La Peña El Palustre organiza su jornada cultural y Delaossa saca EP: día grande en El Palo. Cuenta mi tío Manolo que hace medio siglo se juntaron unos cuantos albañiles en la peña y, aliñados, se preguntaron por qué no dedicaban una plaza al cantaor paleño de referencia, El Niño de las Moras. El barrio era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que inventarlas primero.

La intuición de soñarlo borracho fue suficiente para crear una comisión de treinta personas, que un amigo escultor hiciera la efigie de El Niño de las Moras e inaugurar la nueva placita del barrio. Ningún cargo institucional se presentó y, al llamarles los peñistas, los responsables del Ayuntamiento predemocrático dieron al barrendero que pasaba por allí los poderes para representar a la Casona del Parque.

Rapea Foyone: "¿Recuerdas aquellos tiempos en los que usaba mi talento para congelar el tiempo y me embargaba un sentimiento de que había nacido pa esto y me escapaba de la jaula de cemento en la que estaba y cada rima era un ala que me elevaba por encima de los bloques de once pisos de Portada, como si flotara y las cadenas no pasaran? Tú me motivabas y me decías que sería el mejor. Diez años después, no fue un error". Cincuenta años después, la plaza del Niño de las Moras y su escultura se reverencian como uno de los centros neurálgicos de El Palo.

De un nuevo tema de Delaossa —nuestro Niño de las Moras—:

Yo empecé en la playa del Deo

con un solo deseo

poder tener un futuro fuera de lo feo.

La joven marca malagueña Garbeo vende camisetas con edificios icónicos de cada barrio en el reverso. En muchos de los casos, son moles brutalistas que acabaron convirtiéndose en el paisaje emocional de una niñez. Uno se acurruca en cualquier callejón.

Este viernes, hablamos en la Peña El Palustre periodistas y vecinos sobre cómo balancear el increíble desarrollo de Málaga con las necesidades de los barrrios: se habló de formación, de microcentralidades, de ser pintoresco o no, de falta de conexión con otras periferias de la ciudad.

Cuando terminó la mesa, Pablo Pablo preguntó por qué los periodistas no hablamos de que en El Palo no hay discotecas. Ya hemos creado una comisión para estudiarlo.