Un perro y un gato acostados.

Un perro y un gato acostados. Istock

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Buenos Aires prohíbe los fuegos artificiales para proteger a los animales: un cambio hacia celebraciones más respetuosas

A partir de ahora, en la ciudad argentina se busca proteger a las mascotas y las personas sensibles de los estruendos dañinos.

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Angelica Rimini
Publicada

En la Ciudad de Buenos Aires se dio un paso histórico hacia el bienestar animal y humano al prohibir el uso de pirotecnia ruidosa en todo su territorio. Esta decisión impulsa celebraciones más inclusivas y respetuosas, reduciendo el impacto del estruendo en quienes son especialmente sensibles al ruido y en los animales.

Esta medida comenzó a aplicarse para las fiestas de fin de año de 2025 y rige de manera permanente. Busca proteger tanto a los animales como a las personas del impacto dañino del estruendo.

Una ciudad sin estruendos

El gobierno porteño declaró a Buenos Aires como "zona calma libre de pirotecnia", prohibiendo los artículos pirotécnicos con efecto audible en toda la ciudad.

Esto incluye no solo el uso, sino también la tenencia, comercialización, distribución y, según diversas disposiciones complementarias, la fabricación de pirotecnia sonora dentro de la jurisdicción.

La medida implica un cambio cultural profundo: las fiestas dejan de asociarse con explosiones y estallidos para orientarse hacia formas más silenciosas y cuidadosas de celebración.

Protección de personas vulnerables y animales

Uno de los fundamentos principales de la normativa es la protección de grupos especialmente sensibles al ruido.

Entre ellos se encuentran niñas y niños, personas mayores, personas con trastorno del espectro autista (TEA), personas con hipersensibilidad auditiva y quienes padecen trastornos de ansiedad u otras condiciones de salud agravadas por los estruendos.

A esto se suma el enorme impacto que la pirotecnia ruidosa genera en animales domésticos, como perros y gatos, y en la fauna urbana, que suele sufrir cuadros de estrés, desorientación e incluso accidentes por el miedo provocado por los ruidos intensos.

La normativa se enmarca también en una visión de salud ambiental más amplia, que reconoce a la contaminación acústica como un problema de bienestar y calidad de vida.

Al reducir los niveles de ruido extremo durante fechas festivas, se busca generar entornos urbanos más amigables no solo para quienes son especialmente vulnerables, sino para toda la población.

Cómo se implementa la prohibición

La medida fue anunciada en diciembre de 2025, antes de Navidad y Año Nuevo, para que la ciudadanía tomara conocimiento y se adaptara a las nuevas reglas de forma inmediata.

La Agencia de Protección Ambiental (APRA) y otros organismos de control locales fueron instruidos para actualizar la reglamentación, definir los criterios técnicos de qué se considera "pirotecnia con efecto audible" y fiscalizar su uso en el espacio público.

Además, la prohibición se extendió a todos los eventos y espectáculos organizados por el sector público de la ciudad.

Esto significa que festivales, actos oficiales, celebraciones masivas y cualquier actividad impulsada por el gobierno porteño deben prescindir de fuegos artificiales ruidosos, marcando un mensaje ejemplificador hacia el sector privado y la sociedad en general.

Excepciones específicas y usos permitidos

Si bien el espíritu general es "pirotecnia cero" en términos de estruendo, la normativa contempla excepciones limitadas. Entre ellas se incluyen situaciones en las que el uso de artificios pirotécnicos puede ser necesario por razones de seguridad o emergencia.

Por ejemplo, señales de auxilio, operativos de fuerzas de seguridad, defensa civil u otras actividades específicas donde el uso puntual de este tipo de elementos sea estrictamente funcional.

En paralelo, la regulación abre la puerta al uso de alternativas más amigables, como espectáculos de luces, drones, proyecciones y pirotecnia fría o de bajo impacto sonoro, siempre que cumplan con los requisitos técnicos establecidos.

De este modo, se busca conservar el carácter festivo y visualmente atractivo de ciertas celebraciones, pero sin el componente de ruido que causa daño.

Un cambio de paradigma

La prohibición de la pirotecnia ruidosa en Buenos Aires representa un cambio de paradigma en la forma de entender las celebraciones urbanas.

Organizaciones de protección animal, asociaciones de familiares de personas con TEA y colectivos dedicados a la salud mental celebraron la medida como un logro largamente esperado.

En redes sociales y medios de comunicación se multiplicaron las campañas que subrayan que unas fiestas verdaderamente inclusivas son aquellas en las que todos pueden participar sin miedo, sin dolor y sin poner en riesgo su bienestar.