
Carmen Lomana oliendo un lata de Crema Nivea.
Carmen Lomana (76 años): "La crema Nivea es lo que mejor funciona para hidratar mi rostro y mantenerlo joven"
La mítica lata azul lleva décadas conquistando a todos los hogares de medio mundo por la cantidad de aplicaciones, no solo de belleza, que se le puede dar a este eficaz producto.
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La rutina de belleza estándar de la sociedad actual está en un momento álgido. Todos queremos cumplir con unos mínimos para conseguir un aspecto más joven, saludable y, por tanto, bello.
Hay quien se ayuda de complejos y sofisticados tratamientos, a base de productos casi inaccesibles, también por su precio. Pero otros siguen apostando por los productos de siempre, los que siguen siendo los más eficaces.
Carmen Lomana, icono del estilo y la elegancia en España, tiene un secreto que rompe con todos los esquemas, encajándose con este último grupo.
La mítica crema Nivea, la de la lata azul, no falta jamás en el bolso o el neceser de la socialité y empresaria, quien a sus 76 años, presume de una piel impecable y luminosa que muchas veinteañeras envidiarían.
Aunque podría permitirse cualquier tratamiento de alta gama o cosmética de lujo, Lomana sigue confiando en uno de los productos más "humildes" y eficaces del mercado.
El básico de belleza que no falla
Lomana asegura tener siempre a mano un tarro de la clásica Nivea de lata metálica, esa con un olor inconfundible que nos transporta a nuestra niñez y a piel bien cuidada.
"La caja azul de Nivea es genial para nutrir manos, codos, rodillas, labios y prevenir las estrías", asegura Carmen Lomana en una reciente entrevista a una revista femenina.
Aunque su neceser está repleto de cosméticos exclusivos, siempre reserva un lugar especial para esta crema icónica. No es nostalgia ni postureo: la lleva en el bolso y la aplica religiosamente.
No hay que buscarle más motivos. Funciona. Así de simple. La crema Nivea no necesita campañas millonarias ni influencers para mantenerse vigente.
Su fórmula, prácticamente inalterada desde su creación en 1911, ha demostrado eficacia durante generaciones. Es una de esas joyas cosméticas que sirve para todo: manos secas, codos ásperos, labios agrietados, pies castigados, piel tirante tras el sol, incluso puntas del pelo encrespadas.
Belleza sin complicaciones (pero eficaz)
En tiempos donde todo parece tener que reinventarse, Carmen apuesta por lo que ya ha probado que vale la pena. Y eso, en una industria tan efímera como la de la belleza, es todo un manifiesto.
La crema Nivea azul no es solo un producto multifunción, es también un símbolo de una belleza más sensata, honesta y atemporal.
Su textura espesa y untuosa puede parecer demasiado intensa para quienes están acostumbradas a fórmulas ligeras, pero ahí reside su poder: es una crema que hay que masajear con mimo, como quien se regala un momento de autocuidado.
Y aunque oficialmente no está formulada para el rostro, hay quien la usa como mascarilla hidratante nocturna o incluso como desmaquillante de emergencia.
¿Qué lleva la crema Nivea?
El secreto de la eficacia de la crema Nivea reside en su composición simple y potente. Su base es una emulsión de agua en aceite, rica en ingredientes como la glicerina (hidratante), el pantenol (calmante y regenerador), y el célebre eucerit, un emulsionante exclusivo desarrollado por Beiersdorf en 1911.
Además, no contiene conservantes añadidos y tiene ese aroma inconfundible que evoca cuidado, limpieza y tradición.
Todo esto, por un precio que ronda los 3-5 euros. Una auténtica revolución en una era donde muchas cremas faciales superan los 100 euros por envase.
Lejos de ser una moda efímera, la crema Nivea ha sobrevivido a décadas de tendencias, fórmulas coreanas y promesas milagrosas. Es un testimonio viviente de que lo clásico no pasa de moda, y de que la cosmética más efectiva muchas veces está al alcance de cualquiera.
El mensaje que transmite Lomana es claro: no hace falta complicarse ni gastar fortunas para tener una piel cuidada. A veces, lo realmente lujoso es saber elegir con cabeza y corazón. Y pocas cosas representan mejor esa filosofía que la humilde crema azul de Nivea.