Un perro comiendo en casa.

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Mascotario

Andrés Santiago, veterinario, sobre las dietas de los perros: "Solo el 6% están bien hechas, natural no significa equilibrada"

El experto advierte sobre el error más común que se comete cuando se cambia la dieta de nuestro peludo y por el cual todos fracasan.

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Angelica Rimini
Publicada

La alimentación es el pilar básico de la salud de cualquier perro. Previene enfermedades, proporciona la energía adecuada y mejora el ánimo.

Elegir la dieta adecuada va mucho más allá de llenar su comedero, ya que una alimentación equilibrada influye directamente en su energía, su pelaje y su longevidad.

Los perros son omnívoros y pueden aprovechar tanto ingredientes de origen animal como vegetal. Sin embargo, no todas las opciones son adecuadas. No todos los dueños tienen claro qué productos son dañinos o incluso tóxicos para ellos.

"Leí que solo el 6% de las dietas caninas están bien hechas", afirma el veterinario Andrés Santiago en un informe. "De cada 100 tutores que quieren cambiar la alimentación de sus peludos, solo seis lo hace bien".

El restante 94%

Sin embargo, más allá de las cifras, lo que realmente le impacta es lo que se esconde detrás. Esta situación obliga a hacer una pausa y preguntarse qué está pasando en el 94% restante.

El problema no empieza mal, de hecho empieza muy bien: la dieta suele arrancar con ilusión. Hay ganas de cuidar mejor al perro, de "darle algo más natural", de alejarse de lo ultraprocesado.

Pero, poco a poco, aparece el "hoy improviso", luego el "cuando tenga tiempo" y el "cuando tenga dinero", y esa idea inicial se va convirtiendo en una sucesión de parches.

"Lo triste es que, al final, muchos de los problemas que surgen se culpan a la dieta natural, cuando en realidad el problema no es la alimentación en sí, sino haberla hecho mal", como advierte Andrés Santiago.

La mejor intención

El experto cuenta que hace poco una tutora le pidió ayuda para su perro después de cambiarle la alimentación por su cuenta. Había dejado el pienso y se había lanzado a una dieta "natural", aparentemente con la mejor intención del mundo "para mi perrhijo".

Al principio todo parecía bien, pero pronto llegaron las señales de alarma: el perro empezó a rascarse sin parar, el pelo perdió brillo, aparecieron las diarreas y el malestar general. Santiago cuenta que ante cada síntoma, el pensamiento de la tutora era el mismo: "Pero si la dieta es natural…"

El punto clave

Y aquí está el punto clave: "natural no significa equilibrada, ni adaptada, ni segura". Una dieta puede incluir ingredientes frescos y reales, pero si no aporta las cantidades adecuadas de nutrientes, si no se ajusta a la edad, peso, actividad y estado de salud del perro, o si no se elabora con criterios veterinarios, se convierte en un riesgo.

Como subraya el veterinario, el error no es querer alimentar mejor al perro, sino creer que "natural" es sinónimo de "correcto" y que basta con improvisar. "Si quieres que tu perro forme parte de ese 6 % que lo hace bien, necesitas ir más allá de los eslóganes y las modas".

Según el experto, se necesita entender lo que nadie cuenta: lo que una etiqueta no dice, los errores que se repiten una y otra vez, y lo que tu perro intenta decirte sin palabras cuando su cuerpo empieza a protestar.

Escuchar a los profesionales, informarse bien y planificar la dieta con rigor es la diferencia entre una buena intención que se queda a medias y una alimentación que realmente protege la salud de tu mejor amigo.