Para el gato la mudanza comienza con el movimiento de cajas.

Para el gato la mudanza comienza con el movimiento de cajas. Istock

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Alexia, educadora felina, desvela el truco para mudarte con tu gato: "En esta fase es crucial no excluirlo"

Entender el comportamiento y las necesidades del animal en estos momentos es clave para lograr una adaptación tranquila y natural.

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Uno de los momentos más complicados y estresantes para una persona es, sin duda, la mudanza. Y lo es aún más cuando compartimos la vida con un gato.

De inmediato pensamos que lo va a pasar mal, que perderá sus olores, sus rincones seguros y sus rutinas. Todo será nuevo y, quizás, no sabrá cómo adaptarse.

"Si bien es un cambio grande, no tiene por qué serlo más que para nosotros", afirma Alexia, educadora felina con más de 17 años de experiencia, en un vídeo de YouTube.

Lo fundamental es cómo acompañamos al animal y gestionamos el proceso. "Una mudanza no tiene por qué ser traumática para tu gato. El problema no es el cambio de casa en sí, sino cómo lo manejamos nosotros".

Entender el comportamiento y las necesidades del felino en estos momentos es clave para lograr una adaptación tranquila y natural. Aquí te ofrecemos una guía para que este proceso resulte lo más natural y cuidadoso posible.

Las cajas

El proceso de adaptación comienza mucho antes del día de la mudanza, incluso al hacer las cajas. Para el gato, estos cajones de cartón significan que su entorno se está moviendo, algunas cosas desaparecen y el ambiente está cambiando.

Esto lo pone en alerta, pues percibe cosas raras a su alrededor. "En esta fase de transición, es crucial no excluir al gato", afirma la educadora.

En lugar de encerrarlo, se le debe permitir observar, oler e inspeccionar lo que se está haciendo, para que procese el cambio a su ritmo y sienta que sigue siendo parte del hogar.

Los gatos son curiosos por naturaleza y les encanta supervisar su territorio. Si los primeros días el animal está más alterado, se esconde o evita la interacción, es normal. Se le debe dar espacio y no forzarle a sentirse bien, ni perseguirle con caricias o sacarle de su escondite.

Lo que el gato necesita es "saber que puede estar como necesite y que tú estás allí. Esa tranquilidad que tú le transmites es más valiosa que cualquier mimo mal dado", explica.

El gran día

El día de la mudanza puede ser un caos, con gente, ruidos y prisas, lo que desde la perspectiva del gato es un terremoto emocional. En este momento, lo mejor es aislarlo, no para ignorarlo, sino para protegerlo.

La educadora aconseja buscar una habitación tranquila, lejos del movimiento principal, y meterlo allí con su cama, arenero, comida, agua y su transportín abierto. Y hacerlo antes de que empiece el trajín.

Es importante cerrar la puerta y, si es necesario, poner un cartel para que nadie la abra por error, convirtiendo esa habitación en su refugio. Esto evita que se escape o quede atrapado.

"Una regla fundamental es que el gato debe ser el último en salir de la casa vieja y el último en llegar a la nueva". Es crucial asegurarse de que todas las cosas ya estén en la nueva casa antes de llevar al gato, para evitar que se asuste en medio del ajetreo.

Nueva adaptación

Al llegar, simplemente abre el transportín y deja que el gato salga cuando quiera y se mueva a su antojo. No es necesario encerrarlo en una habitación pequeña ni hacerle un tour.

"Si se esconde, déjalo; si explora, también. Obsérvalo sin intervenir", explica. Mientras tanto, coloca sus cosas esenciales (comida, agua, arenero) en lugares fáciles de encontrar y bien visibles, ya que esto le da seguridad. 

"No lo fuerces", repite contundente. La actitud humana de querer consolarlo o mostrarle que no pasa nada, aunque venga del cariño, es justo lo que puede alargar el proceso de adaptación.

El gato ya sabe que estás allí, lo que necesita es sentirse libre de elegir cuándo salir, comer o acercarse. Si el dueño se muestra relajado y no presiona, es más probable que salga antes y sin miedo.

Los primeros días

Es común que los primeros días el gato no coma nada o no use el arenero. Esto forma parte del mismo instinto de supervivencia; si no se siente seguro, el gato retiene y no se expone.

Estos animales pueden aguantar un par de días sin comer sin problema, desmintiendo el mito de internet de que si no come en 24 horas se muere.

Lo mismo ocurre con el arenero. Pueden tardar en usarlo, algunos esperan a la noche o aguantan varios días si no se sienten tranquilos.

Tras la mudanza

No hay un tiempo de adaptación único, todo depende del carácter de cada gato. Algunos salen en horas, otros en días, y es normal que curioseen y vuelvan a esconderse varias veces.

"Lo importante es no presionarle y dejarle tiempo. Cuanta más libertad tenga, más rápido se sentirá cómodo", explica la educadora. No muevas muebles donde se ha escondido, ni lo obligues a cambiar de sitio.

Tus movimientos normales le ayudarán a entender que todo forma parte de la rutina y que no hay peligro, lo que acelerará su adaptación. "Observar, respetar y dejar que sea el propio gato quien te diga cuándo está listo. Si entiendes esto, todo lo demás llega solo", concluye Alexia.