Del cielo al infierno. Ese ha sido el camino que ha recorrido el Unicaja de Málaga en la Copa del Rey 2024 que se celebra en la capital de la Costa del Sol. De defensor del título y uno de los grandes favoritos, a quedarse fuera a la primera tras caer en los cuartos de final contra Lenovo Tenerife (83-91), que contrarrestó al equipo malagueño durante los cuarenta minutos, impidiéndole marcar el ritmo del partido en ningún momento y echando un jarro de agua congelada sobre la afición malagueña. 

Pocos  o ningún cajista estuvo a la altura del duelo. El máximo anotador fue Osetkowski con 16 puntos. 12 los había metido en el primer cuarto. Perry fue capaz de lo mejor y de lo peor, Carter no apareció en toda la noche, Thomas no fue esta vez el tío Will, y una buena versión de Djedovic y de Kravish no fue suficiente contra un Doornekamp colosal (25 puntos, seis triples), un Kyle Guy imparable (23 puntos, 30 de valoración), y un Shermadini (17 puntos) vestido de catedrático, lo que es. 

Vuelve a vestirse el Unicaja con la indumentaria de anfitrión que acostumbra. De las cinco veces que la Copa del Rey se ha jugado en el Carpena, cuatro ha sido eliminado a la primera. La de este 2024 especialmente dolorosa, porque el nivel del equipo era muy alto. Este viernes no lo alcanzó en ningún momento. 

Los primeros minutos se jugaron desde el triple. Y en el Unicaja la batuta la llevó Osetkowski con 9 puntos en menos de cuatro minutos. Perry también acertó desde la línea de tres. Doornekamp era el líder amarillo con otros 9 puntos. Muñeca caliente y 12-12. ¿Respuesta? Dylan Osetkowski otra vez de tres encontrando la réplica en la otra canasta. ¿Por quién? Exacto. Doornekamp. 15-15 y ambos con 12 puntos. No estaban dejando ni las raspas en estos primeros minutos de la eliminatoria. El ingreso de Alberto Díaz en pista empezó a nublarle la vista a Lenovo. Pero entre Shermadini y Marcelinho Huertas no solo evitaron la escapada. Igualaron al final del primer cuarto 26-26.

El inicio del segundo cuarto tuvo poco que ver con lo visto en los primeros diez minutos, con los dos equipos atascados en ataque hasta la mitad del cuarto (31-33). No estaba nada cómodo el Unicaja. No imponía su ritmo frenético. Thomas no ordenaba el juego desde la esquina como acostumbra. Desde el tiro libre (100% de acierto en la primera parte) fue reduciendo la renta en contra Unicaja con un Kendrick Perry que había cogido los mandos y Djedovic la cerilla para meter otro triple sobre la bocina para mandar el partido al descanso con un 49-45 para el Unicaja. 

En el inicio del tercer cuarto Unicaja se fue a +10 (55-45), pero recibió respuesta de Lenovo con 0-12 de parcial para el 55-57 que tuvo que parar Ibon Navarro, con la preocupación en la cara todo el partido. No le gustaba lo que veía. Doornekamp ya estaba en los 20 puntos. A intervalos, era un martillo pilón. El que no estaba hasta el momento era Marcelinho Huertas. Buena noticia para el conjunto malagueño. O mala si estaba por aparecer. Frenó el Unicaja el vendaval canario para el 61-60 tras un robo y bandeja de Sima. Iba a hacer falta el mono de trabajo. Doornekamp, camino de convertirse en hombre récord, tenía de escudero Kyle Guy, que con un triple, otro más, ponía por delante a Lenovo 65-66 antes de la batalla final. 18 puntos para el de Indianapolis. 

Era el momento de que apareciera alguien para tirar del carro. Algunos de los habituales, como Will Thomas o Tyson Carter tenían el casillero a cero a falta del último cuarto. Pero el que apareció fue Marcelinho Huertas. Que empezó a encestar. También apareció el poso de Kravish para contrarrestar. A falta de cinco minutos Unicaja estaba con Perry, Taylor, Djedovic, Kravish y Thomas en la pista. Se acababa de retirar Barreiro con cuatro puntos en su vuelta. 74-74.

Era incapaz Unicaja de hacer dudar a Lenovo, con Shermadini dando su habitual clínic. Cuando lo tenía a mano, llegaba alguna precipitación. Perry hacía de Dr Jekyll y Mr Hyde y Cook aplastaba el aro para poner en +6 la renta canaria a falta de dos minutos (79-85).Txus Vidorreta estaba ganando la partida en la pizarra. Se jugó siempre a lo que quiso Lenovo. Cuando quedaba un minuto, la bola era para los canarios que iban a cuatro arriba con todo en la pista. Marcelinho ya estaba en 10 puntos. El Carpena, con amplia mayoría cajista no rugía. Se respiraba la tensión. Y Kyle Guy ajusticiaba. Qué partidazo el suyo para citarse con el FC Barcelona en las semifinales y dejar en la cuneta al campeón a las primeras de cambio cuando llegaba con la ilusión por las nubes. La caída fue durísima. Un jarro de agua fría tremendo para este proyecto. La Copa no espera a nadie, y el Unicaja no llegó nunca a la 2024. 

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