Charco Azul de Chulilla.
Esta es la piscina natural más bonita de España: un ambiente de película y perfecto para una escapada
Se trata de una ruta muy sencilla y asequible, ideal para hacer en familia, que te llevará a conocer un pequeño embalse que forman las aguas del río Turia.
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El pasado 21 de junio dio comienzo a la temporada más calurosa del año, el verano. A pesar de que ya hayamos vivido sus estragos desde finales de mayo, estos días las temperaturas están más altas que nunca.
A pesar de que este calor tenga muchos inconvenientes, la realidad es que también tiene otras ventajas, como pensar en todas las escapadas en las que hemos pensado durante todo el invierno.
Una de estas escapadas está en la Comunidad Valenciana, más concretamente en el pueblo de Chulilla. Se trata del Charco Azul, una piscina natural que ya el año pasado conquistó a millones de turistas y que este año ya está preparada para hacerlo.
El Charco Azul, Chulilla
El Charco Azul de Chulilla es el final de una increíble ruta de senderismo, que tiene como punto de partida la plaza mayor del pueblo, plaza de La Baronía, que da nombre a la antigua Baronía de Chulilla, instituida en 1274.
Desde aquí tenemos que dejar el núcleo urbano atrás para llegar hasta la primera parada de la ruta: El Cañón del Turia, uno de los parajes más bonitos y al mismo tiempo menos conocidos de la Comunidad Valenciana.
El Cañón del Turia cuenta con una longitud aproximada de unos 4 kilómetros y paredes rectas formadas por la erosión del río, que se ha convertido en un punto de interés gracias a su espectacular mirador.
Desde la Plaza de la Baronía ya encontramos las indicaciones que nos muestran cómo llegar hacia el Charco Azul. Tenemos que bajar hasta llegar al río y a la derecha, encontramos un sendero junto a la canalización de agua para producir energía hidroeléctrica.
Una vez abajo, nos vamos a encontrar una pasarela de madera, que nos llevará hasta la ubicación más deseada: el Charco Azul, un pequeño embalse de agua situado al pie de las impresionantes paredes rocosas del Cañón del Turia.
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Su nombre podría hacer alusión al color de su agua, azul turquesa, principalmente a primera hora del día cuando el sol impacta sobre él; sin embargo, es una transformación del término árabe azud. Y es que, tal y como cuentan desde Escapada Rural, aunque parezca algo creado por la naturaleza, está construido por el hombre.
En el siglo XII los musulmanes que vivían en Chulilla construyeron una presa en el cauce del río Turia que les permitiera regar las huertas de los alrededores del pueblo. Si miramos con atención, en la zona del pozo se pueden ver los restos de algunos canales.
El Charco Azul era el pequeño secreto de los vecinos de la zona, donde se refrescaban en verano y disfrutaban en tranquilidad; sin embargo, la belleza de la naturaleza ha hecho que más personas lo conozcan.
Sobre todo por su pasarela de madera, por la que se puede caminar hacia el interior de la piscina natural de agua turquesa.
Con el paso de los años se ha convertido en un lugar perfecto para bañarse, en el que, a pesar de sus diferentes usos, el baño en el Charco Azul de Chulilla es completamente seguro, ya que las aguas siempre están en calma.
El río que atraviesa la zona es perfecto para diferentes actividades, donde podemos disfrutar del entorno de aguas cristalinas. El Charco Azul cuenta con instalaciones para adaptar la visita a familias y grupos de amigos, con áreas de pícnic, zonas de descanso y aparcamiento cercano.
El pueblo de Chulilla
En la comarca valenciana de Los Serranos y a 60 kilómetros de la capital, Chulilla fue una aldea medieval situada en un territorio que está vertebrado por el río Turia, y él ha sido el que ha marcado toda su evolución histórica, cuya belleza es tan solo una parte de todo lo que alberga en su interior.
Con la arquitectura tradicional y sus calles estrechas, empinadas y empedradas, con casitas de color blanco predominante, Chulilla es una aldea capaz de transportar a los visitantes a otra época.
Especialmente, gracias a su increíble castillo, de origen musulmán y encaramado a la montaña, desde el que conseguimos unas vistas del cañón del río Turia, cuyas paredes son conocidas por todos los escaladores de Europa.
Además de la escalada, el pueblo de Chulilla es una opción excelente para los amantes del senderismo, que pueden disfrutar de caminos como la ruta de los puentes colgantes, un sendero con el que disfrutar de la naturaleza y de la belleza de sus paisajes desde las alturas.
Conocido también en valenciano como Xulella, este municipio con menos de 700 habitantes puede presumir de ser una de las joyas geográficas desconocidas en España.