Una chica con su gato.

Una chica con su gato. Lewis Denby

Mascotario

Emilio, educador felino, revela los 5 gestos que cambian la vida de los gatos en casa: "Reducen incomodidad y tensión"

Estas decisiones conscientes sobre el territorio cambiarán la manera de los felinos de percibir el hogar en los momentos de soledad.

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Durante años se ha hablado de la importancia de enriquecer el entorno de los gatos, pero muchas veces se pasa por alto un momento clave: justo antes de salir de casa y dejarles solos durante horas.

No basta con llenar el comedero y comprobar que tienen agua; para un animal tan territorial y sensible a los cambios como el gato, cómo queda preparado su espacio influye directamente en su nivel de estrés, en su seguridad y en la calidad de ese tiempo sin compañía humana.

Antes de salir de casa, pequeños gestos pueden marcar una gran diferencia en cómo viven los gatos esos momentos de soledad. El educador felino Emilio resume este enfoque en "cinco básicos sencillos" que encajan en la rutina diaria y transforman la experiencia de los gatos cuando la puerta se cierra.

No son grandes reformas ni compras complicadas, sino decisiones conscientes sobre territorio, olores, seguridad y recursos básicos que ayudan a que el gato no solo "se quede solo", sino que se sienta protegido en un entorno que reconoce como propio.

El balcón abierto

Para muchos gatos, el balcón forma parte de su territorio cotidiano, un observatorio desde el que miran el mundo y regulan su estado emocional. Emilio explica que, aunque en invierno se cierre por la noche, cuando la familia sale de casa se procura dejarlo accesible siempre que esté correctamente asegurado, con redes o protecciones, para evitar caídas.

"Es parte de su territorio habitual, un punto de observación y regulación emocional", resume el educador, que recuerda que respetar esas zonas favoritas ayuda a que el gato perciba estabilidad incluso cuando la casa se queda vacía.

Un gato domestico relajandose sobre una alfombra.

Un gato domestico relajandose sobre una alfombra.

Mantener este punto de referencia disponible reduce la sensación de ruptura en su rutina y les ofrece un lugar donde relajarse y observar en calma.

Alfombra olfativa

El olfato es una herramienta clave para el bienestar emocional felino, y aprovecharlo cuando la casa se queda en silencio es una estrategia sencilla pero muy efectiva.

Emilio recomienda dejar preparada una alfombra olfativa con plantas aromáticas seguras para gatos, de forma que el animal pueda explorar, olfatear y "leer" su entorno a través de los olores.

"Un pequeño estímulo sensorial les acompaña cuando el entorno se queda en silencio. Los olores familiares les recuerdan una sensación de hogar", explica. Este tipo de recurso ofrece estimulación suave, favorece la calma y, al mismo tiempo, enriquece el ambiente sin necesidad de ruidos ni juegos intensos.

Localizar cada gato

Antes de cerrar la puerta, Emilio tiene un hábito innegociable: asegurarse de dónde está cada gato. Este gesto tan simple previene sustos innecesarios, como que alguno se haya quedado encerrado en un armario, un cuarto de baño o una habitación a la que no tendrá acceso durante horas.

"Antes de salir comprobamos dónde está cada gato. Así evitamos sustos innecesarios y que alguno quede encerrado en un armario o habitación", señala.

Este chequeo final garantiza que todos los felinos tienen acceso a sus recursos básicos (agua, areneros, zonas de descanso) y evita situaciones de estrés o pánico por confinamiento accidental.

Areneros limpios

Aunque los areneros se limpien al levantarse, muchos gatos vuelven a usarlos después del desayuno o de la primera actividad matinal. Por eso, otro de los básicos de Emilio es revisar y limpiar de nuevo las bandejas justo antes de salir.

"Salir con los areneros recién limpios reduce incomodidad y tensión", afirma. Un arenero sucio puede llevar al gato a aguantar más tiempo de lo saludable o a eliminar fuera de su bandeja, generando estrés e incomodidad.

Entorno seguro y calmado

El último punto de la lista se centra en la seguridad física y la calma ambiental. Antes de irse, Emilio guarda los juguetes que puedan enredarse, retira cuerdas, bolsas, pequeños objetos tragables o cualquier elemento que pueda convertirse en un peligro en ausencia de supervisión.

"Juguetes guardados y fuera cualquier objeto que pueda suponer un riesgo. Menos estímulos caóticos, más calma", resume.

Con esto, se reduce la posibilidad de accidentes y también se evita que la casa se convierta en un escenario de sobreestimulación, algo que puede aumentar la ansiedad cuando los gatos se quedan solos.

Mucho más que "cerrar la puerta"

Ninguno de estos pasos es complejo, pero juntos transforman por completo la experiencia del gato cuando la familia se marcha. "Nada de esto es complicado. Pero todo junto marca la diferencia entre ‘se quedan solos’ y ‘se quedan seguros en su territorio", insiste Emilio.

Cuando se revisan estos cinco puntos, no solo se deja la casa preparada para ellos; también las personas se van más tranquilas.

Como recuerda el educador felino, "cuidar su bienestar empieza mucho antes de cerrar la puerta", y hacerlo de forma consciente fortalece el vínculo y la confianza mutua día a día.