Maxim, camionero español Freepik / YouTube Rutas de Éxito
Maxim, camionero: "En furgoneta no existe precio desorbitado, por urgencias he llegado a cobrar 2 euros por km"
El transportista explica por qué en el reparto urgente no hay tarifas fijas y cómo los costes y la falta de oferta marcan el precio final de cada servicio.
Más información: Un experto en automoción sobre el Ebro S900: “Le saca los colores a coches de 70 y 80.000 euros en lo que se refiere al precio”
La discusión sobre los precios en el transporte ligero vuelve a escena de la mano de Maxim, camionero de furgoneta en España, que en una conversación con el pódcast Rutas de Éxito puso cifras y contexto a una realidad poco conocida fuera del sector. Lejos de hablar de abusos, defiende que las tarifas responden a la urgencia, al momento y a los gastos reales que asume quien acepta el encargo.
Urgencias que cambian por completo el precio
Para Maxim, el punto clave está en entender que no todos los portes son iguales. Cuando el aviso llega de madrugada, en festivo o con carácter inmediato, el precio deja de seguir referencias habituales. “En furgoneta no existe precio de servicio, o sea, yo he llegado a cobrar más de 2 € por kilómetro”, afirma, y lo justifica por una razón sencilla: alguien tiene que estar disponible cuando nadie más lo está.
Según explica, en ese tipo de situaciones el cliente paga por la disponibilidad total y por asumir un servicio que pocos aceptarían. “Una urgencia a las tantas de la mañana, un día festivo, es que es lo más normal”, comenta, insistiendo en que no se trata de inflar tarifas, sino de cubrir costes y tiempo en escenarios extremos.
Cuando no hay nadie más al otro lado
El transportista relata que, en muchos casos, la urgencia manda porque simplemente no hay alternativas. “No encuentras a nadie. Si lo quieres, si de verdad se necesita, se pagará”, resume. En su experiencia, cuando una carga es crítica, el debate sobre el precio pasa a un segundo plano y prima la solución.
Incluso recuerda situaciones en las que el propio cliente se sorprende del coste hasta que entiende quién está prestando el servicio. Cuenta cómo en una ocasión el responsable de una empresa salió a ver qué tipo de transportista llegaba, sorprendido por el importe, al descubrir que el viaje se había contratado a través de un intermediario.
El otro extremo: trabajar por debajo de coste
Frente a esos servicios puntuales bien pagados, Maxim también denuncia la otra cara del sector. Habla de autónomos que aceptan tarifas irrisorias por necesidad o por sistema, especialmente en grandes empresas. “He escuchado de gente que trabaja… a 20 y pocos céntimos”, señala, y no duda en calificarlo como una ruina económica.
Para él, esos números no sostienen un negocio real, sobre todo cuando se suman descargas manuales, tiempos muertos y gastos fijos. “Eso me parece que van en negativo”, insiste.