Imagen de los restos de uno de los cuerpos de época romana encontrados en la obra del Metro de Málaga.
El último gran hallazgo arqueológico del Metro de Málaga: desentierra tumbas romanas en la calle Hilera
La Junta de Andalucía confirma el traslado de varios de los restos encontrados al Museo de la Aduana tras ser analizados y datados.
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El Metro de Málaga vuelve a convertirse en el mejor arqueólogo y en el mejor historiador. Como viene haciendo desde que arrancase su construcción a mediados de 2006, casi 20 años después actúa para desenterrar y poner luz sobre parte de la historia de la ciudad. Los trabajos de construcción del trazado hacia el Hospital Civil han hallado en su avance varias tumbas que pueden ser de época romana.
El punto concreto del asentamiento es la calle Hilera, en las proximidades con Peso de la Harina. EL ESPAÑOL de Málaga ha podido comprobar in situ el avance de los trabajos, que lleva a cabo la empresa Taller de Investigaciones Arqueológicas. Del orden de una decena de operarios están trabajando este martes en el punto, si bien las actuaciones se vienen prolongando desde hace un par de semanas.
Conforme al protocolo habitual en este tipo de situaciones, una vez se complete la labor de excavación, se termine la datación y el análisis completo, los restos serán levantados y trasladados al Museo de la Aduana para su conservación. Todo ello con el necesario informe de la dirección de Arqueología y la supervisión de la Delegación de Cultura. Desde la Consejería de Fomento indican que varios de los restos ya han sido trasladados.
Lo ahora encontrado en este punto de la primera de las tres piezas del trazado del Metro al Civil, que se extiende desde la estación Guadalmedina hasta la calle Santa Elena, es un hito más en la larga secuencia de descubrimientos arqueológicos protagonizada por el Metro.
Los malagueños vienen siendo fieles testigos de un significativo reencuentro con el pasado gracias a que la gigantesca maquinaria del Metro ha horadado el espacio, desenterrando los restos de las civilizaciones que antaño deambularon por el mismo territorio.
Su avance ha permitido sacar a la luz aquello que Málaga fue. Enterramientos romanos, complejos alfareros, un barrio árabe, murallas de la etapa medieval… Todo un tesoro que, sin embargo, y pese a su riqueza, ha sido destruido en su mayor parte. Documentado, sí, pero arrasado conforme el suburbano ha ido conquistando nuevos territorios. Muy poco de lo mucho datado por los arqueólogos queda para dar muestra de lo encontrado.
Las excepciones son escasas. Están aquellas que vienen obligadas por la ley, caso de los restos de muralla nazarí localizados en Callejones del Perchel y la Avenida de Andalucía, así como el fuerte de San Lorenzo enterrado en la Alameda Principal, que por su consideración como Bienes de Interés Cultural (BIC) han de ser respetados y mantenidos in situ.
Y aquella otra asumida en la etapa más reciente por la Junta de Andalucía, que implica el rescate de parte de las piezas halladas en las excavaciones realizadas en la Avenida de Andalucía, donde todos los malagueños pudieron contemplar la envergadura de parte del arrabal de Attabanim.