No tires las latas de Nivea: lo que puedes hacer con ellas para organizar y decorar tu cocina que arrasa en España

Más allá de un recipiente para guardar los utensilios de costura, una simple lata vacía no puede transformarse en una auténtica objeto de decoración y, además, práctico. Y, si hay una "lata" por excelencia en todos los hogares españoles, esa es la de la crema Nivea.

Gracias a una idea DYI que se ha viralizado en redes sociales, las míticas latas azules están teniendo una segunda vida. Convertirlas en organizadores de cocina tan prácticos como bonitos. Y lo mejor es que no necesitas ser una manitas para conseguir un resultado espectacular.

Si te gusta el orden, el diseño bonito y además quieres aportar tu granito de arena al reciclaje creativo, sigue leyendo. Este truco está revolucionando las cocinas más estilosas de Instagram y Pinterest. Y lo más probable es que tú también tengas ya los materiales en casa.

Lata de Nivea para ordenar tu cocina

Las latas de Nivea son inconfundibles: redondas, resistentes, metálicas y con esa tapa icónica de color azul. Cuando se termina la crema, solemos tirarlas sin más, pero ¿y si te dijéramos que pueden convertirse en el accesorio organizador que le falta a tus estanterías o cajones de cocina?

Con un poco de pintura, un tirador bonito y algo de creatividad, puedes crear recipientes multiuso para guardar especias, pinzas, cápsulas de café, pastillas para el lavavajillas o lo que se te ocurra. Y además, decoran.

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Lo que vas a necesitar (y probablemente ya tienes) en tu casa es:

• Varias latas vacías de crema Nivea (cuantas más, mejor)
• Pintura para metal o spray decorativo
• Esponja o brocha
• Taladro o destornillador
• Tornillos pequeños
• Silicona caliente o adhesivo fuerte
• Tiradores decorativos (de cerámica, madera, metal… lo que más combine con tu estilo)
• Rotulador permanente o pintura para detalles finales

Paso a paso para tu organizador de lata más bonito

1. Limpieza y preparación
   Primero, asegúrate de que las latas estén bien limpias y secas. Quita cualquier resto de crema y pasa un paño húmedo para eliminar la grasa. Este paso es clave para que la pintura se adhiera correctamente.

2. Pinta con mimo
   Con una esponja o brocha, aplica pintura para metal tanto en el interior como en el exterior de la lata, incluida la tapa. También puedes usar spray decorativo, que da un acabado más uniforme. Si optas por el spray, asegúrate de hacerlo en un espacio ventilado y a unos 20-30 cm de distancia para evitar goterones.

   Elige colores neutros si prefieres un estilo nórdico o blanco total, o decántate por tonos pastel, dorados o incluso negro mate si buscas un toque moderno y sofisticado. ¿Lo mejor? Puedes adaptarlo al estilo exacto de tu cocina.

3. Añade el tirador
   Con la ayuda de un taladro o un destornillador, haz dos agujeros en la tapa de la lata. Ahí colocarás el tirador decorativo, fijándolo con tornillos desde el interior. Este detalle le da un acabado mucho más profesional, además de hacerlo más funcional.

   Los tiradores se encuentran fácilmente en ferreterías o tiendas de decoración, y los hay desde modelos vintage hasta minimalistas. Es el toque que marcará la diferencia.

4. Dale tu toque personal
   Una vez seca la pintura y colocado el tirador, puedes personalizar aún más tus latas. Usa un rotulador blanco o pintura acrílica para escribir lo que contiene cada una: café, sal, orégano, infusiones... O bien dibuja iconos de frutas, verduras, flores o lo que encaje mejor con tu cocina. Este detalle no solo queda bonito, también te ayuda a mantener el orden de forma visual.

¿Dónde y cómo usarlas?

Las posibilidades son infinitas. Puedes colocarlas dentro de un cajón como compartimentos organizadores, alinearlas sobre una balda abierta a modo de especiero decorativo o incluso apilarlas en forma de torre si les colocas un soporte giratorio en la base (puedes reutilizar un tubo de cartón de cocina y una base de madera o una tapa grande).

También funcionan como mini contenedores para cápsulas de café al lado de la cafetera, para guardar sobres de azúcar, galletitas o incluso pastillas del lavavajillas junto al fregadero.

Este truco no solo te permite reciclar, también te ayuda a transformar tu cocina en un espacio más ordenado y estéticamente cuidado sin gastar de más. Además, es una actividad perfecta para hacer en una tarde de domingo, sola o en familia.

Nadie pensará que esos organizadores tan monos empezaron siendo una simple lata de crema corporal. Gracias a esta tendencia DIY tan resultona, le das una nueva vida a objetos que normalmente acabarían en la basura.