La moda artesanal andaluza brilla en La Alhambra: los detalles del taller organizado en la Alfombra

Uno de los principales retos del mundo de la moda en el siglo XXI es preservar su legado y encontrar el equilibrio definitivo entre tradición e innovación.

De ahí la importancia de dar visibilidad a actividades y artes como el del bordado, que cobró un protagonismo especial en la Alfombra de la Cultura y el Liderazgo Femenino, impulsada por el Ayuntamiento de Granada, el conglomerado francés del lujo LVMH, 'Las Top 100 Mujeres Líderes en España', Magas y EL ESPAÑOL, el pasado 15 de julio.

El taller artesanal dedicado a este arte formó parte de la serie de activaciones culturales que marcaron el recorrido de La Alhambra en este evento único. Quedó en manos de Antonio Gutiérrez, el reconocido diseñador de moda flamenca que lleva más de una década haciendo soñar al sector con sus propuestas estilísticas.

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Un recorrido exclusivo

El diseñador granadino se formó en Estilismo e Indumentaria en la Escuela de Artes de Granada. Su talento le llevó a ganar el Certamen de Diseñadores Noveles en SIMOF 2014, lo que marcó un hito en su carrera. Desde entonces, presentó habitualmente sus propuestas en el gran encuentro de la moda flamenca, asentándose como un referente.

Sus diseños se distinguen por el uso innovador del volumen, el cuidado de los patrones y la mezcla de técnicas artesanales tradicionales con toques contemporáneos, rindiendo homenaje a la cultura y artesanía de su tierra.

"Mi estilo está profundamente arraigado en mi tierra, sus raíces e identidad. Mi forma de diseñar combina un toque clásico con una mirada contemporánea, porque así entiendo la moda: como una evolución constante que dialoga con la tradición sin perder de vista la innovación", nos explica.

Dos estilismos clave

Por ello, en el recorrido marcado por La Alhambra, destacaron dos modelos vestidas con creaciones de Antonio Gutiérrez, a modo de homenaje a la cultura granadina y, de forma más amplia, a la andaluza.

Detalle de los estilismos de Antonio Gutiérrez, presentados en la Alfombra. Fran Ménez

"En nuestra empresa, damos mucha importancia a la preservación de la tradición del bordado de la mantilla granadina y trabajamos para que esta técnica artesanal no desaparezca", explica sobre la activación cultural.

"Elegimos dos vestidos acordes a la ocasión. El primero era un diseño de mantilla negra, que es el que se usa en Semana Santa", con todo el simbolismo y la elegancia que esta tradición conlleva. El segundo, "era un vestido confeccionado con micropaillettes y un estampado exclusivo que creamos nosotros y que representa la cerámica granadina, de Fajalauza".

"Se trata de un diseño midi de manga corta, versátil, e ideal tanto para un cóctel como para un evento nocturno de verano. Elegimos esta pieza porque su estampado refleja uno de los elementos más característicos de nuestro trabajo, y con él, queremos poner en valor nuestras raíces y artesanía local", añade.

El arte del bordado

Además de la presentación de estos dos diseños, formó parte de la activación cultural un taller de bordado exclusivo, que también plasmó esta búsqueda de preservación de las tradiciones.

"Dentro de nuestra empresa contamos con una persona especializada en el bordado. Además, colaboramos con algunos estudios en Granada. También tenemos contacto con el área de plástica de algunas escuelas públicas, con quienes intentamos trabajar en conjunto", detalla el diseñador.

Su objetivo es claro: "Desde nuestra humilde posición, deseamos evitar que desaparezca el bordado tradicional de mantilla granadino. Se trata de uno en relieve, muy característico y completamente distinto a otros estilos que existen. Es una técnica que tradicionalmente realizaban mujeres mayores, algunas de las cuales todavía lo siguen haciendo, pero lamentablemente no se está transmitiendo a las nuevas generaciones y corre el riesgo de desaparecer".

Detalle del bordado en el marco del evento celebrado en La Alhambra. Anita Jiménez

En colaboración con una asociación, Gutiérrez fomentó un movimiento con el objetivo de que la mantilla bordada pueda seguir luciéndose en Semana Santa. Es una forma simbólica de preservarla.

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"Intento incorporar detalles de este bordado en mis diseños, especialmente en vestidos de novia o de madrina, apostando por mantener viva su esencia y artesanía", asegura.

"No queremos que esta riqueza cultural se quede en el olvido, porque para nosotros es muy importante que, en cualquier momento especial, como una fiesta o una ceremonia, la persona que vista una prenda nuestra sienta que lleva una parte de nuestra historia y nuestras raíces", concluye.