Paula Calvo, educadora vincular felina, con su gato.

Paula Calvo, educadora vincular felina, con su gato. Paula Calvo

Mascotario

La bioquímica Paula Calvo (50), rotunda sobre la educación felina: "Si no quieres pelos, cómprate un gato de porcelana"

La etóloga clínica trabaja con el gato, pero también con las personas, aplicando la antrozoología del vínculo humano-animal.

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En un mundo donde la relación con los animales de compañía evoluciona constantemente, surge una nueva figura profesional: la educadora vincular felina. No es una adiestradora ni una coach, esta especialidad nace de una necesidad real: mejorar la convivencia humano-gato desde el vínculo.

Paula Calvo (Barcelona, 1975), bioquímica, etóloga clínica y antropóloga especializada en interacción humano-animal, lidera esta revolución. "Trabajamos con el gato, pero también con las personas, aplicando la antrozoología del vínculo humano-animal. La conducta de un gato depende de su entorno, que está regido por el humano y la relación que tiene con su tutor", explica.

El trabajo de una educadora vincular felina combina ciencia y empatía. Observa, escucha y traduce lo que muchas veces queda atrapado en frustraciones, miedos o incomprensiones.

"Puede que un tutor te diga que su gato es agresivo y, tras una observación detallada, se descubre que el problema es una sobreestimulación constante o un vínculo emocional herido", añade Calvo.

Este enfoque no se basa en trucos o castigos, sino que enseña a entender la dinámica entre especies utilizando herramientas reales y fundamentadas.

Hacia el vínculo

Cuando empezó a estudiar el Máster de Etología Clínica Veterinaria en la Universidad Autónoma de Barcelona, Calvo se dio cuenta de que faltaba una pieza: el 70% del programa estaba basado en perros, mientras que solo un 30% se centraba en gatos.

"Tuve que hacer muchos cursos fuera para poder tener una formación completa", cuenta. Al final, vio la necesidad de juntar todo lo que había estudiado: "Necesitaba una formación que tuviera una perspectiva antropológica".

Por eso creó su propia academia, avalada por la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos, específicamente orientada a estudiar este vínculo.

Educación natural

El mundo de la educación animal ha cambiado por completo a lo largo de los años. "Todavía existe gente con una visión más tradicional de la educación, pero luego ha ido variando hacia una vertiente más positiva", cuenta

No hay que castigar, obligar ni forzar, sino que se premia la buena conducta. A esto se le llama educación canina positiva, aunque también se necesitan límites. "Ahora estamos en un punto extra".

Pero esta metodología aún no tiene un nombre oficial. Para Calvo, se trata de una educación natural y consciente, que respeta las bases emocionales y ecológicas del animal. "Si los animales no tienen un entorno adecuado, no pueden estar bien", afirma.

La respuesta al abandono

Su experiencia en uno de los refugios más grandes de Cataluña, donde cuidaba más de 300 perros y 150 gatos, fue reveladora: "Me preguntaba por qué animales sin problemas acababan abandonados".

Paula Calvo, educadora vincular felina con su perro.

Paula Calvo, educadora vincular felina con su perro. Paula Calvo

La respuesta, según ella, es que las familias no les proporcionaban lo que necesitan. "Fue ahí cuando entendí que el factor humano es clave", admite. Por más que siguiera aprendiendo sobre perros y gatos, no iba a resolver el problema.

El siguiente paso fue un doctorado centrado en comprender la mente humana y mejorar la convivencia con los animales. "Si los perros reciben el paseo necesario y los gatos el enriquecimiento ambiental adecuado, no habría problemas. Pero muchas familias no cumplen con esto", subraya.

No son robots

Calvo insiste en que animales y humanos no son unidades separadas. Hay una dinámica familiar que condiciona la convivencia. Si no se trabaja el vínculo, el problema no se soluciona.

No confía en el adiestramiento puro y duro, y en lugar de pretender que los animales respondan como robots, ella trabaja con las personas, quienes pasan el día a día con sus mascotas.

Fundamentada en la antrozoología, rechaza la teoría de la dominancia social que sitúa a los animales en un nivel inferior y legitima la idea del dueño-jefe. "Esta creencia ha dado pie a múltiples formas de discriminación y abuso", advierte.

Y añade que considerarse superior a otro ser es lo que ha llevado a la esclavitud y a diferentes fobias, desde la homofobia, el clasismo, la xenofobia, hasta el especismo. Para vivir en paz con otras especies, hay que respetar normas y entender sus consecuencias.

Fomentar la tolerancia

"Los animales aprenden rápido si se les comunica bien el entorno. Recompensar el buen comportamiento es eficaz; castigar solo desvía la conducta porque los animales no actúan por venganza", explica. 

Paula Calvo, educadora vincular felina, con sus dos perros.

Paula Calvo, educadora vincular felina, con sus dos perros. Paula Calvo

Reconoce que ciertos comportamientos son inherentes a la naturaleza del animal. "Es como querer que un niño no llore nunca porque molesta. Un gato necesita arañar y, si no tiene dónde, lo hará donde no debe. Si no quieres pelos, cómprate un gato de porcelana", comenta con un toque de humor.

Su misión es clara: educar para fomentar la tolerancia y la comprensión de que la convivencia con animales implica aceptar ciertas realidades.

Un 40% de los dueños afirma que, en una emergencia, salvarían primero a su mascota antes que a un desconocido o a un vecino. "Para mí es natural. El vínculo con un animal de compañía puede ser muy fuerte", indica.

"Aún queda mucho por entender. Por eso mi obsesión es educar a la gente para que entienda que hay cosas que forman parte de esta convivencia", recuerda. Porque, como bien dice Calvo, humanizar a los animales no es algo negativo, sino un reflejo del profundo vínculo que compartimos con ellos.