
Lara Álvarez.
El salón de Lara Álvarez (39) valorado en más de 20.000 euros: "No hace falta gastar una fortuna"
La presentadora ha transformado un chalet en Las Rozas en un refugio rústico moderno. Su salón combina confort, madera y toques atemporales.
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Lara Álvarez vive en un chalet rústico con jardín y piscina en las afueras de Madrid. Su salón destaca por ser acogedor y luminoso, con un sofá blanco elegante y líneas modernas, combinable con cualquier estilo.
La chimenea de obra es el corazón del salón, aportando un aire cálido y campestre. Rodeada de elementos de madera y fibras naturales, crea un ambiente relajado ideal para el invierno y los ratos de descanso.
En una zona destaca una cómoda vintage de madera envejecida que sirve como mueble-TV y aporte práctico. Sus tiradores de forja suman un toque tradicional sin renunciar a la sofisticación.

Lara Álvarez y su perro. @laruka
Las paredes en beige y suelos de madera clara amplifican la luz natural que entra por los ventanales. Este fondo neutro potencia la calidez del entorno y permite destacar las piezas decorativas con armonía.
El uso de fibras naturales, como alfombras de yute y estanterías integradas en la pared, suma calidez y personalidad. Una elección funcional y estética que convierte la estancia en un refugio muy acogedor.

El perro de Lara Álvarez. @laruka
La estructura del salón está definida por la presencia de madera en vigas, muebles y mesa de centro. Combinada con tonos blancos y beiges, aporta serenidad sin perder ese punto rústico tan actual.
El sofá se convierte en el centro de encuentro: amplio, cómodo y vestido de blanco. Ideal para reposar o compartir, y acompañado por la chimenea, punto focal visual y cálido que refuerza el carácter del espacio.
La cómoda vintage se combina con una práctica estantería empotrada. En esta repisa, Lara ha colocado libros y objetos, aprovechando el espacio sin saturarlo. El resultado es ordenado, funcional y con identidad .
Esta simbiosis de muebles atemporales y elementos integrados hace del salón un lugar muy habitable. El equilibrio entre lo práctico, lo estético y lo emocional refleja su filosofía de hogar.
Los cojines del sofá mantienen la tonalidad neutra, mientras que elementos como cestas de mimbre y jarrones aportan textura. La mesa de centro de madera y cristales añade robustez sin recargar el ambiente.
La iluminación es suave y está pensada para las tardes de lectura y descanso. Lámparas de pie y de mesa permiten crear rincones cálidos. La ambientación es clave para lograr ese aura rústico-moderno.
Gracias a los materiales naturales y al equilibrio tonal, el salón se adapta a cualquier estación. En verano, los tejidos ligeros y el blanco aportan frescor; en invierno, la chimenea y la madera aportan confort y calidez.
Este espacio demuestra que un diseño bien pensado puede funcionar todo el año, sin necesidad de grandes cambios estacionales. La clave está en mantener una base versátil, combinada con detalles puntuales.
El salón de Lara Álvarez no es un decorado. Es un reflejo de su gusto personal y su estilo de vida: natural, relajado y sin artificios. Cada detalle tiene sentido, desde la cómoda hasta la chimenea, pasando por los libros y las plantas.
Este espacio demuestra que una decoración con alma no necesita lujos ni excesos. Basta con materiales de calidad, una paleta armoniosa y una selección de piezas con historia.
Más allá del estilo decorativo, el salón transmite un fuerte sentido de equilibrio emocional. Lara ha diseñado un espacio que invita a la desconexión y la calma, un refugio donde puede relajarse tras sus compromisos profesionales. El ambiente es sereno, pero no frío: todo está pensado para el bienestar.
Lo que más llama la atención es que, pese a su estética cuidada, el salón de Lara es perfectamente trasladable a cualquier hogar. No hay elementos imposibles ni lujos innecesarios, sino una combinación de piezas bien elegidas. Es un ejemplo claro de que se puede lograr un espacio bonito, funcional y acogedor sin perder autenticidad.
El salón de Lara Álvarez no solo destaca por su armonía visual, sino también por la cuidada selección de mobiliario y detalles decorativos que elevan su valor por encima de los 20.000 euros.
Entre sofás de diseño ergonómico, alfombras artesanales de lana natural, lámparas con acabados metálicos de alta gama y muebles de madera maciza hechos a medida, el espacio refleja una inversión consciente en calidad y estilo.
Además, las piezas decorativas, muchas adquiridas en viajes o de marcas de autor, aportan carácter y autenticidad a un conjunto donde la estética no está reñida con la funcionalidad.