Un gato en un sofá.

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Mascotario

Carlos, veterinario, da la clave para que tu gato deje de maullar por las noches: "Hay que jugar alrededor de las 8 de la tarde"

El experto explica la disparidad de horarios que puede afectar al descanso y la convivencia y cómo corregir este comportamiento.

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Angelica Rimini
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Cualquier persona que conviva con un gato conoce la escena: la casa está en silencio, el humano intenta descansar tras una larga jornada laboral, pero el felino decide que es el momento perfecto para "echarse unas carreritas" o maullar.

Esta disparidad de horarios, que puede afectar seriamente el descanso y la convivencia, tiene una raíz biológica, pero según explica el veterinario Carlos, tiene solución.

Para entender el problema, primero hay que comprender la naturaleza del animal. "Nuestros gatos tienen los ciclos un poco distintos a las personas", explica el veterinario.

Contrario a la creencia popular de que son estrictamente nocturnos, Carlos aclara que son animales crepusculares. "Su cuerpo está más adaptado a ser más activo a las horas en las que cae el sol o se produce el alba", señala.

Esto se debe a su herencia evolutiva: en estado salvaje, esas son las horas en las que sus presas (roedores y aves) están activas, facilitando la caza. Sin embargo, al vivir dentro de casa, estos instintos chocan con la rutina humana.

El error número uno

Aunque la biología juega su papel, el veterinario advierte que los dueños a menudo empeoran la situación sin querer. El error más común es reforzar el comportamiento nocturno.

"Si tú a tu gato le das muchísima atención por la noche cuando él te lo reclama... le vas a estar diciendo: 'Oye, lo estás haciendo bien, esto es lo que tú tienes que hacer para que tu humano te haga caso'", afirma Carlos.

Levantarse a ponerles comida o jugar con ellos cuando maúllan de madrugada, enseña al animal que insistir funciona. Para corregir esto, la recomendación es drástica pero necesaria: ignorar las llamadas de atención. "Es duro y es verdad que habrá noches en las que no puedas pegar ojo", admite, “pero ceder solo perpetúa el problema”.

La ciencia de la adaptación y la rutina

La buena noticia, respaldada por estudios científicos, es que los gatos domésticos que no tienen acceso libre al exterior "acaban teniendo más o menos los mismos horarios que los humanos con los que conviven". Para lograrlo, la clave es establecer una rutina férrea.

El veterinario propone un protocolo vespertino para "resetear" el reloj del gato:

  1. Juego estructurado: Jugar con el gato alrededor de las 20:00 horas para que queme energía y se refuerce el vínculo.

  2. La barrera de la cena: "Inmediatamente después de jugar, le pones la cena", aconseja Carlos. Esto actúa como una señal de finalización: el gato se siente recompensado y relajado, entendiendo que la actividad ha terminado.

  3. Entorno de sueño: Habilitar una zona de juegos lejos del dormitorio con juguetes silenciosos para que, si el gato se despierta, se entretenga sin hacer ruido.

El truco de la "manta de dormir"

Como ejemplo práctico, el veterinario comparte su experiencia con Alcachofo, su propio gato, quien ha evolucionado favorablemente. Una técnica que le ha funcionado es el uso de una señal visual específica: una manta que solo aparece por la noche.

"Solamente tiene su mantita de dormir disponible por las noches... y por la mañana la retiramos", cuenta Carlos. Esto ayuda al animal a comprender que "la casa se va a mantener en calma, en silencio y en tranquilidad".

Una señal de alarma

El experto hace un inciso vital: no toda actividad nocturna es un problema de comportamiento. En gatos mayores o enfermos, deambular y maullar por la noche puede ser síntoma de patologías como el hipertiroidismo.

"Lo que te está diciendo el gato con esa actividad es: 'Oye humano, no me encuentro bien'", advierte. Por ello, ante cambios repentinos, siempre se debe consultar a un profesional.

Finalmente, el veterinario pide gestionar las expectativas. Convivir con un ser vivo implica aceptar cierto nivel de actividad. "No podemos pretender que nuestro gato sea un gato de cera y que por las noches se ponga en standby", concluye.

El objetivo es que la mayor parte de la noche sea de descanso, entendiendo que el proceso de adaptación puede tardar meses y requiere el compromiso de toda la familia para no enviar mensajes contradictorios al animal.