José Páez, con camiseta de AVOI, y representantes de El Divino Pastor.
José, el conserje del colegio El Divino Pastor de Málaga que ha llevado la calle Larios al Materno: "Por y para los peques"
Perdió a su hijo por una leucemia en 2013 y cree que es él quien le guía en hacer "un poquito más bonita la Navidad" a los niños ingresados, ya que conocen bien la experiencia de vivir unas fiestas en un hospital.
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Cada día, José Páez abre las puertas del colegio El Divino Pastor de Málaga. Vigila que todo funcione. Arregla lo que se estropea. Y recibe, uno a uno, los saludos de los niños que entran corriendo al cole y de los que salen al final de la jornada. Es el conserje. Pero en fiestas tradicionales como la Navidad, José se convierte en algo más.
Por segundo año consecutivo, cuando se acercan estas fechas, se lía la manta a la cabeza y transforma el porche del recreo en una pequeña calle Larios que luego se traslada al Hospital Materno Infantil de Málaga. Lo hace por los niños del colegio. Y también por una estrella que brilla en el cielo, la de su hijo Samuel. Por él y por todos los pequeños que, en lugar de pasear por el centro de Málaga, pasan la Navidad en un hospital. “Lo hago por ellos, para que disfruten al máximo. Los niños se lo merecen todo”, dice.
El colegio El Divino Pastor está hermanado con la asociación AVOI y con el Hospital Materno Infantil de Málaga. Por eso, esta calle Larios en miniatura que se inauguró el pasado fin de semana en el colegio ha vuelto a trasladarse, por segundo año consecutivo, al hospital. Una iniciativa que nació casi sin pretensiones y que hoy se ha convertido en una cita esperada para los profesionales y pacientes del hospital. “Les ves la cara y merece toda la pena”, resume José.
Quienes lo conocen dicen de él que es un torbellino creativo, incapaz de estarse quieto. Comenzó a trabajar en El Divino Pastor en 2022, un centro del que además es exalumno. Aunque su labor principal es el mantenimiento, siempre estaba dispuesto a echar una mano con la decoración navideña. Hasta que un día, María Ramos, exdirectora del colegio, le lanzó una idea que lo cambió todo.
Tras ver todo el esfuerzo que ponía en decorar el colegio, pensó que por qué no llevar al Hospital Materno Infantil el trineo, el muñeco de nieve y todo aquello que solo se disfrutaba durante unos días en el centro escolar, por la pronta llegada de las vacaciones.
“Me dijo que era una pena que, pasado el trimestre y la fiesta, se guardara todo y nadie más lo disfrutara”, recuerda. Desde entonces, la decoración navideña de su cole tiene custodia compartida. Primero alegra a los alumnos de El Divino Pastor y después cruza la ciudad para quedarse en el Materno.
Proceso de creación.
Fue allí, montando la decoración por primera vez, cuando José levantó la vista y algo hizo clic. Ante él se abrían los 40 metros del pasillo que une Pediatría con Maternidad. “Lo vi claro. Pensé que tenía que convertir aquello en una pequeña calle Larios”, relata.
En 2024 se puso manos a la obra sin dudarlo. Con perfilería de pladur, polietileno, gomaespuma y pintura, y tras más de dos meses de trabajo, dio forma a una calle Larios 2.0 que levantó pasiones. Ni el alcalde ni la concejala de Fiestas quisieron perderse la inauguración. Un alumbrado 100% artesanal, con angelitos y un sistema de luces sincronizadas con la música, como el original del Centro de Málaga.
Este año, el proyecto ha seguido evolucionando. La calle se ha renovado con los nuevos rosetones que narran el Nacimiento de Jesús. Pero en "la calle Larios 3.0" nada está hecho al azar. Cada rosetón, explica Páez, “cuenta una historia”. La parte frontal replica fielmente la de calle Larios, pero la trasera es distinta. Allí aparecen las vidrieras dedicadas a AVOI y los símbolos de ilusión que han ido regalando al hospital con el paso de los años, como el trineo de renos o el muñeco de nieve.
Tampoco es casual que sean siete los arcos. Siete eran los años que tenía su hijo Samuel cuando la leucemia se lo arrebató en 2013. José está convencido de que ha sido él quien lo ha colocado en este camino. Quien le empuja a hacer todo lo posible para llevar alegría a los demás. “Junto a él y mi mujer he pasado Navidades en una habitación de hospital. Sé lo duro que es. Lo sé de primera mano”, afirma.
El pasado 28 de noviembre supo que la calle Larios real estrenaba nueva decoración. Había pedido que le avisaran si había cambios para poder adaptarse con tiempo, pero nadie lo hizo. La noticia le llegó con la Navidad encima. Aun así, no dudó. Volvió a rehacer su calle. Con menos margen, con más esfuerzo. Pero ahí está. “Ellos no pueden salir de un hospital a disfrutar de la Navidad y yo siempre trataré de llevársela”, dice.
Con la ayuda de un equipo de profesores del colegio, ha conseguido que luces y música vuelvan a ir perfectamente coordinadas, con nuevas canciones, todo controlado desde una tablet. Cada día hay dos pases, uno a las doce del mediodía y otro a las seis de la tarde, hasta el Día de Reyes. Sin aglomeraciones. Pensado solo para los niños que más lo necesitan.
Este año, además, José ha levantado el árbol de Navidad hecho a mano más grande instalado en un hospital en España. Mide cinco metros y medio, está fabricado en PVC y se encuentra en la zona de Pediatría. “Me he informado y no hay ninguno tan grande como este”, explica. Un símbolo más para humanizar un espacio que, para un niño, suele ser frío y doloroso.
El árbol también tiene su mensaje. Una estrella de siete puntas que corona el árbol vuelve a recordar a Samuel, presente en cada paso que da su padre. Por él, que tuvo que someterse a un trasplante de médula, José intenta ahora impulsar desde el colegio un día escolar en Andalucía de concienciación sobre la donación de médula en las aulas. Una jornada para informar, para quitar miedos y para explicar que un gesto sencillo puede salvar vidas. "Si tengo que hablar con Juanma Moreno, hablaré", dice con rotundidad.
La solidaridad en El Divino Pastor no se limita a la Navidad. Durante todo el año colaboran con diferentes iniciativas. También en Semana Santa, cuando trasladan al hospital sus tronos y enseres cofrades. “Es precioso ver un trono mecerse con profesores, personal sanitario y voluntarios. Ver a un niño dar un toque de campana”, relata Páez, que como decíamos también es voluntario en AVOI y con todos sus compañeros han creado, además, aún más decoración para los pacientes infantiles.
José Páez ya piensa en lo próximo. Incluso en grande. Sueña con que algún día una saeta de Diana Navarro suene dentro del hospital. Soñar, al fin y al cabo, también forma parte de su trabajo. Porque su forma de vivir consiste en no rendirse nunca y en hacer todo lo posible para que ningún niño pierda la ilusión, sea la época del año que sea.