Estrechando lazos con un pez payaso en las profundidades de Maldivas.

Estrechando lazos con un pez payaso en las profundidades de Maldivas.

Estilo de vida Día de la Mujer en el Buceo de PADI

Tiburones, rayas, delfines y tortugas: todo lo que he visto en mi primera vez buceando en las Islas Maldivas

Este 19 de julio se celebra el Día de la Mujer en el Buceo de PADI que busca promover la exploración y conservación de los océanos en clave femenina. 

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De entre los muchos lugares en el mundo donde hacer submarinismo destacan por su belleza y valor, Maldivas era uno de los que siempre había estado en mi lista de viajes pendientes. Mis aventuras bajo el agua comenzaron en Vietnam, para más tarde bucear el fondo marino de Filipinas, Indonesia o México. 

Hay lugares en el mundo que exigen un esfuerzo para llegar, y Maldivas es uno de ellos. Pero nadie dijo que alcanzar el paraíso fuera fácil, pero todos saben que cuanto más remoto el destino, mayor es la recompensa.

No me considero una experta, ni mucho menos. Empezando porque durante estos años no he sido ni capaz de 'logear' mis dives -habré hecho en torno a 30 inmersiones desde que me saqué el OW (el certificado Open Waters con PADI)- en la aplicación.

De hecho, la falta de práctica hace que siempre la primera inmersión sea una recapitulación de todo lo aprendido, a la que se suman nervios y emoción. Es siempre aconsejable refrescar la teoría antes de meterse al océano con clases de refuerzo, que ofrecen los centros de buceo. 

Por eso la experiencia en Varu y Raaya by Atmosphere, dos resorts ubicados en diferentes atolones del archipiélago, desde los que puede explorar lo que se esconde bajo del mar, comienza antes de mojarse.

El centro de buceo en Varu by Atmosphere.

El centro de buceo en Varu by Atmosphere.

La cadena Atmosphere, que posee nueve resorts repartidos por los atolones que forman el archipiélago, ha apostado por incluir centros de buceo en todos ellos para ofrecer este servicio a sus huéspedes de la manera más cómoda.

De hecho, en 2024, el premio “PADI Outstanding Contribution to Women's Diving” recayó en uno de ellos, OBLU NATURE Helengeli, resort que, en colaboración con TGI Maldives, celebran anualmente el Mes de la Mujer en en Buceo de PADI.

La emoción no se esconde antes de saltar de nuevo al agua.

La emoción no se esconde antes de saltar de nuevo al agua.

Así mismo, este 19 de julio se conmemora el 11º aniversario del Día de la mujer en el Buceo de PADI, que reafirma el empoderamiento de las mujeres buceadoras, fomento de las conexiones e inspiración para la exploración de los océanos.

Un compromiso del destino por promover la diversidad y el bienestar que se suma a actividades de yoga al amanecer y tratamientos inspirados en la tradición local acompañan una agenda pensada para mujeres aventureras, familias y grupos de amigas. 

Tiburones y delfines

Bucear requiere superar miedos y confiar en el equipo de instructores, que con paciencia guían cada paso del debutante. En el mismo centro te facilitan todo tipo de material, desde el traje de neorpreno, aletas y máscara, hasta las botellas de oxígeno y el ordenador de buceo. Pero tú también puedes llevar tu propio equipo, si cuentas con él.

A bordo de un dhoni, un barco típico de Maldivas.

A bordo de un dhoni, un barco típico de Maldivas.

Subidos al barco, en ruta hasta la ubicación de la inmersión, se comprueba que el chaleco de buceo o BCD y el regulador funcionan correctamente y se ajusta la botella para comprobar el nivel de oxígeno y que está correntamente conectado. 

El mapa de Madi Gaa, uno de los lugares de buceo cercana a Varu by Atmosphere.

El mapa de Madi Gaa, uno de los lugares de buceo cercana a Varu by Atmosphere.

Tengo la sensación de que dan igual las veces que hayas buceado. El ritual de saltar al agua se siente como si cada vez fuera la primera vez. Es, literalmente, un salto gigante, no solo al mar, sino a una nueva dimensión de sensaciones de la que solo la inmensidad, además de los enjambres de peces y los arrecifes, son testigos. 

Ya en el agua, llega el momento de desinflar el chaleco, preparadas para la inmersión.

Ya en el agua, llega el momento de desinflar el chaleco, preparadas para la inmersión.

Avanzar bajo el agua, con el corazón aún acelerado, y divisar la silueta esbelta de un tiburón gris de arrecife entre corales es el tipo de recuerdo que se graba para siempre. Estos depredadores, tan respetados como temidos, nadan con una calma hipnótica, recordándonos la armonía perfecta del ecosistema marino.

Pero no hay solo tiburones. Las rayas, absolutamente majestuosas, suelen mostrarse en las aguas protegidas del atolón, deslizándose como cometas acuáticos. Nosotros pudimos ver tres rayas jaspeadas (o águila marina moteada) adentrándose en grupo hasta aguas más profundas. 

En sitios como Manta Point es habitual ver mantarrayas cruzando las corrientes, inaugurando un desfile de vida marina en el que cada especie ocupa su lugar. 

Es cierto que llegar hasta estas ubicaciones tiene un coste extra, —cada inmersión cuesta 125 dólares, a los que hay que añadir impuestos y gastos adicionales como los del alquiler de una cámara GoPRo, por ejemplo, por 50 dólares—al igual que el resto de las excursiones que ofrecen desde el resort y algunos prefieren dejar los avistamientos en manos del destino, ya se sabe que con lo que te encuentres bajo el mar, es solo cuestión de suerte. 

Con seguridad verás tortugas entre espirales de peces de colores y erizos de mar, son el tesoro mejor guardado de las Maldivas y uno de los encuentros más valorados por buceadores de todos los niveles.

Una de las simpáticas tortugas que se sumó al paseo bajo el mar.

Una de las simpáticas tortugas que se sumó al paseo bajo el mar.

Aquí se acercan sin miedo y deciden acompañarte durante la travesía, coincidimos con una de ellas especialmente amistosa. Pero no tanto como algún batfish, dispuesto a convertirse en tu sombra, o los sweetlips, tan hipnotizantes cuando los miras. 

El repertorio marino que te espera en Maldivas.

El repertorio marino que te espera en Maldivas.

Tras la inmersión, volver a tierra con la brisa en la cara y la piel llena de sal es otra de las mejores sensaciones que regala siempre la experiencia, pocas veces te sientes tan viva. Si además tienes suerte de encontrarte con un banco de delfines saltarines que siguen de cerca la navegación, es casi como tocar el cielo. 

Si la timidez les impide salir a saludar, embarcarse en un crucero al atardecer revela otra cara fascinante del océano y otra nueva oportunidad para verles. En esas horas doradas, los bancos de delfines juguetean y saltan junto al barco, protagonizando un espectáculo natural mientras el sol se despide detrás del horizonte. 

Más allá del agua

No todo es buceo. El viaje también es un festín para el paladar. Cada mañana, sus desayunos se convierten en una degustación de cocina árabe, asiática, europea y, por supuesto, maldiva con los bufets. Hay mucho donde elegir desde sus estaciones de cocina en vivo: desde caldos humeantes y dosas crujientes, fruta tropical o unos sencillos huevos revueltos. 

Después te esperan sus diferentes restaurantes especializados que se ocupan de mantener el apetito más que satisfecho durante la estancia. Desde el primer restaurante de cocina maldiva que se abrió en un resort por primera vez, hasta la granja orgánica de Seb donde tú mismo cosechas las hortalizas que te cocinan para la cena.