Marta Sánchez en el pódcast de Vicky Martin Berrocal.

Marta Sánchez en el pódcast de Vicky Martin Berrocal.

Estilo de vida

Marta Sánchez (59 años) confiesa sus problemas de autoestima: "Me acostaba maquillada delante de mis parejas"

Su confesión es casi un espejo generacional para muchas mujeres que se han ido a dormir durante años perfecta por miedo a no ser querida.

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Marta Sánchez lleva casi cuatro décadas siendo "la niña mimada del pop español", una diva sexualizada, exigida y observada al milímetro.

La cantante ha participado en el pódcast de su amiga Vicky Martín Berrocal en donde, a través de una íntima conversación, se ha podido conocer más a la persona detrás de la artista.

Habló de complejos, de la presión por gustar, de la menopausia… De cómo esas pequeñas anécdotas fueron forjando una personalidad difícil de deshacerse de ella.

Ella misma ha confesado que, durante años, se iba a la cama con rímel delante de sus parejas. Y no, no se trataba de una "coquetería".

Lo que cuenta Sánchez es una radiografía de cómo muchas mujeres, especialmente a partir de los 40, viven su físico, su autoestima y sus relaciones.

Dormir maquillada

En un momento de la charla, Vicky le pregunta por el amor y por cómo ha cambiado su forma de vivir la pareja.

Marta, habla de su actual pareja, Fede (Federico León) y de cómo se ha convertido en la persona con la que más se siente ella misma, hasta tal punto de confesar que es con la primera pareja con la que duerme completamente desmaquillada.

"Con otros hombres me acostaba con rímel", confesaba a la diseñadora andaluza. Para ella, no era solo una cuestión estética. Lo explica con una frase que resume perfectamente esa autoexigencia de tantas mujeres.

"Mi ojo es mi personalidad en la cara." Es decir, sentía que sin eyeliner o sin máscara, sin ese ojo marcado, perdía parte de quién era. Y transmitía eso también en la intimidad: no podía dejarse ver deslavazada ni siquiera en la cama, con alguien que, en teoría, la quería.

La confesión se vuelve aún más potente cuando Marta cuenta cuándo dejó de hacerlo. "Siempre a la cama, con los ojos pintados, menos con Fede. Con Fede el primer día ya me desmaquillé."

Y añade algo completamente inesperado entre las confesiones de una verdadera diva de la música: "Fíjate tú lo que es la intuición, de que podía ser yo misma, ¿sabes? O que me da igual que me vea con aceite en el pelo..."

Por primera vez, Marta siente que puede bajar la guardia. No necesita mantener el personaje de diva ni dormir "perfecta" para ser querida. Un acto íntimo, sencillo, pero poderosísimo.

Físico como parte del éxito

La raíz de todo esto no está solo en el maquillaje. Marta lo reconoce con una sinceridad brutal: "Mi físico era una parte muy importante para que se enamoraran o para que siguieran enamorados."

Durante años, creyó que su valor como mujer y como pareja pasaba, en gran parte, por su cuerpo, su cara, sus rasgos.

Algo muy habitual en mujeres que han sido señaladas, alabadas y juzgadas por su aspecto desde muy jóvenes. Pero ahora, a sus 59 años, ha cambiado esa forma de pensar.

"El físico se va. A los tíos listos lo que les gusta de las mujeres no es el físico, es la personalidad, la garra. Yo creo que a los hombres les gustan las mujeres fuertes y seguras."

Un giro de discurso clave en su vida personal: de la obsesión por estar perfecta en la cama a reivindicar la personalidad, el carácter y la fuerza interior.

La importancia de la naturalidad

Marta no se esconde cuando habla del paso del tiempo. Reconoce complejos, operaciones y esa batalla agotadora por mantener el tipo:

"Es muy cansado lo de cuidarse y lo de estar siempre perfecta, es agotador, es un trabajo." Confiesa que no se deja "caer" en la menopausia, que pelea mentalmente para que no la arrastre.

"Sobre todo mentalmente no he dejado entrar a la menopausia en mí, porque no me sale de los… no lo voy a permitir."

Y, aun así, admite que hay partes de su cuerpo que ya no le gustan tanto, que le cuesta ponerse bañador o enseñar las rodillas. Es decir, vive los mismos conflictos que tantas mujeres de su edad.

https://youtu.be/vixO1sL5YTk?si=ZL5AdgqZFs5TLUtJ

Marta Sánchez en el pódcast de Vicky Martín Berrocal.

Frente a eso, rescata una de las frases que más le marcó, de su padre: "Lo más bonito de una mujer es la naturalidad."

Es casi una paradoja: ha pasado media vida durmiendo con rímel, y ahora reivindica la naturalidad como ideal. Pero ahí está precisamente la evolución de protegerse con un ojo dibujado a aceptar, poco a poco, el ojo desnudo.

Autoestima en Marta Sánchez

Durante la charla con Vicky, Marta también habla de terapia, del miedo al juicio ajeno y de su dificultad para valorarse:

"Psicólogas y psicólogos que he ido a veces a terapia me han dicho: 'es que tú no sabes quién eres, no te valoras lo suficiente, no sabes quién es Marta Sánchez'."

No es casual que esa misma mujer reconozca ahora que por fin se atreve a ser más natural con su pareja, a mostrarse sin adornos, sin tanto filtro y sin ese ojo perfecto que la acompañó a la cama durante años.

Dormir o no dormir maquillada puede parecer un gesto superficial, pero en su caso resume un cambio profundo: de vivir para gustar a vivir desde el sentirse suficiente.

La historia de Marta Sánchez no va solo de maquillaje, sino también de la presión estética, de edad, de deseo de gustar, de miedo a que te dejen, de querer si te ven "de verdad". Y, al mismo tiempo, habla de la posibilidad de sanar.