Jill Biden, primera dama de Estados Unidos, a su llegada a la base aérea de Torrejón, en Madrid.

Jill Biden, primera dama de Estados Unidos, a su llegada a la base aérea de Torrejón, en Madrid. EFE

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Jill Biden llega a Madrid para liderar una agenda social paralela a la cumbre de la OTAN

La última vez que una primera dama de Estados Unidos visitó España fue en 2016 con Michelle Obama.

27 junio, 2022 02:20

A las 22 horas del domingo las miradas estaban puestas en la base militar de Torrejón de Ardoz, en Madrid, y no era para menos, porque en ese momento tocaba tierra el Air Force Two. A bordo, Jill Biden, la primera dama de Estados Unidos. Ha ocurrido a tan solo dos días de que comience una cumbre histórica.

La OTAN se reúne en la capital española en uno de sus momentos más críticos. La polarización latente entre potencias mundiales, la fragilidad económica, la crisis energética y los más de cinco millones de refugiados ucranianos que ha creado la guerra hacen de esta reunión un evento crucial.

La llegada adelantada de Jill Biden a Madrid ha emprendido, sin embargo, una agenda paralela. La primera dama está dispuesta a impulsar y liderar cuestiones sociales en un momento de máxima expectación.

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Esta es, de hecho, la primera vez que una primera dama visita España desde la llegada de Michelle Obama en 2016. Su primer encuentro se producirá con la Reina Letizia en el Palacio de la Zarzuela, desde donde se desplazarán a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). 

Como doctora y como madre, esta enfermedad ha formado parte de su vida. Solo durante su primer año como primera dama viajó a 35 estados, más de 60 ciudades y tres países distintos, y no sólo para abanderar el apoyo a familias de militares o el acceso a la educación, sino para ofrecer un nuevo impulso a la lucha contra el cáncer. Beau Biden, hijo mayor de Joe Biden, falleció en 2015 a los 46 años de un cáncer cerebral que se resistía a cualquier tratamiento.

Tras este terrible suceso, la primera dama no ha cesado en su empeño de intentar acabar con esta enfermedad que se cobra al año millones de vidas y que, con o sin guerra, sigue dejando tras de sí incontables víctimas. Jill Biden ha decidido no olvidar esta causa, que es, aún, la de muchos.

Recientemente, ha impulsado Cancer Moonshot, un programa destinado a reducir la mortalidad por esta enfermedad en al menos un 50% durante los próximos 25 años, según informó la Casa Blanca. Su objetivo es mejorar la prevención del cáncer a través de pruebas de detección.

Joe Biden y Jill Biden durante la Cumbre de las Américas.

Joe Biden y Jill Biden durante la Cumbre de las Américas. Daniel Becerril Reuters

La agenda de la primera dama estadounidense en la capital proseguirá con una reunión con Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Moncloa. A pesar de que Gómez no atesora ninguna posición de responsabilidad política, esta reunión entre primeras damas ha ocupado un papel central en el organigrama de Jill Biden.

Tras el encuentro, la primera dama continuará con su agenda social para reunirse este martes con la Reina Letizia. Una vez juntas, visitarán un centro de recepción de refugiados ucranianos en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. Este es uno de los lugares que fueron habilitados para atender la llegada de quienes huyeron de la invasión rusa de Ucrania. Y será aquí donde se reúnan con las familias que siguen sufriendo el horror de la guerra de Putin.

La 'doble vida' de Jill Biden

Jill Biden sigue la estela de anteriores primeras damas que, a pesar de atravesar momentos conflictivos, no olvidan otras causas que merecen atención. La actual primera dama estadounidense emprendió una gira en plena pandemia para promover los logros del Plan de Rescate Estadounidense. Fue una respuesta a la crisis económica que estaba creando el coronavirus y que se erigió como uno de los principales logros legislativos de Joe Biden.

La primera dama estadounidense es además una de las únicas que ha continuado con su trabajo como profesora después de que su marido se convirtiera en presidente de Estados Unidos. Después de más de 30 años como profesora, ha luchado por promover las mayores oportunidades educativas para los estudiantes.

Cuando no atiende sus compromisos como primera dama, Jill Biden imparte clases de inglés en un instituto del norte de Virginia. Un empleo que ya compaginó con sus labores de segunda dama en 2008 -cuando Joe Biden se convirtió en vicepresidente electo- y que continúa hoy día.

Ha sido y es una trabajadora incansable. Los que la conocen pueden asegurar que solo ha faltado a su trabajo en dos ocasiones. La primera, en 1981 durante dos años, cuando nació su hija Ashley. La segunda y última, en la primavera de 2020, para participar en la recta final de la campaña de Joe Biden como candidato apresidente de Estados Unidos.

Muchos se identifican con ella como la mujer de clase media que se divorció y volvió a encontrar la felicidad. También con la madrastra que perdió a un hijo al que quería como propio, o con la profesora de inglés que nunca ha dejado de trabajar.

Le faltan horas en el día, pero, desde su posición, Jill Biden sigue impulsando cuestiones como el preescolar universal, la universidad comunitaria gratuita, un mayor acceso a internet y opciones más asequibles para la educación superior. Para la primera dama, este aspecto es clave para que la sociedad del futuro –y también del presente– desarrolle una mentalidad reflexiva y analítica, con capacidad de decisión. Más, si cabe, en tiempos de polarización y desinformación.

Estos días, a su llegada a Madrid y con todas las miradas puestas en la cumbre de la OTAN, la primera dama no ha querido perder la oportunidad de recordar al mundo, en el momento de mayor protagonismo, las causas que importan y que no debemos olvidar. La educación, enfermedades como el cáncer o la importancia de no abandonar a los que sufren los horrores de una guerra se vuelven protagonistas en la agenda de una mujer que pretende impulsar un objetivo común entre naciones.