
Blanca Aguirre, directora de Marketing y Comunicación de Fairmont La Hacienda Costa del Sol.
Nace un nuevo icono del lujo en la Costa del Sol: "Bajo este hotel hay una ciudad que nunca duerme"
Magas se cita con Blanca Aguirre, directora de marketing y comunicación de Fairmont La Hacienda, el día de la fiesta de inauguración de este flamante cinco estrellas.
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Cuando pensamos en hoteles de cinco estrellas gran lujo ubicados a pie de playa, la primera imagen que nos viene a la cabeza es la de un resort gigante, coronado por un edificio mastodóntico que se expande a lo largo y ancho de una zona determinada.
Fairmont La Hacienda Costa del Sol, el nuevo place to be para los amantes del descanso, la buena gastronomía y el mar —¿quién no lo es?—, es todo lo contrario. Al menos, aparentemente. Su enigma se descubre después.
Su entrada principal es discreta, pequeña, perfecta. A golpe de vista, parece una suerte de boutique minimalista de lujo erigida en una exclusiva urbanización del municipio de San Roque, en Cádiz.


Juan Losada, director de Fairmont La Hacienda, pronunciando unas palabras en la fiesta de inauguración.
La realidad, la verdad que uno va conociendo al pasear por sus pasillos amplios y techos infinitos, es que el resort del que hablábamos existe, pero está ideado y construido para ir revelándose poco a poco, como un secreto adolescente.
"Bajo este hotel hay una ciudad que nunca duerme", declara Blanca Aguirre, la directora de marketing y comunicación, a Magas. Todo es llamativo y curioso en el Fairmont La Hacienda. Al tomar el ascensor y pulsar la planta 5, el aparato no te lleva hacia arriba, sino hacia abajo.
Allí, en el total de sus instalaciones, se halla la paz. Las estancias huelen a flores frescas, y los libros de Prada, Louis Vuitton y Valentino reposan sobre las mesas, aportando un toque de color vivo a los tonos arena, tan propios de la zona y característicos de la estética Fairmont.
La noche del miércoles 18 de junio tuvo lugar un encuentro social con el que se inauguró oficialmente el hotel. La fiesta contó con la asistencia de más de 300 invitados, entre ellos el chef nacido en Ronda, Benito Gómez, además de Sandra Gago y Ana Cristina Portillo Domecq.
También estuvieron presentes altos directivos de la marca Fairmont, como Sami Nasser, Director de Operaciones Globales de Fairmont Hotels & Resorts; Nils Arne Schroeder, Vicepresidente Senior de Operaciones para Europa y África; y Juan Miguel Losada, Director General de Fairmont La Hacienda Costa del Sol. Asimismo, acudieron ejecutivos clave de los grupos propietarios y gestores: Gonzalo Carpintero, CEO de Odyssey Hotel Group, y Bernardo Lazcano, Director General de ASG Iberia.
La celebración tuvo lugar en la zona de la piscina, rodeada de elegantes villas con vistas al mar. Los asistentes disfrutaron de una noche vibrante, con música en directo, bebidas cuidadosamente seleccionadas y canapés de autor que reflejaban la propuesta gastronómica del hotel, pensada tanto para huéspedes como para residentes locales.

Fiesta de inauguración de Fairmont La Hacienda.
Aquella noche de ensueño, Magas se citó y conversó con Blanca Aguirre, una de las cabezas pensantes detrás de este ambicioso proyecto inmobiliario.
Fairmont es una marca icónica del lujo a nivel mundial. ¿Qué distingue a La Hacienda Costa del Sol dentro de esta prestigiosa colección?
Cada uno de nuestros hoteles es especial y único, porque están concebidos en lugares icónicos, que inspiran. Fairmont fue fundada por dos mujeres, dos hermanas americanas. Aunque la compañía ya no pertenece a la familia, seguimos el legado de Virginia y Theresa Fair.
¿Y este en concreto tiene alguna distinción que lo haga más especial?
Está en una zona de la Costa del Sol que conserva la esencia real de una playa virgen. El hotel está diseñado e inspirado en los pueblos blancos andaluces y se funde con el entorno. Fairmont no busca ser agresivo con el lugar en el que se encuentra.
¿Cuál es la historia de las hermanas Fair?
Las hermanas Fair construyeron el primer Fairmont en 1903. Tras la muerte de su padre, utilizaron la herencia para abrir el primero de estos hoteles. Fue en San Francisco. Lo construyeron en su memoria, y como estaba en lo alto de una colina, le añadieron el sufijo -mont: Fair, por su apellido, y -mont por la colina. Cada año, en el Día de la Mujer, las recordamos. Son un símbolo. Ser empresaria en aquellos tiempos no debió de ser nada fácil. Ellas siguen presentes en el alma de cada hotel Fairmont.
¿Hay algún guiño a las hermanas Fair en los hoteles actuales?
Sí, en todas las mujeres que trabajamos aquí.
¿Por qué han decidido construir ahora en España?
Porque no había ninguna propiedad Fairmont en España. Se buscó durante años, y finalmente se encontró este lugar.
¿Por qué aquí, entre Málaga y Cádiz, en San Roque, cerca de Sotogrande?
Es un enclave estratégico dentro de la Costa del Sol, muy ligado tanto a la comunidad local como a la internacional. Está cerca de Sotogrande y tiene una conexión única con el deporte: golf, polo y mar. Es un lugar que ya atrae marcas internacionales, pero aún mantiene una autenticidad que lo diferencia.
El entorno natural y el Mediterráneo tienen un protagonismo evidente. ¿Cómo ha influido el paisaje en el concepto del hotel?
La propiedad quiso integrarse con el entorno de manera amable. El edificio empieza en la planta 5 debido al desnivel del terreno, lo que permite que no resulte agresivo a la vista. No se percibe como un gran resort de 153 habitaciones. Se ha utilizado material natural, texturas orgánicas y colores suaves. El objetivo es potenciar la energía del lugar, simplemente observándolo.
La luz cambia desde el amanecer hasta el atardecer, y nunca ves el mismo paisaje dos veces. Es un lugar que transmite calma. Desde aquí se ve África, el Peñón de Gibraltar… y seguimos en Cádiz, en el sur de Andalucía. Todas las habitaciones, además, tienen terraza, son exteriores y dan al mar.
Qué paz se respira aquí.
Exactamente. Más aún si vienes de un hotel urbano, donde el campo visual es limitado. Aquí, todo es amplitud: techos altos, pasillos espaciosos... Se optimiza el bienestar, tanto de los huéspedes como del personal. Incluso comemos en un restaurante creado expresamente para nosotros.
Bajo el hotel hay una ciudad que nunca duerme. Todo para responder a cualquier necesidad, en cualquier momento.
Más allá del alojamiento, ¿qué experiencias lifestyle ofrece Fairmont La Hacienda? ¿Podemos hablar de wellness, gastronomía de autor o actividades para el alma?
Hay 47 villas. Si me preguntas a mí por una experiencia personal, yo reservaría una suite con piscina privada. Tenemos tratamientos corporales y faciales en nuestro spa. Puedes contar con un entrenador personal, clases de yoga… Incluso adaptamos menús a tus necesidades, ya sea por convicción o salud. Hay cócteles saludables. Hace poco almorcé con una amiga vegetariana. Yo soy intolerante a la lactosa, y nos adaptaron el menú a ambas. No eché nada de menos la proteína animal. Fue delicioso.
¿Qué papel juega la sostenibilidad en este nuevo proyecto de lujo? ¿Se puede ser ecológico sin renunciar al confort?
Por supuesto. De hecho, es la primera vez que trabajo en un hotel con un Sustainability Manager. Tenemos a una persona exclusivamente dedicada a este tema. No se trata solo de reciclar, sino de evitar cualquier gasto energético innecesario.
Por ejemplo, tenemos una máquina que mide el desperdicio de comida. Si sobra algo, informa: “128 gramos desechados”. Es una forma de concienciar. En el Día del Planeta, el equipo fue a limpiar la playa de La Carbonera. La sostenibilidad es uno de los valores fundamentales de Fairmont, desde la construcción hasta la operación diaria.

Una de las piscinas del Fairmont La Hacienda.
¿Nos puede adelantar algún proyecto futuro para posicionar Fairmont La Hacienda como destino internacional?
Estamos trabajando para integrarnos aún más en el ecosistema local: queremos reforzar vínculos con el polo, el golf… y estamos valorando proyectos vinculados al mar para elevar la experiencia de nuestros huéspedes.
¿Qué es el lujo para usted?
El lujo no es solo una marca. Para mí, es saber escuchar a quien te visita y ofrecerle algo genuino. Antes el lujo era brillo y dorado. Hoy es el trato humano, disfrutar de una experiencia sin postureo. Que te escuchen. Que todo fluya.
Fairmont La Hacienda no es solo un hotel: es un refugio donde el tiempo se diluye entre la brisa marina y los últimos rayos del sol andaluz. Allí, el Mediterráneo murmura secretos antiguos bajo balcones blancos que miran hacia África, y cada rincón parece tejido con hilos de calma y elegancia. En sus jardines, el silencio tiene aroma de jazmín y promesa de descanso; y en sus suites, el lujo no grita: susurra. Es un lugar donde el alma se quita los zapatos y decide quedarse un poco más.