Noelia Bakery, dueña de una pastelería.

Noelia Bakery, dueña de una pastelería.

Estilo de vida

Noelia, dueña de una pastelería: "Facturaba 50.000 euros al mes y cerré; gano más vendiendo 'online' y sin 15 trabajadores"

Esta pastelera de éxito en España, a través de su historia, habla de cómo priorizó su salud mental y triunfó. 

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En España todavía se aplaude más la facturación que la salud mental. Por eso la historia de Noelia Toré, más conocida como Noelia Bakery, descoloca.

Llegó a facturar 500.000 euros al año con una cafetería-pastelería preciosa, varios empleados y cola en la puerta, pero decidió cerrar.

Hoy trabaja sola, vende sus pasteles online, escribe libros, lanza cursos y lo resume sin rodeos: "Nosotros llegamos a ser 15 trabajadores y a mí se me hizo mundo".

Invitada al pódcast de YouTube Pepina Pastel, Noelia cuenta la cara B de ese "sueño emprendedor" y cómo pasar del negocio físico al online le ha cambiado la vida (y las cuentas).

Una historia en primera persona de cómo la salud mental de esta joven empresaria fue clave para triunfar plenamente con su negocio.

Local propio con 24 años

Noelia creció, literalmente, entre harina y bandejas calientes. Sus padres tuvieron durante años una panadería-pastelería en Barcelona.

Aunque estudió Dirección de Cocina y al principio le tiraba más lo salado, un día se enamoró de la pastelería trabajando en un obrador y ya no hubo marcha atrás.

Su primer gran referente fue el campeón del mundo Jordi Bordas, con quien viajó por medio planeta dando formaciones. Ocho años después, la fuerza le salió sola.

Con 24 años miró a sus padres y les dijo: "Quiero tener mi negocio". Ellos la apoyaron y nació Noelia Bakery, una cafetería-pastelería en Viladecans, a las afueras de Barcelona.

Local bonito, producto cuidado, todo hecho "con mucho amor" y un objetivo muy claro: crear ese sitio al que ella misma quería ir a tomar un buen café y un trozo de pastel.

El éxito llegó rápido. La facturación subía, la vitrina se llenaba cada día y la gente empezaba a desplazarse desde otras ciudades solo para probar sus tartas. Desde fuera, tenía todo lo que se supone que hay que desear.

500.000 euros al año

Por dentro, la película era otra. La empresa creció hasta 15 trabajadores y la gestión empezó a pasarle factura:

"Se me hacía muy difícil de gestionar todo el equipo, siempre tenía problemas. Desarrollé muchísima ansiedad, cosa que nunca había tenido en mi vida. Me levantaba por la mañana con una presión en el pecho que no podía".

Noelia resume muy bien lo que viven muchos pequeños empresarios en España: muchísimo trabajo, muchísimo riesgo y una sensación constante de que "nadie gana dinero":

El trabajador siente que cobra poco para todo lo que hace; el empresario siente que está asfixiado por impuestos y gastos y, mientras, la vida se va en cuadrar turnos, pagar nóminas y contestar reseñas en Google.

Cerrar cuando todo 'va bien'

Ella lo vio clarísimo: movía mucho dinero, pero el beneficio real que se quedaba en su bolsillo no compensaba el nivel de estrés.

En plena pandemia, como tantos negocios, su cafetería tuvo que bajar la persiana. Empezó a vender pasteles online, a grabar recetas desde casa y a comunicar más en redes sociales.

Noelia Bakery, dueña de una pastelería

Ahí se encendió una bombilla: la parte digital no solo le gustaba, también funcionaba. Aun así, la decisión fue dura. Traspasó la cafetería cuando el negocio seguía facturando alto:

"Llegamos a facturar 500.000 € en un año, unos 50.000 € al mes. Pero yo estaba moviendo el dinero del bolsillo de mis clientes al bolsillo de otras personas que no eran el mío".

La presión por "no defraudar" a su equipo también pesaba. Hubo quien la criticó con frases como "15 ilusiones rotas", pero ella lo tenía claro: "¿Qué haces, quedarte en un negocio donde no eres feliz solo por mantener a 15 personas? A veces hay que ser un poco egoísta. No es un fracaso, es cuidarte".

Menos facturación, más beneficio

Hoy su modelo es otro: obrador pequeño, venta online, creación de contenido, su libro de recetas y una escuela digital, Piel de Limón. Y los números, paradójicamente, salen mejor:

"Ahora que estoy sola gano más dinero que cuando éramos 15. Facturo menos, pero el beneficio es mayor".

Ella misma pone el ejemplo: ahora puede facturar en torno a 160.000 € al año y quedarse con un beneficio de 20.000-30.000 euros limpios, además de su sueldo.

¿La diferencia? Menos estructura, menos gasto fijo y más líneas de negocio de alto margen: colaboraciones con marcas, venta de su libro, cursos online, además de sus productos de pastelería.