
El paisajista Jesús Moraime, fotografiado en uno de los apartamentos de Massarelos House. Magas
Jesús Moraime, el paisajista español dueño de la casa más bonita de Oporto: “Hemos tardado 10 años en construirla”
Massarelos House es una casa-hotel con 15 apartamentos cuajados de obras de arte contemporáneo, esculturas de loza portuguesa y flores. Muchas flores.
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Lo primero que sientes al llegar a Massarelos House, la casa-hotel más bonita de Oporto, Portugal, es un fuerte golpe en la cara en forma de delicioso olor a flores naturales. Ranúnculos, rosas, camelias, magnolias, naranjos… Todas conviven hermanadas en jarroncitos diferentes, artesanales, algunos con siglos de historia y su agua a la altura perfecta. Te miran, te reciben.
Pero no es lo único que te abraza al pisar ese templo erigido en el corazón de la urbe lusa. Ese lugar está pensado concienzudamente para que sea una experiencia sensorial para el huésped. Casi 10 años ha costado construirla, decorarla y abrirla. Está ideada detalle a detalle, cuadro a cuadro, libro a libro -unos encima de otros, pero nunca en forma de torre perfecta, sino con las esquinas hacia afuera, como liderando un acto rebelde-.
El edificio que alberga Massarelos House, el 103 de la Rua da Restauração, se estructura en base a un patio interior con una frondosa plantación tropical y un jardín exterior aterrazado en el que predomina la presencia de fuentes de las que emana agua constantemente, provocando que la vivencia también sea auditiva y envolvente.

Escultura junto a unas flores naturales en Massarelos House. Magas
Testigos del nacimiento y el crecimiento de los naranjos del jardín son varias esculturas portuguesas de loza decimonónica. También impacta visualmente el arte contemporáneo: el conjunto completo funciona a la perfección.
Pero cuando crees que ya está todo comprobado, llega la joya de la corona, su dueño, Jesús Moraime (Madrid, 1971). Paisajista, empresario, coleccionista y ganadero. Nómada incansable. La educación y la delicadeza hecha persona concede a Magas una entrevista en profunidad con el recibimiento más exquisito. Esto último lo aprendió de su madre. "Es muy buena anfitriona. Por ella también cocino. Me gusta hacer arroces y estofados con la carne que produzco", declara a esta revista.
Jesús Moraime nació en Madrid y sus veranos, de niño, los pasó en Galicia junto a sus padres y sus siete hermanos mayores. Sobre ellos dice que "son muy artistas y con personalidades fuertes". Por consejo de uno, David, empezó a estudiar paisajismo. Dejó Biólogicas, la carrera que cursaba, y encontró su verdadera vocación, el sentido de su vida, la mezcla perfecta para él: los jardines y el arte.
Massarelos House es el tercer gran proyecto empresarial de Jesús Moraime tras Las Casas del Naval, en La Vera, en Cáceres y Baixa House, en Lisboa, que ya lleva 15 años abierta al público. Magas se zambulle en Massarelos House, en Oporto, y puede afirmar que la experiencia es muy distinta en función de cada apartamento que se habite dentro del hotel. Hay 15.
Los que tienen vista al jardín, por ejemplo, te transportan a Jaipur a través de las celosías de las ventanas. En general, todos recogen una atmósfera cálida, silenciosa y única. Un remanso de paz. Llama la atención el uso de textiles, como antiguas alfombras recuperadas, muebles del siglo XIX y obras de arte de la colección personal de Moraime. Además de una interesante colección de cerámica portuguesa que abarca del siglo XVIII al siglo XX y que habita a lo largo y ancho de la casa más bonita de la ciudad.

Jesús Moraime sobre una de las fuentes de Massarelos House en el jardín. Magas
Jesús, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?
Hace 15 años inauguré en Lisboa unos apartamentos que se llaman Baixa House. Aquello funcionó muy bien y es un proyecto muy bonito, que me dio muchísimas satisfacciones en muchos sentidos. Luego, una amiga mía, mi gran amiga portuguesa, Conceiçao, se vino a vivir a Oporto y en broma me dijo: "Oye, pues ya que me echas tanto de menos en Lisboa, vente aquí". Y yo, que soy muy bien mandado, me vine a pasar una Navidad con ella aquí. De repente, dando un paseo, vi esta casa. Me encantó y dije: "Voy a montar un Baixa House, pero en Oporto". Y cuando volví, como al mes, a ver edificios, este estaba a la venta. Así es cómo hemos llegado hasta aquí.
¿Lo vio como una señal?
Lo vi seguramente como una señal, sí.
¿Cree mucho en las señales?
No creo mucho, no soy nada supersticioso. Me da bastante alergia la superstición; pero sí, hay señales... Creo más en las señales que en la superstición.
La superstición es el exceso de religiosidad. ¿Es usted muy religioso?
Soy religioso lo justo. Aunque, ¿qué es lo justo, no? Pero sí, soy una persona religiosa. No católico, pero sí religioso de espíritu.
Tenía planteada esta pregunta un poco más adelante, pero como también creo mucho en las señales voy a hacérsela. ¿Por qué Portugal y no otro sitio?
Estoy vinculado a Portugal desde niño. Como pasábamos el verano en Galicia, hacíamos muchos viajes a Portugal. También en el Algarve, y tenemos el campo en la frontera de Portugal. Tuve una pareja portuguesa, con quien estuve hace 25 o 30 años.
¿Duró mucho?
No, fue una relación intensa y corta. Él me presentó a sus amigas portuguesas y cuando terminamos, ellas empezaron a invitarme a venir los veranos. Y luego, en un momento dado, tuve que hacer una inversión y a mí me gusta el tema inmobiliario, lo tangible, no soy de dinero en el banco. Me da pereza. A un amigo, que también era cliente porque le hice como siete jardines, le pedí consejo y me dijo que estaba construyendo en Berlín y rehabilitando en Lisboa. A mí Lisboa me chifla. Pensé que me iba a comprar tres pisos y al final compré el edificio entero.
Jesús, ¿dónde nació usted? ¿dónde se crio? ¿con qué jugaba de pequeño?
Nací en Madrid, de madre gallega y padre salmantino. Soy muy del oeste peninsular. De pequeño jugaba en los jardines, hacía pócimas con plantas y me escondía en el jardín. En la casa en la que veraneábamos en Galicia había un jardín muy romántico. Eso me marcó mucho. Si he acabado siendo paisajista ha sido por todo ello.

El apartamento Miragaia II dentro de Massarelos House. Magas
El pequeño de ocho hermanos, ¿fue el mimado de la casa?
Me encantaría decirte que no (ríe). Yo ya no era esperado, me llevo casi seis años con mi hermana anterior, con María, y fue una alegría, la verdad. Mimado no sé si es la palabra. Como verás, me cuesta reconocerlo (ríe). Mimado por mi madre y por todos mis hermanos. Mi hermana Cristina y mi hermano Ramón han sido muy padres.
¿Cómo influenciaron sus siete hermanos mayores en su forma de ver la vida?
Muchísimo. Mi casa es una casa de personalidades fuertes y muy creativas. Son todos muy artistas. He tenido mucho privilegio por vivir eso.
¿Son muy diferentes entre sí?
Muy diferentes. Y, de hecho, hubo un momento en el que necesité distanciarme un poco de todos ellos, precisamente por esas personalidades tan fuertes. De ahí viene lo de Moraime. Moraime es nombre de guerra y me venía muy bien para manifestar mi individualidad. Mis hermanos son muy conocidos en algunos círculos de Madrid, entonces siempre me veían como el hermano de Cristóbal o de Cristina, por ejemplo. De esta manera, soy solamente Jesús Moraime.
¿Qué significa Moraime?
Viene de un monasterio gallego. San Julián de Moraime. Es un sitio mágico. Una vez estuve ahí en un viaje con mi familia y me evocó muchísimo el lugar.
¿Qué aprendió de su madre?
Un montón. Mi madre es una aglutinadora de familia. De ella he aprendido a recibir, es una gran anfitriona, y también aprendí a cocinar.
¿Su plato estrella?
No sé si tengo un plato estrella, pero me encanta hacer arroces. No paella, sino tipo puchero. Hago estofados de carne, con la carne que produzco… Me divierte la cocina.
¿El mejor consejo de su padre?
Que no me precipite.
¿Le hizo caso o se lanzó?
Soy bastante impulsivo, pero él también lo era. Aunque su consejo fuera que no me precipitase, era apasionado y visceral. Si no fuera así, yo no estaría aquí. Muchas veces obvio el peligro. Y gracias a Dios porque con miedo no vas a ningún lado. El miedo es un gran paralizador.

El paisajita Moraime en el jardín, su zona favorita de Massarelos House. Magas
¿Cómo se forma un paisajista?
Me interesaban los jardines, pero yo quería ser ornitólogo. Me encantan los pájaros. Empecé a estudiar Biológicas con idea de ser ornitólogo. Pero como un año antes de empezar a estudiar, mi familia me encargó que ayudase con un jardín en el campo, en Extremadura, y uno de mis hermanos, David, al que le debo ser paisajista, un día me dijo: "Oye, hay una escuela de paisajismo que se llama Castillo de Batres. Creo que a ti te encaja todo esto". Le hice caso y dejé Biológicas y… en el paisajismo he encontrado la gran fusión de naturaleza y arte. Todo lo que me apasiona.
¿Hay universidades de jardinería?
Cuando yo estudié había una escuela pequeñita, que se la debemos a un paisajista uruguayo, Leandro Silva, que llegó a España e hizo la restauración del Jardín Botánico. Él convenció a Luis Moreno de Cala para montar la escuela de paisajismo, y esa fue Castillo de Batres. Ahí se formaban a los paisajistas en España.
¿Cuál es su flor favorita?
Las rosas me apasionan. He tenido una relación dispar con ellas.
¿Por qué?
Las detestaba. Soy un niño de infancia postfranquista y en los jardines madrileños de aquella época había mucho rosal, pero como tres troncos muertos lleno de pinchos. Me espantaba. Un colega paisajista, Javier Álvarez de Eulate, me enseñó las rosas creadas por David Austin, de finales del siglo XX, y son mucho más bonitas, arbustivas y olorosas. A raíz de eso me hice un gran fan y entendido de las rosas. Doy conferencias sobre las rosas.

Ranúnculo blanco en un jarrón. Magas
¿Qué flor le regalaría a la persona amada?
Una rosa es maravillosa. Alguna vez he regalado rosas. Pero una rosa de jardín.
¿Color?
A mí las rosas me gustan rosas.
¿Qué flor le regalaría a una persona a la que dice adiós?
Un no me olvides.
¿Existe?
Sí, sí. Myosotis. Porque puedes dejar y quieres que no te olviden. Cada uno tiene sus flores. A una de mis hermanas, que murió hace 10 años, siempre le llevo un ramo de unas rosas que se llaman Esperanza. Cualquier flor es maravillosa. Aquí en Massarelos cuidamos mucho el tema de las flores y queremos que haya flores de estación.
Hablemos de sus proyectos. ¿Cómo es su día a día? ¿Cuál es el proyecto al que más tiempo le dedica? ¿Cuál le quita más el sueño? ¿Cuál le ilusiona más?
Soy muy versátil con mis proyectos. A lo que más tiempo le dedico es al jardín, pero tengo las casas que se alquilan en el campo, que nació como una idea de compartir con todo el mundo; la ganadería, que llegó como parte del paisaje y llegaron como cortadoras de hierbas para atenuar el riesgo de incendio y que si lo hay, no sufra el arbolado. Y luego están los proyectos en Portugal. Yo me considero ibérico. Aunque en algunas parte somos muy similares y en otras somos muy distintos, pero siento a los portugueses como hermanos. La península es una maravilla.

Jesús Moraime es el propietario de Massarelos House y de dos hoteles más: Las Casas del Naval, en La Vera, y Baixa House, en Lisboa. Magas
Massarelos es un hotel, pero tiene apartamentos, no son simples habitaciones. Y, además, no son idénticas. Cada una tiene su magia, ¿cuál es la historia?
Cuando empecé el proyecto de Lisboa, rehabilité apartamentos para alquilar o para vender. Una vez, con una pareja que tenía entonces, alquilamos un apartamento y pensé: "¡Qué gusto estar aquí y no en un hotel!". Es vivir la ciudad como si fueras un ciudadano más del sitio en el que estás. Con Massarelos pasa eso. Cada apartamento es distinto. No me va para nada la creación en cadena, ni el amueblamiento tipo Ikea. Un gran valor añadido es dar carácter a los lugares. Aquí en Oporto, en Massarelos, hemos trabajado mucho con esa herencia británica. Creo que está recogido en el aire romántico que tienen los apartamentos. Cada uno tiene un carácter diferente.
¿Cuáles son sus características?
Me fascina la cerámica, de siempre, la loza. En el siglo XIX llegó a haber 35 fábricas de loza en la ciudad de Oporto. Me parecía algo bonito que contar. Justo aquí enfrente teníamos la fábrica Massarelos y estamos en el apartamento que da nombre a esa fábrica. La decoración de cada apartamento está inspirada en eso. Y también se fusiona con otras obras de artistas portugueses que llevo años coleccionando. Esta es de Ricardo Pistola, la compré en ARCO hace años y conviví con ella en Madrid. Esa obra demuestra que puedes ir a ARCO sin miedo a comprarte algo. No todo vale como mínimo 30.000 euros. Ese cuadro son 800.
¿Hay obras de arte suyas propias aquí? ¿No le da miedo que algún huésped las rompa?
Las casas eligen a sus huéspedes. Yo en La Vera nunca he tenido problemas. Cuando a la gente le das la oportunidad de vivir con obras de arte, hay respeto. En ninguno de mis proyectos hay televisión, por ejemplo. Eso te quita gente. Nadie va a venir aquí a estar todo el día delante de una pantalla. Yo quiero que vengan a hablar con sus padres, a hablar entre hermanos, a recuperar el tiempo perdido entre las parejas o a aburrirse, que es fundamental para la creatividad. Eso selecciona mucho a la gente.

Obra de Ricardo Pistola adquirida en ARCOMadrid por Jesús Moraime y expuesta en uno de los apartamentos de su hotel de Lisboa. Magas
¿Cuál es su zona favorita del hotel y por qué?
El jardín. Es gracioso porque en Lisboa no tengo jardín, pero todos los apartamentos hablan de los jardines de la ciudad. Y aquí, en Oporto, una de las cosas que me enamoró de la casa es que tenía jardín. Esto es un conjunto de cuatro edificios que pertenecía a la misma familia. Esta calle se abre en 1860 y a partir de ese momento se empieza a urbanizar. La familia que se instala aquí, monta una fábrica de cervezas, la primera fábrica de cervezas de la ciudad: La Fábrica del León. Y, luego, construyen su casa familiar, que es esta en la que estamos. Del jardín he mantenido bastante la estructura que había entonces. Me encanta el jardín. Me lo he pasado muy bien usando un tipo de plantación que no puedo usar en Madrid, más tropical. Dentro del jardín, lo que más me divierte son los peces. Hay cuatro estanques. Y en uno de ellos he metido los peces que me regaló un amigo. Me paso horas mirándolos.
¿Cuánto tiempo tardó en construir y decorar Massarelos?
10 años. Esta obra ha sido un disparate. Iban a ser tres años y han sido 10. Ha pasado de todo: inundaciones, derrumbamientos, tuvimos a los arqueólogos metidos aquí durante meses y encontraron unos hornos cerámicos del siglo XV, a mi arquitecto le dio un ictus y estuvo seis meses ingresado, mi contratista era un impresentable, llegó la pandemia...
¿Cuándo compró los edificios?
En 2015.
¿Y cuándo se abrió oficialmente?
Hoy.
¡Sí, claro!
Anteayer me dieron la licencia. Hace años, unas Navidades, mi madre me regaló el libro del Santo Job.
La paciencia.
Efectivamente. Y pensé: "¿Por qué me regalaría mi madre eso en ese momento?". Luego lo entendí (ríe).
¿Nunca pensó en tirar la toalla?
No, no, no. Acabamos la obra hace dos años y medio y hemos estado todo este tiempo esperando la licencia. Portugal es un país maravilloso para unas cosas, pero muy pesado para otras. Son ceremoniosos, poco pragmáticos. Los españoles trabajamos muy bien y somos más resolutivos. Aquí cuesta mucho más.

Retrato del empresario Jesús Moraime en su casa-hotel de Oporto. Magas
¿Estos proyectos que requieren tanta energía y tanto esfuerzo luego son rentables económicamente o se hacen para dejar huella?
No creo que tenga necesidad de dejar huella, pero como dice La vida sigue igual, la canción de Julio Iglesias: Al final, las obras quedan, las gentes se van. Cuando construyes, se queda. Más lo arquitectónico que lo jardinero, claro. Las dos experiencias, La Vera y Baixa House, han sido buenos negocios. Yo soy intuitivo. Llegué a Lisboa en un buen momento y aquí, igual.
Como creador de espacios, ¿cómo decoraría un jardín para el rey Felipe?
Me lo tendría que contar él. Como paisajista no me gusta nada ser estricto. Cuando haces un jardín, lo haces para alguien y para que sea feliz. No me gusta imponer.
¿Y de la reina Letizia?
¿A Doña Letizia?
Sí, ¿qué no podría faltar en su jardín?
Muchas cosas. Los jardines son un cocinado con muchos ingredientes y al final acaba siendo un espacio maravilloso. Un espacio íntimo y acogedor, eso es importante para un jardín. Por supuesto, que tuviese agua y perfumes y para la reina Letizia debería ser un espacio que conciliase vida pública y privacidad. Un espacio ceremonial y más íntimo.
¿Qué flores le sembraría a la reina Letizia?
Le pondría peonías, seguro que le encantarían. La veo de peonías y de camelias. ¿La estoy viendo demasiado femenina? ¿Necesita un elemento más duro?
Ella es una mujer fuerte, Jesús, se lo aseguro. Volviendo a Oporto, ¿qué tiene que no tiene Madrid?
La melancolía portuguesa. Oporto es muy gallego, hay una relación muy estrecha entre Galicia y Oporto. Tiene mar y un gran río, pero Madrid es imbatible. Estamos en un momento delicado con la ciudad. Podemos morir de éxito. Hay que tener cuidado. Oporto es encantadora, me fascina el patrimonio portugués con jardines fantásticos. Mantiene elementos de antaño.

El exterior de Massarelos House junto a uno de los jardines de la casa. Magas
¿Si tuviera que elegir una ciudad de España para crear un nuevo Massarelos cuál sería y cómo se llamaría?
Me encanta Valencia. Mis proyectos tienen un nombre muy del lugar. Quizá lo llamaría Ruzafa House. Granada y Córdoba también me encantan.
¿Proyectos futuros y planes personales? ¿Qué le ilusiona ahora? ¿Qué le mueve?
Jardinear mucho, no creo que deje de hacerlo nunca. Y viajar. Me encanta viajar.
¿Sueña usted con retirarse?
Me retirará la caja de pino. Me voy a pasar la eternidad en horizontal, por ahora, a vivir. Y la libertad... siempre he optado por eso.