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Hay personas que donde ponen la vista, ponen la bala. Así es Cristina Márquez (Madrid, 1993). Con determinación y esfuerzo, a sus 28 años ha logrado cumplir muchos de sus sueños y demostrar la existencia del talento joven femenino en las profesiones STEM. Doctora cum laude en Ingeniería Telemática y de Telecomunicaciones por la Universidad Carlos III de Madrid, Cristina ha colaborado con el MIT liderando un proyecto propio de investigación y este año ha ganado el Premio a la Innovación otorgado por la AEIT Madrid (Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicaciones de Madrid), siendo la más joven en conseguirlo. 

Un galardón que se toma como "un honor" ya que le sitúa a la altura de algunos de sus referentes. "El que es hoy el director general de las telecomunicaciones en España, Arturo Azcorra, lo recibió hace unos años -concretamente en 2018-. Yo coincidí con él cuándo empezó mi carrera laboral y claro, tener a esa persona como referente y ahora recibir el mismo premio para mí es un orgullo. En 2019 también lo recibió Rebeca Minguela, que es una emprendedora a la que también admiro mucho. Cuando tienes esos referentes y luego te lo dan a ti dices: algo hecho bien".

Atiende a MagasIN desde Berlín, donde se encuentra de viaje, porque considera importante visibilizar el sector de las telecomunicaciones. Términos como 5G, Big Data o Inteligencia Artificial comienzan a formar parte de nuestro día a día, pero muchas veces no sabemos realmente qué significan. Sobre ellos tienen mucho que decir los ingenieros de telecomunicación, que son claves en el proceso de digitalización que ya estamos viviendo. "Los cambios culturales que vamos a vivir y que ya estamos viviendo vienen de la mano de las telecomunicaciones, pero todavía no se termina de asociar y no sé por qué, quizá porque hay profesiones más vistosas como la medicina".

Cristina Márquez durante su estancia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Cristina Márquez durante su estancia en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

Amante de la tecnología y de internet desde pequeña, decidió que la ingeniería de telecomunicaciones era su profesión ideal. "A los siete u ocho años descubrí el concepto de internet gracias a una serie de dibujos. Me pareció muy interesante eso de poder estar conectado a una red y obtener información. Aparte de eso, siempre que caía algo de tecnología en casa yo estaba ahí trasteando y probando", recuerda.

La carrera, explica Cristina, es muy "transversal" y tiene muchas salidas. "Es muy general y luego te puedes especializar en biotecnología, biomedicina, sostenibilidad... Nos dedicamos un poco a todo. Por poner un ejemplo más específico, a la hora de poner una red de fibra óptica estudiamos dónde se va a desplegar, cómo se hará, cómo conectará, dónde hay que poner los centros de datos... También me gusta el caso de la telemedicina o las teleoperaciones: en un futuro alguien desde otro lugar del mundo podrá realizarte una operación quirúrgica mediante los aparatos correspondientes y podrá atenderte igual. Todo esto tiene que estar conectado mediante las telecomunicaciones".

Trabajo con los datos

Ella se especializó en el área de Data Science (Inteligencia Artificial, Big Data) y 5G. Su doctorado, por el que recibió también el premio Ericsson a la sostenibilidad, se enfocó en "el uso de servicios móviles en un país entero para la optimización de la red". "Por ejemplo, en Nochevieja la red se satura y llega un punto en el que no puedes seguir comunicándote. Buscaba la forma de solventar este problema, hacer que la red sea más eficiente y distribuir mejor el tráfico para que tú puedas estar mandando un mensaje en Nochevieja y mientras tanto tu hijo esté jugando al Pokémon Go".

Actualmente trabaja en SNGULAR, una empresa española dedicada a ofrecer soluciones tecnológicas a empresas de distintos sectores. "Yo trabajo sobre todo con datos. Además de lo que es el almacenamiento, la gestión y la limpieza de los datos, busco cómo sacar información, estadísticas, y darle a la empresa una visión de lo que puede hacer con ellos, para sacarles un rendimiento y un beneficio".

Gracias a los datos, Cristina puede, entre otras muchas cosas, mejorar herramientas que utilizamos todos los días como aquellas que nos recomiendan música o películas según nuestros gustos. "Los datos almacenados no ayudan nada. Puedes darles forma y tomar decisiones informadas en base a ellos. Te puedo decir ejemplos del día a día: como Google, que te recomienda una ruta por la que ir en base al tráfico que suele haber en un punto; o Netflix, que tiene un algoritmo que te hace recomendaciones en base a tus gustos. Estos son ejemplos súper típicos que utilizan inteligencia artificial".

Unas herramientas que también suscitan desconfianza entre muchas personas y entidades. Ante la pregunta de si deberíamos tener más cuidado con nuestros datos, ella es clara: "Hay que confiar un poquito más en la tecnología". Al fin y al cabo, la digitalización ya está aquí y ya la estamos usando. "Entiendo recelo. Además, creo que también hay una parte de que lo desconocido asusta, pero creo que hay que confiar un poquito más en la tecnología. En Europa se está dando bastante prioridad a lo que es la privacidad de los usuarios y la Ley de Protección de Datos. Entonces, creo que es importante no perder la perspectiva, informarse de qué hace cada empresa con tus datos porque sí que es cierto que las regulaciones de cada país o cada empresa son distintas, pero dentro de Europa opino que se está haciendo muy bien".

Investigación y empresa

En el ámbito de la investigación académica, Cristina demostró que tiene un gran potencial. Su doctorado lo hizo en tan solo 3 años, cuando habitualmente se tarda una media de cuatro o cinco años, y en ese tiempo participó en la convocatoria Next Generation of the Internet. Además, se convirtió en la primera estudiante de doctorado española en conseguir un proyecto propio de investigación durante el segundo año del mismo. Sin embargo, también le atraía mucho la industria, por lo que decidió probar en SNGULAR, para no cerrarse opciones. 

Así, conoce tanto el trabajo en la universidad, donde también ha dado clase, como el de la empresa. Para ella, ambos se parecen más de lo que se pueda pensar porque "al final las tareas con datos tienes no son tan distintas". "En la Academia das clase, yo creo que esa es la gran diferencia, pero es que también conozco a gente que está en empresa y luego me han dado clase", afirma. 

Como todos los investigadores, nota como principal diferencia el nivel de burocracia para llevar a cabo los proyectos y, por supuesto, la financiación "que es bajita, aunque ojalá esto cambie". "En la Academia tienes que hacer publicaciones al 100% para poder mantener la acreditación de ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) y en la empresa no. Yo por ejemplo, para irme de estancia tuve que conseguir un proyecto propio porque de cara a irte a Estados Unidos la financiación tiene que ser absoluta. Para ir a Europa es más sencillo, pero mi sueño era ir al MIT".

Pese a todo, Cristina observa con optimismo el sector de las telecomunicaciones en España y considera que "hay muchísimas oportunidades". "Podemos estar a la vanguardia, pero sí que es cierto que en otros sitios se dedica mucho más inversión y también la cultura de trabajo es distinta. Para llegar a ese punto hay que tener esa determinación, pero tenemos unos ingenieros súper válidos, nos quieren en todos los lados y de verdad que podemos estar ahí y mantenernos".

Diversidad necesaria

Cristina con sus mentorizadas de la iniciativa 'Technovation' en la final de San Francisco.

Cristina con sus mentorizadas de la iniciativa 'Technovation' en la final de San Francisco.

Además de determinación, Cristina también considera clave que haya diversidad en los equipos investigadores. Por eso quiere también animar a las estudiantes a que estudien carreras STEM, donde son una clara minoría. No solo es el hecho de que sean las profesiones del futuro, es que se necesitará su presencia para garantizar un desarrollo tecnológico que tenga en cuenta la visión y el talento del 50% de la población. "Aportamos un punto de vista distinto y es muy importante también en la ética que hay detrás de esos algoritmos. No solo es que haya mujeres, siempre es importante tener un equipo multidisciplinar con muchos puntos de vista. Tanto en universidades con programa Erasmus como en laboratorios internacionales como el del MIT estábamos arquitectos, sociólogos, ingenieros... Todos nosotros en busca de un objetivo común pero con perfiles muy distintos. Así hacemos que la innovación surja porque cuantos más puntos de vista y más diversos sean, yo creo que mejor".

Por el momento, lo que sí que parece claro es que Cristina Márquez formará parte de esos equipos y seguirá marcando la diferencia en lo que a innovación se refiere. Rehúsa explicar cuáles son sus futuros proyectos ya que, "como decía un amigo: si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes"; pero tiene ya más de una idea en la cabeza. "Hay algún proyectillo por ahí, pero para eso hace falta tiempo y ver cuándo llega la oportunidad. De momento lo que sí tengo claro que quiero seguir aportando a la sociedad con todo lo que desarrollo, que es algo que tampoco se suele relacionar con 'teleco'; y también seguiré visibilizando a las ingenieras de 'teleco' para despertar estas vocaciones STEM en las más jóvenes. Por ahora es lo que puedo contar", concluye felizmente.