Integración de la muralla medieval y paso de ronda en el sótano de un hotel.
Explora los secretos arqueológicos de Málaga a golpe de clic: del pasado fenicio al legado musulmán
El Ayuntamiento de Málaga crea tres grandes rutas online con 35 hitos históricos de la ciudad.
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Pasear por la historia de Málaga a golpe de clic. Esa es la oportunidad que se abre de par en par para cualquier ciudadano interesado, que tiene ahora la posibilidad de recorrer los 3.000 años en los que la urbe malagueña ha estado habitada por las principales civilizaciones mediterráneas: fenicios, púnicos, griegos, romanos, musulmanes…
Todos estos pueblos han dejado su huella en la capital de la Costa del Sol y lo han hecho dejando restos que, en algunos casos, no sólo perduran hasta nuestros días, sino que están al alcance de todos.
Con el objetivo de mejorar el conocimiento que se tiene de la historia de la ciudad, la Gerencia de Urbanismo tiene disponible una página web en la que se delimitan varias rutas arqueológicas. Avanzar en las mismas supone el reencuentro con los antepasados que llegaron a pisar Málaga desde el siglo IX antes de Cristo.
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Tres son los itinerarios diseñados en el sitio. De mayor a menor antigüedad, encontramos hasta 35 puntos de interés, correspondientes a la Málaga fenicia y púnica; la Málaga romana, y la Málaga musulmana.
Málaga fenicia y púnica (siglos VIII-III a.C)
El núcleo original de la ciudad fenicia de Malaka, fundada en torno al siglo VII a.C., ocupaba el espacio delimitado por las elevaciones de la Alcazaba, Catedral y San Agustín. Entre los hitos más destacados excavados hasta el momento destacan un santuario localizado en el sector de calle Císter, fechado a finales del siglo VII a.C.; la construcción de la muralla defensiva a mitad del siglo VI a.C., que indica el auge de la ciudad, y la aparición en un solar a media ladera del El Ejido de una tumba (siglo VI a.C.), construida con grandes sillares de arenisca que conservaba el ajuar completo.
Los orígenes de la ocupación fenicia en Málaga se remontan a finales del siglo IX a.C. con un asentamiento situado en el sector del aeropuerto, denominado La Rebanadilla. Posteriormente, en el siglo VIII a.C., se establece un nuevo asentamiento, el Cerro del Villar, en la desembocadura del río Guadalhorce, que perdura hasta su abandono en el primer tercio del siglo VI d.C.
Mapa con los hitos arqueológicos.
Málaga romana y tardoantigua (Siglos III a.C-VII d.C)
Hay que remontarse al siglo III a.C para ver cómo Málaga es conquistada por Roma. Los primeros datos arqueológicos indican el desarrollo de una gran actividad industrial ligada a transformación pesquera de salsas y salazones y el progresivo crecimiento de la ciudad.
En el siglo I d.C la lex Flavia malacitana establece el paso de ciudad federada a municipio romano. Es el momento en que se construyen numerosos edificios públicos como el teatro. La ciudad se amuralla entre el inicio del siglo III y el IV d.C., aunque no se ha documentado todo su trazado. En este periodo se estructuran las principales vías de salida, jalonadas por espacios cementeriales y espacios productivos ligados a la actividad de salazones.
A principios del siglo VI, la ciudad bizantina registra una próspera actividad mercantil, donde se reconocen distintas funciones, zonas de almacenes próximos al puerto, zonas de vivienda… De la fase visigoda a principios del siglo VII, arqueológicamente sólo se documentan muestras generalizadas de destrucción con niveles de incendio y arrasamiento, con escasos indicios construidos.
Entre las grandes obras que datan de la etapa romana está el Teatro Romano, construido en tiempos de Augusto (siglo I d. C.). Se emplazaba al este del cardo, vía principal del foro con orientación norte-sur (coincidente con la actual calle Alcazabilla). O la gran villa vinculada a la fabricación de salazones, pendiente de una próxima apertura al público. El espacio tiene uso ya en el siglo I a. de C. revelando un ambiente urbanizado de uso indeterminado.
Málaga musulmana (siglos VIII-XV)
La Málaga musulmana se conformaba como una ciudad provista de un complejo sistema de fortificaciones que afectaba a todos los elementos de su organización urbana: medina, arrabales y alcazaba.
La construcción de la muralla medieval se inició en el siglo XI y es resultado de un proceso evolutivo, llegando a quedar conformado por la muralla y por un antemuro o barbacana. Este esquema defensivo se completaba con un sistema de torres, así como con una calle perimetral o adarve de acceso por el interior. En el sector noroeste (actuales calle Álamos y Carretería) su trazado quedaba exteriormente delimitado por un foso que canalizaría las aguas de escorrentías hasta el río Guadalmedina.
A nivel urbanístico, la muralla limitó el crecimiento de la medina medieval, propiciando su desarrollo al exterior mediante arrabales. Al norte, el arrabal de Fontanalla, en el que destaca su actividad alfarera, y en la margen derecha del río, el arrabal de Attabanim, cuya actividad se centra en productos agropecuarios, alfareros...
A partir del s. XI la medina experimentó un fuerte crecimiento demográfico que repercutió en el crecimiento de los arrabales. Con la llegada de los almohades este crecimiento aumentó, alcanzando su máxima expresión. En época nazarí, los arrabales comenzaron a despoblarse ante la presión cristiana, que culminó con la toma de la ciudad por los Reyes Católicos en 1487.