Imagen de joyas.

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Moda

Una ingeniera de moda desvela su papel clave en el diseño:"Después de tener la idea, hay que hacerla realidad"

Elena ha detallado a través de una entrevista en qué consiste su empleo dentro del vertiginoso mundo, tradicionalmente dominado por hombres.

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Durante años, el mundo de la moda ha estado rodeado de una cierta aura exclusivamente artística. Se ha asociado, casi por inercia, a la creatividad pura, al genio del diseñador y a la inspiración.

Sin embargo, detrás de cada prenda, complemento o joya que llega al cliente final, existe una maquinaria técnica compleja, donde perfiles como el de Elena, graduada en Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo de Producto, son esenciales. Y, a menudo, invisibles.

En un vídeo compartido por la creadora de contenido Claudia en Instagram (@clau_qsi), dedicada a visibilizar mujeres en sectores STEM, Elena responde a una pregunta que parece tan simple como reveladora: "¿Hay perfiles técnicos en el mundo de la moda?".

Su respuesta no deja lugar a dudas: "Sí, sí, sí". A partir de ahí, despliega con claridad la importancia del trabajo de la ingeniería en un sector que muchos todavía asocian exclusivamente al arte y el diseño.

"Después de tener la idea loca de los creativos, ¿quién la hace realidad?", plantea Elena, enfatizando una verdad poco comentada: para que una creación pase de la cabeza del diseñador al cliente final, es necesario traducir esa visión en procesos, materiales, estructuras y producción. Y ahí, dice con firmeza, "aparecen los ingenieros".

En su caso concreto, trabaja en el sector de la joyería, una industria donde el diseño es apenas la primera fase de un largo camino técnico.

Desde el momento en que alguien imagina un anillo, "una idea loca", como ella lo llama, ese objeto debe pasar por una fase de modelado 3D, donde entran en juego herramientas de diseño asistido por ordenador, precisión técnica y conocimiento profundo de materiales y fabricación.

"Ahí aparezco yo", afirma con convicción. Su papel consiste en dar forma real a conceptos que, sin su intervención, seguirían siendo solo bocetos.

Elena representa a una generación de ingenieras que ha encontrado su lugar en sectores tradicionalmente asociados al arte, demostrando que ciencia y creatividad no solo no son opuestas, sino que se necesitan mutuamente. 

Según datos del Ministerio de Ciencia e Innovación, la presencia femenina en titulaciones técnicas sigue siendo minoritaria: en el área de ingeniería y arquitectura, las mujeres apenas superan el 29% del alumnado.

Sin embargo, en ramas como el diseño industrial, su participación está creciendo, especialmente en campos interdisciplinares como el de la moda, el mobiliario, la tecnología de consumo o, como en este caso, la joyería.

El testimonio de Elena no solo ayuda a romper estereotipos sobre el perfil del profesional técnico, sino que también visibiliza una realidad que a menudo pasa desapercibida: nada se fabrica sin ingeniería.

"Para llevar a producción cualquier cosa necesitas entender cómo funciona, cómo se fabrica", explica.

No se trata solo de que algo sea bonito, sino de que sea viable, duradero y reproducible. Por eso, en el brillante escaparate de la moda y el diseño, cada vez es más necesario mirar también a quienes, como Elena, están detrás, modelando el futuro pieza a pieza.