Varias mujeres afganas caminan vistiendo un burka.

Varias mujeres afganas caminan vistiendo un burka.

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El drama de las afganas que pierden hasta su nombre: no aparece ni en registros ni en sus lápidas

Desde hace tres años las mujeres afganas luchan por recuperar su identidad en los registros oficiales con la campaña 'Where is my name'. 

19 septiembre, 2020 00:51

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Un derecho humano es el derecho a la identidad. Tener un nombre, un apellido, una nacionalidad aporta individualidad a cada persona y la humaniza. Sin embargo, a muchas mujeres de Afganistán todavía se les niega este derecho fundamental hasta el punto de que sus nombres no aparecen en registros oficiales o incluso en sus lápidas al morir. 

Durante tres años mujeres afganas han luchado para que esta situación cambie a través de la campaña #WhereIsMyName (dónde está mi nombre), para poder decir sus nombres en público sin miedo a ser castigadas.

Debido al aumento del apoyo a esta campaña en todo el país, la legisladora Naheed Farid va a presentar junto a un diputado del Parlamento una enmienda a la de ley de identificación que podría cambiar para siempre la situación de las mujeres afganas. 

"Abogamos por el derecho más básico de las mujeres, el derecho que Alá nos concedió, pero que la sociedad dominada por hombres nos arrebató", declaró Laleh Osmany, creadora del movimiento, al diario Afghanistan Times.

Pese a que en los últimos años las afganas han recuperado derechos arrebatados por los talibanes como el derecho a la educación, al voto o al divorcio, todavía hay zonas del país donde el nombre de las mujeres no se escribe en documentos oficiales como recetas médicas. Tampoco lo hace en el registro de familia, para el que se necesita solamente el del padre, lo que ha generado problemas a más de una mujer con hijos que está divorciada o no tiene marido.

Uno de los carteles de la campaña: No somos lo que otras personas nos definen, tenemos nuestra propia identidad. Llámame por mi nombre.

Uno de los carteles de la campaña: "No somos lo que otras personas nos definen, tenemos nuestra propia identidad. Llámame por mi nombre".

“Mi hijo tuvo que matricularse tarde en la escuela porque yo estoy divorciada y las autoridades no expedían el documento nacional de identidad de mi hijo sin la presencia de su padre”, dijo a la Fundación Thomson Reuters Wida Saghari, activista de los derechos de la mujer en Kabul

En otras ocasiones sus nombres tampoco aparecen ni en las invitaciones de boda, donde solo se escribe el del futuro marido y el padre de la novia.

El nombre es 'ofensivo'

La razón de todo es que en los círculos más conservadores se considera ofensivo y hasta un deshonor que se sepa el nombre de las mujeres. Así, a muchas solo se las conoce como hermana, madre, mujer o hija del hombre más mayor de la familia.

"Cuando alguien me pide que les diga mi nombre, pienso en el honor de mi hermano, de mi padre y de mi prometido, así que me niego a decirlo”, declaró a la BBC una afgana de la provincia de Herat (donde se da mucho esta práctica), que justificaba este comportamiento.

Pero la realidad es que la prohibición de mencionar el nombre de la mujer es algo relativamente nuevo. “Esta práctica desafortunada no tiene raíces en nuestra religión, ley o cultura, se mencionan nombres de mujeres en documentos y libros islámicos y en nuestros patrimonios culturales. Por lo tanto, no hay razón o justificación para que los hombres escondan a sus esposas, nombres de madres o hermanas o avergonzarse de esto en público”, reivindicó Osmani al mismo periódico.

Por el momento las defensoras de este derecho se muestran optimistas con la enmienda a la ley de identidad, pero deberán enfrentarse a un parlamento mayoritariamente conservador. Incluso si se aprueba, podría tardar un tiempo en producirse cambios reales en la sociedad afgana, no obstante, sería un importante primer paso. 

Celebridades del país han apoyado la iniciativa 'Where is my name' y le han dado visibilidad. Entre ellos está Aryana Sayeed, una de las cantantes más famosas de Afganistán, el productor musical Farhad Darya, y la cantante y compositora Aryana Sayeed.

También algunos políticos del gobierno como el primer vicepresidente, Amrullah Saleh, y la viceministra de Defensa, Munira Yousufzada, algo que da esperanzas a las activistas.