mezcla términos en inglés que son especialmente evocadores por cómo los pronuncia], las lascas de queso en sus paquetitos, toda esa comida de colores que metías en un microondas y estaba lista. Luego, con el tiempo, ese sueño americano me enfermaría”.

Hoffmann cuenta que “todo mi amor lo puse en esa chatarra americana, la pizza y las hamburguesas. Íbamos mucho a Orlando y recuerdo que en colegio había una máquina y escogías el tipo de sandwich o hamburguesa y te lo tostaba, te lo daba ya derretido con el queso de mentira y eso era lo máximo”.

Con una extraordinaria capacidad de conexión, tras estudiar Comunicación, Hoffman comenzó a trabajar como actriz y colaboradora en diversos programas de Galavisión y Food Network, pero aquello no era su único destino. En 1985 se mudó a Miami, en Florida, y puso en marcha una cadena de tiendas de moda y restaurantes junto a su madre. En paralelo, la mala alimentación iba haciendo mella en su salud, de un modo lento y persistente, pero eso vendría después.

“Cada vez que te reinventas, no es una reinvención, sino una evolución necesaria, eso es algo que con el tiempo he aprendido. El caso es que se me ocurrió diseñar yo misma esos accesorios de moda que vendíamos, producirlos en Italia y luego distribuirlos en diferentes almacenes del mundo, siendo algunos ellos en propiedad”. Cuando el proyecto estaba montado y funcionando, “no me encontraba bien, así que decidí venderlo y crear algo nuevo”, explica Hoffmann. Esta primera experiencia empresarial, unida a su preocupación por su salud y su pasado televisivo, fructificaría muy pronto en una nueva etapa.

Recetas y salud

Hoffmann hizo una reflexión que sin duda fue acertada: fundar una nostalgic brand, como ella misma la define en un acento norteamericano. “Hace 20 años, en EEUU no existían marcas relacionadas con gastronomía con las cuales una persona latina viviendo en USA tuviera elementos de nostalgia, pero útiles. Por supuesto que existía Martha Stewart, pero para una persona latina viviendo allí era difícil identificarse con ella y los productos eran muy diferentes. Imagínate, una paellera, por ejemplo, un caldero o cualquier herramienta que uno utiliza en la cocina hispana y latina”.

"Cada vez que te reinventas, no es una reinvención, sino una evolución necesaria"

Hoffman decidió crear una marca de estilo de vida “para los hispanos de primera o segunda generación que también hablasen un inglés perfecto y vivieran integrados en esa cultura norteamericana”. Lo definía como aquellos, sobre todo mujeres, “que en casa hablan español, pero en la calle inglés, esa gente que era como yo, pero que necesitaban empezar a preparar casero y comer mejor”. Una parte de su proyecto era emocional: “Hay cosas que te conectarían con el hecho de que nunca podías ver hasta ese momento una olla de presión como en nuestras casas en Latinoamérica, aquello con lo que creciste”.

Para ello, y aquí viene el match definitivo, podríamos decir, “pensé en empezar de nuevo en televisión un programa de cocina que fuera mostrando tanto en español como en inglés cómo hacer una comida tradicional hispana, de puramente latina a moderna, con estos objetos”. Todo empezó con “8 episodios escritos en una hoja de papel, lo armé así de sencillo”. Hoffmann empezó por este formato breve, que a veces era acusado de muy simple, pero que tuvo un impacto enorme. Pronto se convirtió en una revista, en dos publicaciones best sellers -Latin d’Lite y Simply Delicioso-, un programa de radio, una app y una creciente diversificación de líneas de productos con gran éxito de ventas.

Recuerda especialmente el día que entró en una gran librería en Nueva York y vio una pared tapizada con su rostro y sus libros colocados [Simply Delicioso: A Collection of Everyday Recipes with a Latin Twist]. “Casi no lo creía porque cuando empecé a cocinar en televisión, mis recetas eran tan sencillas que las gente decía ¿y eso lo ponen en TV?... Pero yo siempre decía en directo que ‘si yo lo puedo hacer tú también’. En cierto modo, empoderaba a las mujeres porque les decía que no era importante si las primeras pruebas no salían bien, ¿qué es lo peor que pueda pasar? Nada”.

Su interés por la buena alimentación también tenía que ver con su propia preocupación por la salud, “yo tenía siempre el gusto por cocinar y el amor por la comida y buena mesa, pero cuando fui diagnosticada de lupus empecé a considerar la comida como una forma de medicina o de prevención de enfermedades”. En esa época, a pesar de su apariencia exitosa y bella, “preguntaba a los médicos qué podía hacer, me recomendaban medicamentos y me decían que no había nada que hacer, pero yo misma me dije ‘tengo que experimentar con mi cuerpo’. Poco a poco comencé a hacerlo, buscando qué alimentos eran antiinflamatorios. Qué relación tiene la alimentación con el cerebro y qué efectos van unidos a ciertas dietas y creo que hoy en día aún no tenemos claro que el 85% de las enfermedades se deben a estilos de vida. La alimentación se puede convertir en una prisión”.

Analiza ahora con alegría su vivencia. “Supongo que el secreto fue una nueva combinación de una buena idea, una necesidad que existía y aquella época. Cuando vendí la marca, estaba en 11.000 tiendas con líneas extensivas de ollas y objetos de casa de todo tipo que uno utiliza a diario para vivir. Siempre me digo: si lograste hacer eso sola, ¡imagínate el poder que tienes!”. Hace seis años que Hoffmann vendió la marca a un conglomerado mediático de EEUU. “Sí, la marca fue adquirida por un canal de televisión (con 20 millones diarios de expectadores)”.

La filantropía

“Cuando uno tiene éxito no se da cuenta a veces de que después de un gran momento siempre suele venir un gran vacío: durante dos o tres años después de la venta, no encontraba inspiración en nada”, explica Hoffmann. “No tenía ganas de nada. Una amiga me aconsejó no parar y ayudar a otros más activamente: me puse a hacer todo tipo de cosas, filantropía, activismo y de repente me fue prendiendo la luz. Hay algo que otro amigo me dijo y me ayudó, muy sabio, que para volver a prender el fuego tienes que estar bien con no tener el fuego debajo; algo vas a encontrar de ese momento de nada, a veces uno se empuja mucho y se da demasiado duro”.

Lo que más mueve ahora a esta filántropa, en una situación económica muy privilegiada, “es mi labor social con el Fondo de Alimentos y Educación de la Ciudad de Nueva York, y las iniciativas a favor de las mujeres como Justice for Women”. También apoya “Amigos For Kids en Miami, donde soy miembro de su junta directiva”, y fundaciones como Believe for Colombia y Humane Society. En 2019, dirigió la más importante misión de rescate para ayudar a los afectados por el huracán Dorian en Bahamas.

"Me decían que no había nada que hacer, pero yo misma me dije ‘tengo que experimentar con mi cuerpo’"

Para Hoffmann, en su éxito “ha sido muy clave tener mentores, personas diferentes muy inteligentes a los que acudir para filtrar ideas, aclararte la mente, es clave. A cambio, uno tiene que serlo para los demás, y ¡resulta que serlo te da mucha energía!”. Actualmente, Hoffmann está montando “una nueva línea de salud basada en bebidas wellness en la que ofrecerá, entre otras cosas, “bebidas antiinflamatorias con ingredientes adaptogénicos y funcionales. Por ejemplo, esta bebida de por la mañana contendrá cúrcuma, jengibre, mate, pepino, perejil y cannabis en microdosis para relajar el sistema nervioso y muscular”.

Sólo lo distribuirá en los estados en los que sea legal el uso medicinal del cannabis: “Estoy convencida de que situaciones como la menopausia, estilos de vida que han creado ansiedad… Esta solución puede ser alternativa a las medicinas y al alcohol junto a hacer ejercicios de relajación o yoga”.

¿Su objetivo ahora, obviamente no económico? Hoffmann responde que, “al igual que con Simply Delicioso creo que mis nuevos proyectos siempre van a buscar ayudar a la gente, sobre todo a las mujeres como yo que debemos recordarnos que además de ser buenas esposas y madres, hijas y hermanas, nos tenemos que cuidar. Podemos encontrarnos mejor si hacemos ejercicios mentales y físicos, y si nos cuidamos y elevamos unas a otras, por eso parte del proyecto va a ser una comunidad digital de ayuda. Si yo misma me encuentro mejor, creo que hoy en día estamos en ese momento social de empoderarnos y saber que existe la gut health. Pero ya no estoy demasiado preocupada por la parte empresarial, creo que una buena lección es que recordar que, si estas en el juego, ganas o pierdes, y es siempre un poco de ambas cosas. La única manera de que no te pase nada, ni bueno ni malo, es no hacer nada, pero eso no va conmigo”.