Un momento de la mesa redonda celebrada en el Encuentro Tecnológico.
Las ONG malagueñas reivindican una tecnología “que libere tiempo para cuidar”
Fundación Cibervoluntarios, CUDECA, Fundación Olivares y AECC protagonizan el XXXVII Encuentro Tecnológico de EL ESPAÑOL de Málaga.
Más información: “¿Quién se encargará de lo nuevo?”: el debate ético sobre la inteligencia artificial aterriza en Málaga
Tecnología que abrace y nos permita ser más humanos. Es el objetivo que sobrevoló el XXXVII Encuentro Tecnológico de EL ESPAÑOL de Málaga, celebrado en la Fábrica de Cervezas Victoria, en el que varias ONG malagueñas compartieron cómo están integrando la tecnología en su día a día. Lo hicieron desde realidades muy distintas —desde la formación digital hasta el cáncer infantil y los cuidados paliativos—, pero con un diagnóstico común: la digitalización ya no es opcional, aunque su sentido debe ser profundamente humano.
El evento contó con el apoyo del Ayuntamiento de Málaga, Cervezas Victoria e Impact Hub Málaga. Reunió a Yolanda Rueda, fundadora y presidenta de Fundación Cibervoluntarios; Teresa Jiménez, directora de Comunicación de la Fundación Cudeca; Javier Mazoy, director de Comunicación de la Asociación Española contra el Cáncer en Málaga; y Andrés Olivares, presidente de la Fundación Olivares, que abrió la sesión con una petición inesperada: que todos los presentes se dieran un abrazo.
Olivares confesó que durante años mantuvo una gran distancia con lo tecnológico porque "a través de un ordenador es imposible tocarse", pero admitió que su visión ha cambiado: "Me metí en un curso de IA y aluciné en colores… Me está dando muchas respuestas que me sirven como presidente a la hora de tomar decisiones", confesó.
Desde CUDECA, Teresa Jiménez centró su intervención en la integración de sistemas y la organización interna. Subrayó que la digitalización sirve para eliminar cargas administrativas: "La tecnología debe quitarnos tiempo de gestión para que nuestros profesionales puedan dedicarse a la misión, que es cuidar", argumentó.
Y es que la tecnología es, en palabras de Yolanda Rueda, "una palanca que nos ayuda a mover derechos y oportunidades". Explicó que Fundación Cibervoluntarios ha desarrollado este año más de 270 actividades semanales para alcanzar más de 270.000 beneficiarios por todo el territorio. Ha sido justamente la tecnología la que les ha permitido optimizar procesos y ser eficientes para así poder dar a tanta gente "ese cariño, ese abrazo y esa cercanía" en sus formaciones de competencias digitales.
Esta fundación malagueña ha tomado un rol protagonista en la digitalización del tercer sector: acaba de presentar el informe Voluntec sobre la evolución del voluntariado en el siglo XXI y lanzó en octubre una solución digital para la gestión de entidades del tercer sector llamada Civict, que aspira a multiplicar el impacto de las ONG: "La tecnología es la herramienta más potente que la ciudadanía, las organizaciones, la sociedad civil, jamás hemos tenido en nuestras manos para eliminar todas las brechas sociales heredadas", resumió Rueda.
Javier Mazoy, director de Comunicación de la AECC en Málaga, enfocó su intervención en el impacto que la tecnología tiene en la atención al paciente y en la investigación. "Queremos que nuestros psicólogos no estén con tareas administrativas", explicó. La entidad está probando un sistema de IA que transcribe sesiones y genera fichas automáticas para detectar patrones y agilizar la atención psicológica: "Creemos que va a aportar un valor bestial y nos permitirá aumentar las tasas de atención".
Por su parte, la Fundación Olivares ha comenzado a incorporar herramientas como una página web renovada y un portal de atención para familias, además de un proyecto en marcha con una empresa malagueña para crear un asistente virtual que permita acompañar a padres en situaciones críticas. "A las cuatro de la mañana alguien puede necesitar hablar porque su hijo se ha muerto. Que una herramienta pueda darle un abrazo aunque sea tecnológico me parece brutal", señaló.
El principal reto para CUDECA como entidad ha sido implantar un CRM común: "Explicar a cada área qué beneficio tenía ha sido más difícil que desarrollarlo", señaló. Jiménez insistió en la importancia de aprovechar los datos para planificar mejor: desde analizar qué tipo de cáncer predomina en cada zona hasta anticipar necesidades futuras. "Estamos intentando ver qué rendimiento real podemos sacar a esos datos para optimizar nuestros próximos pasos", dijo.
Todas las organizaciones coincidieron en que el cambio cultural interno es tan importante como la inversión. "Nos ha costado más que la gente entienda el beneficio de todo el despliegue tecnológico", admitió Mazoy. Jiménez lo expresó del mismo modo: "El siguiente reto es precisamente esa cultura del dato".
En el turno final, las intervenciones apuntaron a una conclusión común: la tecnología tiene sentido cuando permite liberar tiempo, llegar más lejos y atender mejor. Olivares lo resumió así: "La mejor métrica es cuando una familia vuelve a abrazarnos después de haber perdido a su hijo".
Y también coincidieron en que el avance debe ser realista, sostenido y adaptado al tamaño de cada entidad. "No hay recetas mágicas", afirmó Rueda. Para la fundadora y presidenta de Fundación Cibervoluntarios, el principal desafío está en que la ciudadanía sea consciente del poder que tiene para usar estas herramientas no solo en su vida diaria, sino también como forma de participación social: "Tenemos que ser protagonistas de la construcción de esta sociedad digital", afirmó. Y así, poder llegar a abrazar y cuidar a cada vez más gente.