Ana Asensio, psicóloga.

Ana Asensio, psicóloga.

Estilo de vida

Ana Asensio, neurocientífica: “Cuando se te escapa la felicidad, tienes que activar el cuerpo y caminar 15 minutos”

La doctora en neurociencia lleva más de 20 años ayudando a otros a definir la belleza interior, integrar hábitos para gustarnos más y establecer los pilares de la neurofelicidad. 

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"Si tuviera que definirla en una frase", explica Ana Asensio, psicóloga y doctora en neurociencia, "diría que la neurofelicidad es el estado de equilibrio en el que el cerebro funciona de manera óptima para generar bienestar, resiliencia y satisfacción con la vida. Y, ojo, esto no significa estar siempre eufóricos, sino tener la capacidad de sentir placer, manejar el estrés y adaptarnos a los desafíos con una perspectiva de actitud positiva y realista, viendo la realidad tal cual es, y pudiendo conectar cerebro y corazón para tomar la mejor decisión".

Actualmente, Asensio ejerce como coordinadora de la sección de psicología clínica y salud del Colegio Oficial de Psicología de Madrid, además de impartir formación como profesora universitaria y ser la autora de publicaciones de grandes ventas. Madre de familia numerosa, se define como "amante de la vida y del ser humano, y gran creyente en el potencial de las personas para encontrar su sentido vital".

Con más de dos décadas de experiencia, ha ayudado a miles de personas en sus procesos. Para ella, la neurofelicidad "no es un concepto místico ni un estado inalcanzable, sino un fenómeno biológico y psicológico en el que interactúan neurotransmisores, hábitos, pensamientos y relaciones sociales". Y la clave de la misma se podría encontrar en tres pilares: la neuroquímica, la neuroplasticidad y la neurocoherencia.

"En primer lugar, la neuroquímica. Es decir, cultivar hábitos que favorezcan la producción de serotonina, dopamina y oxitocina, como el ejercicio físico, el contacto social saludable, dar y recibir cariño, el contacto con la naturaleza en atención plena, la actitud de gratitud, el sueño de calidad y la alimentación".

La neuroplasticidad, detalla, tiene que ver con "entrenar el cerebro para generar nuevas conexiones neuronales, es decir, cambiar patrones mentales y emocionales que nos limiten y ampliar a otros que nos potencien y ayuden a crecer".

Ilustración sobre el equilibrio de la química cerebral.

Ilustración sobre el equilibrio de la química cerebral. EE

En lo que se refiere a la neurocoherencia, añade, se trataría de "poner al cerebro y a la razón al servicio del corazón. Para mantener una buena salud emocional y psicológica es importante vivir en consonancia con nuestros valores y gestionar nuestras emociones, escuchándonos, bajando el nivel de estrés externo y el ruido mental interno y cuidando nuestro bienestar con amabilidad y mimo".

Para la experta, premio a la excelencia educativa, profesional y a la divulgación en psicología, "siempre se puede contribuir en nuestra felicidad desde nuestra actitud y tomando la decisión de ayudarnos o no. En el momento en el que nuestra actitud es positiva será importante conectarnos con nosotros, saber cómo nos sentimos, y darnos cuenta de qué circunstancias nos rodean en un momento puntual. Y, a partir de ahí, conectar con la coherencia de nuestros valores, gestionar nuestras emociones y tomar acción tanto para cambiar una situación como para aceptarla".

"Es importante", apunta, "tener en cuenta la posibilidad de cambio que tiene el ser humano. Aquí entra en juego la epigenética emocional, ya que, aunque no podemos cambiar muchas circunstancias externas, sí podemos cambiar cómo reaccionamos a ellas y cómo nuestro cerebro las procesa. La neurofelicidad no depende solo de lo que nos ocurre, sino de cómo interpretamos y respondemos a ello. Un mismo evento puede ser vivido como una maldición o como una crisis con oportunidad de aprendizaje. Esa diferencia determina nuestras emociones, nuestros actos y nuestra salud mental".

Vida satisfecha

Para promover la neurofelicidad en nuestro día a día, explica Asensio, en primer lugar, tenemos que gestionar la atención: nuestro cerebro tiene un "sesgo de negatividad" que hace que nos fijemos más en lo malo. Entrenar la atención para equilibrar lo positivo y lo negativo cambia nuestra química cerebral.

En paralelo, subraya la importancia de las relaciones, porque "somos seres sociales, y el apoyo emocional es un antídoto natural contra el estrés. La oxitocina, la hormona del vínculo, actúa como un regulador del bienestar". Además, señala, "son necesarias pequeñas dosis de placer: música, risas, deporte, comida sabrosa: el cerebro necesita momentos de disfrute para funcionar bien".

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¿Existe científicamente algo así como la belleza interior? ¿Qué hábitos nos pueden ayudar a gustarnos más? "Sí, y la ciencia lo respalda", confirma la experta. "Hay estudios sobre la autoimagen y el autoconcepto que demuestran que la percepción que tenemos de nosotros mismos influye en cómo nos ven los demás. Lo interesante es que la belleza interior no es solo una cuestión psicológica, sino también neurobiológica: cuando una persona se siente bien consigo misma, su cerebro libera más endorfinas y oxitocina, lo que influye en su expresión, su tono de voz y hasta en su postura".

El primer hábito para fortalecer esa belleza interior sería el autocuidado consciente: cuidarnos no por estética, sino por amor propio. Comer bien, dormir bien, movernos. Nuestro cuerpo es el único lugar donde vamos a vivir siempre.

El segundo, explica, es el diálogo interno positivo: "Si nos habláramos con la misma amabilidad con la que hablamos a un ser querido, nuestra autoestima mejoraría drásticamente. Y tercero, la expresión genuina: “Nos sentimos más atractivos cuando vivimos de acuerdo con nuestros valores y nos mostramos tal como somos. La autenticidad genera seguridad y eso es magnético”.

Inspiración femenina

Para la entrevistada son especialmente importantes como inspiración mujeres aún poco conocidas, como Lisa Feldman Barrett, psicóloga neurocientífica, “que ha revolucionado la forma en que entendemos las emociones. Su trabajo, una referencia clave en neurociencia afectiva y psicología, me hizo ver que no estamos a merced de lo que sentimos, sino que podemos moldear nuestras experiencias emocionales". 

Portada del libro 'How Emotions Are Made: The Secret Life of the Brain'.

Portada del libro 'How Emotions Are Made: The Secret Life of the Brain'. DR

"Su teoría de la construcción de las emociones demuestra que no son respuestas automáticas y universales del cerebro, sino experiencias construidas activamente a partir de nuestras percepciones, experiencias previas y contexto. Uno de sus libros más influyentes es How Emotions Are Made: The Secret Life of the Brain, donde explica cómo podemos moldear nuestras emociones a través del lenguaje, la cultura y la neuroplasticidad", detalla.

Menciona también a Carol Dweck, psicóloga e investigadora de Stanford, conocida por su Teoría del Mindset (Mentalidad de crecimiento), que ha cambiado la forma en que entendemos la motivación y el aprendizaje y demostrado que “nuestra capacidad de mejorar depende más de nuestra actitud y esfuerzo que de nuestras habilidades innatas. La manera de hablarnos influye en nuestra resiliencia y éxito”.

Y añade a Malala Yousafzai, que, "aunque no es psicóloga ni científica, su historia de superación es un testimonio de la fortaleza mental y emocional. Sobrevivió a un atentado por defender el derecho de las niñas a la educación y, en lugar de rendirse, se convirtió en la persona más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz. Su historia me inspira porque es un ejemplo de cómo la adversidad puede transformarse en un propósito de vida y en una fuente de inspiración para millones de personas".

La experta termina esta entrevista con una referencia personal sumamente importante en su vida: “Mi abuela, que no tenía estudios, atesoraba una experiencia vital increíble, una historia de dolor y
resiliencia al perder a un hijo desaparecido en accidente aéreo. Tenía mucho amor para dar, una inteligencia emocional impresionante, con la palabra adecuada y el gesto idóneo en cada momento. Era una mujer a la que le encantaba agradar, me enseñó que la felicidad está en los pequeños momentos que compartimos juntas y en la actitud con la que enfrentamos la vida. Ella sabía muy bien lo que era el dolor y aprendió a valorar lo realmente importante", concluye con emoción.

Plan anti 'apagón emocional'

Plan de choque en tres pasos para cuando notemos una especie de "apagón emocional", explica la experta, Primero, movimiento inmediato. "Cuando la felicidad se nos escapa, lo primero es activar el cuerpo. Basta con caminar rápido 15 minutos, bailar o estirarse. El movimiento genera cambios químicos en el cerebro que nos ayudan a salir de estados de bloqueo". 

Segundo, busca la conexión social. "Llamar a alguien nos hace sentir bien, buscar contacto humano, aunque sea mínimo, es clave. La soledad emocional es enemiga del bienestar, y muchas veces no necesitamos respuestas, simplemente sentirnos escuchadas".

Y tercero, establecer miniobjetivos. "Si nos sentimos sin motivación, es clave proponernos metas muy pequeñas y alcanzables. Por ejemplo, si nos cuesta hacer algo, decir 'sólo cinco minutos'. La dopamina se activa con cada pequeño logro, y eso nos pone en marcha".