El Unicaja de Málaga se ha puesto serio en el tercer cuarto del partido del Round 16 de BCL contra el Limoges francés para certificar su clasificación a los cuartos de final de la competición, algo que ya era una realidad tras la derrota del Galatasaray en Atenas, cerrando el partido con un 99-88 que lo coloca primero de grupo y lo deja en disposición de ser cabeza de serie y tener el factor cancha a favor si gana en la última jornada al AEK. 

Tras irse perdiendo al descanso, el equipo de Ibon Navarro ha sido un rodillo en la segunda mitad y ha despejado cualquier duda para no poner en peligro su pase a los cuartos de final del torneo, allanado con la derrota del Galatasaray contra el AEK en Atenas. Palabras mayores. 

Aupado por los 18 puntos de Tyler Kalinoski y los 22 de valoración de Will Thomas. Sin alicientes al no decidirse nada en este partido, independientemente del resultado, ya que los malagueños ya eran equipo de cuartos de final por la victoria del AEK ante el Galatasaray, el Unicaja entró al partido con ganas de cerrarlo cuanto antes: un triple de Will Thomas obligó al técnico del Limoges a pedir tiempo muerto para frenar la sangría (15-7, minuto 5).

Con las bajas de larga duración de Lima y Djedovic, ya más que asumidas por Unicaja, se sumó la ausencia de Darío Brizuela por su microrrotura en el cuádriceps, aunque se vistió de corto por si fuera necesario.

No tenía mucho sentido forzar a la Mamba Vasca, teniendo en cuenta que el equipo de Ibon Navarro tiene en el horizonte un exigente partido en casa contra el Barça (domingo, 17.00 horas) y el duelo decisivo por el primer puesto en Atenas ante el AEK la próxima semana.

Con una rotación corta, fue el momento del canterano Mario Saint-Supery, que formó parte del quinteto titular y convirtió el primer triple que intentó, aunque fue más allá de ese detalle: se le vio implicado en defensa, asegurando pases desde el puesto escolta mientras Kendrick Perry dirigía desde la posición de base.

Una relajación poco habitual en los malagueños les hizo pasar de un 35-25 a favor al 42-45 al borde del descanso. Se le vio algo enfadado al técnico cajista, que vio como su equipo entró en parálisis en ambos lados de la cancha, viendo como el Limoges anotaba aprovechando errores propios de desatención.

El marcador reflejaba un 46-52 que exigía un toque de atención en vestuarios que, seguro, lo hubo por parte de Ibon Navarro, porque el Unicaja respondió dándole la vuelta a la situación con un gran parcial de inicio en el tercer cuarto para ponerse 63-56.

Ya se estaba viendo a un equipo que tomaba mejores decisiones y que se mantenía férreo atrás con un Alberto Díaz como punto de equilibrio. Los triples de Tyson Carter y Dylan Osetkowski ayudaron a llegar hasta la brecha que supuso el punto de inflexión, un tiro lejano de Perry que completó con una bandeja posterior para lograr los diez de ventaja.

El clínic ofensivo del interior Desi Rodríguez en el lado galo aupó a los visitantes a seguir compitiendo a pesar de ir al rebufo. Se iría del partido con 25 puntos, pero no le sirvieron para contrarrestar los picotazos de Tyler Kalinoski y su 50 por ciento de acierto en triples.

Ayudó eso y el acierto en el posteo -y en todo lo demás- de Will Thomas, pero, sobre todo, las ganas de agradar tras dos derrotas consecutivas que ahora se quedan en un simple bache inevitable.

Ficha técnica:

99- Unicaja (26+20+31+22): Perry (12), Saint-Supery (3), Barreiro (5), Sima (10), Kravish (12) -quinteto inicial- Díaz (5), Carter (15), Ejim (2), Thomas (13), Kalinoski (18).

88- Limoges (22+30+17+19): Jones (8), Kyzlink (9), Yeguete (6), Rodríguez (25), Klassen (3)-quinteto inicial- Graves (9), Kadji (14), Ugolin (8), Wojciechowski (6), Desseignet (0).

Árbitros: Saverio Lanzarini (Italia), Sergi Zashchuk (Ucrania), Ilias Kounelles (Chile).

Incidencias: Partido de la quinta jornada de la segunda fase de la Liga de Campeones FIBA en el Carpena ante 6.782 espectadores.