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Interiorismo

Un interiorista pone cifras a la fuga de energía en casa: “El 30% por las ventanas y un 25% por paredes y techos”

El interiorista alerta de que el aislamiento deficiente dispara las pérdidas de calor y encarece la factura energética.

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Con el invierno acechando, muchas viviendas pagarán facturas cada vez más altas. Una casa mal aislada puede perder una parte considerable del calor acumulado. Un interiorista advierte de que hasta el 30% de la energía puede escaparse por ventanas, y otro 25% por paredes y techos, si no se cuidan bien los cerramientos.

Pequeños descuidos —ventanas antiguas, muros poco aislados o techos mal sellados— transforman el hogar en una fuente de pérdidas energéticas. Esa fuga obliga a mantener la calefacción más alta y más tiempo, encareciendo facturas y desperdiciando recursos.

Desde Revista Interiores han hablado con Albert Jané, director técnico de Aquí tu Reforma, y el experto les ha explicado cuáles son los factores determinantes para conseguir una vivienda con un mejor rendimiento energético sin sacrificar el diseño.

Existen soluciones accesibles: aislar correctamente, mejorar ventanas o reforzar cerramientos. Con los cambios adecuados, se puede recuperar confort térmico sin disparar el gasto energético.

Según expertos en eficiencia, las ventanas suelen ser uno de los puntos débiles en el aislamiento del hogar. De hecho, se estima que entre un 25% y un 30% del calor interior puede perderse a través de los cristales y marcos.

La razón está en que los vidrios, especialmente los viejos o de simple acristalamiento, transmiten el calor hacia el exterior con facilidad. Las corrientes de aire y la baja estanqueidad empeoran ese problema. Se muestra la importancia de invertir en ventanas eficientes, doble vidrio o marcos con rotura de puente térmico.

Albert habla de mantenerla temperatura en el interior más estable durante los meses de calor es posible si se actúa sobre la envolvente térmica del edificio, lo que implica aislar adecuadamente los techos, las paredes y los suelos, además de reemplazar las ventanas anticuadas por unas de alto rendimiento.

También explica que para alcanzar un confort térmico óptimo, el aislamiento sería la mejor opción: emplear paneles de lana mineral (ya sea lana de vidrio o lana de roca) o corcho proyectado para techos y paredes. Estos componentes, además de ofrecer un aislamiento excelente, pueden soportar temperaturas elevadas, lo que los vuelve muy seguros.

Asimismo, también indica que las ventanas de PVC (policloruro de vinilo) presentan muchas ventajas en términos energéticos en comparación con otros materiales como la madera sin tratar o el aluminio sin rotura térmica, dado que el PVC es un material que posee una conductividad térmica reducida, lo cual previene que se pierda calor durante el invierno y hace posible conservar la frescura durante el verano.

Es por eso que una vivienda mal aislada puede llegar a perder hasta un 30% de su energía por las ventanas y otro 25% por paredes y techos. Para calentar en invierno y enfriar en verano, mejorar estos aspectos críticos conlleva una disminución instantánea de la demanda energética.

En definitiva, aunque la vivienda tenga muchos años, no todo está perdido. Revisar ventanas, sellar rendijas, reforzar paredes o techos, y evitar puentes térmicos son pasos sencillos, y muchas veces asequibles, que permiten ahorrar energía y dinero.