José Pérez, Pablo Márquez y Benjamín Pastor, figuras claves de la corporación.
Luz y Mar, el grupo parroquial de San Andrés, cumple 25 años con raíces carnavaleras: “Solo pensamos en hacer barrio”
Los orígenes de esta corporación se remontan a una cruz de mayo organizada por varios carnavaleros de San Andrés.
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El grupo parroquial de San Andrés, Luz y Mar, acaba de cumplir 25 años de historia. Ya ha pasado un cuarto de siglo desde que una pequeñita talla muy similar a Nuestro Padre Jesús Cautivo llegara a la peña carnavalesca de San Andrés. Corría 1999 cuando un grupo de amigos, carnavaleros y cofrades que formaban parte de la peña decidieron colocar la imagen en su cruz de mayo. Lo que partió de una manera sencilla y parecía ser una simple anécdota acabó desembocando en algo muy especial. “Al colocarlo en el escaparate, la gente pasaba, se arrodillaba, se santiguaba…”, recuerdan José Pérez, actual director del grupo parroquial y Benjamín Pastor, mayordomo de la Virgen del Mar y hermano fundador.
Con aquel gesto del vecindario, Miguel González, ‘El Cabeza’, uno de los precursores del Carnaval de Málaga en los años ochenta y figura ilustre de San Andrés, entendió que el barrio necesitaba una hermandad. Y así, en el año 2000, nació la Asociación de Fieles del Santísimo Cristo, Luz del Mundo; María Santísima del Mar y Nuestro Padre Jesús de los Niños.
La primera talla oficial fue la de Jesús de los Niños, una imagen encargada al imaginero Pepe Dueñas que sustituiría al “Cautivito” original. A partir de ahí, la devoción fue creciendo, tal y como explican Pérez y Pastor. En 2006 se marca un antes y un después con la llegada de María Santísima del Mar, una advocación elegida en honor al carácter marinero del barrio y de la playa que le da nombre, y en 2016 se incorporó el Santísimo Cristo, Luz del Mundo.
Los dos titulares que procesionan: María Santísima del Mar y el Santísimo Cristo de la Luz del Mundo.
Desde el principio, el grupo tuvo un objetivo claro: unir a los barrios de San Andrés y La Luz a través de la fe. El nombre del Cristo no fue casualidad: “Queríamos que el Cristo representara también al barrio de La Luz, un barrio hermano, por eso lo de ‘Luz del Mundo’”, explica Benjamín Pastor. La elección de las advocaciones no fue improvisada. Incluso consultaron con Antonio Coronado, vicario general de la Diócesis, quien avaló el nombre del Cristo. “Teníamos claro que queríamos que representara el momento en el que se le entrega la cruz, una escena entonces inédita en la imaginería procesional malagueña”, declara Benjamín Pastor.
Las primeras reuniones a través de las cuales se fueron dando los primeros pasos para crear esta hermandad fueron pequeñas, apenas 8 o 10 personas. Pero cuando decidieron formalizar la hermandad, se apuntaron 70 en un solo día. Para no marcar jerarquías, realizaron un sorteo para ver qué número de hermano sería cada uno: “Yo soy el 33”, cuenta Pastor. “Yo el 11”, responde Pérez. La primera hermana que figura inscrita es Carolina Díaz.
La historia de Luz y Mar no ha estado exenta de dificultades. El golpe más duro llegó el 25 de diciembre de 2011, cuando falleció su fundador, Miguel González. “Era el pilar. El que más tiempo tenía, el que más empujaba”, recuerda con emoción Pérez. Su pérdida marcó un antes y un después, pero el grupo supo resistir. De hecho, ahora, cuando ven todo lo que han conseguido, como estar, al fin, este año, dentro de la parroquia Virgen del Camino, siempre piensan: “¿Qué diría Miguel si nos viera hoy?”
Una imagen de Miguel González reina en el salón de tronos.
La fidelidad desde los orígenes ha sido clave. De los 70 fundadores, 45 siguen hoy vinculados al grupo, y tres de los cinco hermanos mayores que ha tenido la hermandad continúan activos, trabajando codo con codo con Pérez, que llegó al cargo casi de rebote, pues no sentía que fuera el más preparado para encarar ese papel. Tenía poco conocimiento en la materia, pero fue "aprendiendo". “Somos un núcleo duro que ha aprendido a hacer de todo. El secretario a ser secretario, el mayordomo a ser mayordomo... Y yo a encargarme de gestionar todo lo que puedo”, dice, con humildad.
Para ellos, todo ha sido un camino de fondo donde se han replanteado varias veces, reconoce Pastor, si merecía la pena seguir hacia delante. “Esto ha salido adelante, nunca mejor dicho, por fe. Porque es verdad que hay veces que te planteas si seguir o no”, confiesan dos de los fundadores de la hermandad. Pero Pérez, muy positivo, reconoce que “lo fácil muchas veces no se valora... y lo que cuesta, sí”. Y tras tanto esfuerzo, este logro sabe a gloria.
Aquel grupo que hace casi 20 años apenas lograba reunir a 80 personas para sacar a la Virgen del Mar en el mismo trono que hoy portan 182, ha sobrevivido gracias al compromiso de quienes, más allá de una devoción, apostaron por construir comunidad. “Y a día de hoy, gracias a Dios, todo es alegría. Después de entrar en la parroquia, tenemos los dos tronos con listas de espera y a personas que no han podido vestirse de nazareno porque nos faltan túnicas. Creo que tengo cola en todas las secciones del cortejo”, declara el director del grupo parroquial.
Virgen del Mar.
La llegada a la parroquia
Este año es muy especial. El Grupo Parroquial Luz y Mar de San Andrés ya tiene como sede canónica la parroquia de Nuestra Señora Virgen del Camino, un paso con el que siempre habían soñado y que lograron el pasado 17 de enero. “Era el mejor regalo que nos podían hacer por estos 25 años”, subrayan ambos.
Para todos, la espera se hizo larga, e incluso dolorosa: “Nosotros queríamos estar dentro de la Iglesia, no en una capilla en la calle. Y eso ha costado trabajo. Pero también es verdad que la Iglesia no puede meter de un día para otro a una hermandad dentro. Hay que conocer el camino de cada grupo. Y lo entendemos”, declara Pastor.
Y para dar este paso, la implicación fue doble: por parte de la hermandad, que nunca dejó de colaborar con la parroquia, y por parte de la Iglesia, que reconoció ese compromiso a través de la figura del sacerdote Pablo Márquez, quien se ha tomado casi a lo personal el hecho de que Luz y Mar y la Parroquia Virgen del Camino fueran de la mano.
Alumnos del colegio El Divino Pastor en su excursión.
El actual párroco, que aunque es sevillano es la tercera vez que está destinado en Málaga, ha acompañado en sus etapas en la ciudad a la hermandad es sus momentos más grandes —desde la bendición de la Virgen del Mar y el Cristo de la Luz, hasta el reciente traslado de las imágenes—. Así, reconoce que él simplemente ha sido “el que ha chutado el penalti que llevaba 25 años preparándose”, aunque parezca que solo él tiene los méritos.
En ese tiempo, relata, nombres como Paco o Juanma, entre otros antiguos párrocos, también jugaron un papel clave. “A nivel de congregación, no se aprobaba esta circunstancia porque considerábamos que la parroquia ya tenía suficiente vida. Pero ellos, durante estos años, han conseguido no ser extraños dentro. Hoy están los de Cáritas, los catequistas, los pastores de la salud… y los de la hermandad. Todos conviven, y eso es bonito”, sostiene Márquez.
En otras palabras, Pablo Márquez, pertenece a la Congregación de los Sagrados Corazones, una orden que no contempla la exposición al culto de imágenes en los templos que rige. Sin embargo, ha luchado para hacer una excepción dialogando con sus superiores. “Yo siempre he dicho que lo mejor que nos podía pasar era estar dentro de la Iglesia. Y ahora que llevamos tres meses, puedo decir que es lo mejor que nos ha pasado”, explican Pastor y Pérez.
Así lucía la capilla callejera los primeros años. La realizaron Benjamín y su padre.
Los que iban a ver a la capilla callejera a las imágenes, ahora van a verlas a la iglesia y les rezan y llevan flores allí, en su templo, algo que llena de satisfacción al grupo. Benjamín, por ejemplo, es honesto: “Yo empecé con 25 años menos, en un tiempo en el que solo quería tronos. Hoy, ya adulto, sé que una hermandad no es solo eso. Es un año entero de labor cristiana. Es acercar a la gente a la Iglesia. Y si estamos dentro, con una hermandad de por medio, es más fácil evangelizar y acercar a la gente joven. Es la forma más sencilla”.
Otro aspecto que destaca el sacerdote, Márquez, es que, desde que las imágenes están dentro de la iglesia, esta se abre también por las mañanas gracias a los responsables del grupo parroquial. Esto ha transformado el espacio parroquial en un lugar mucho más vivo e incluso acogedor a varias horas del día.
“Las excursiones que hacemos previas a la Semana Santa ahora acercan a los niños a la iglesia. Esa estampa es muy bonita y está poco vista: una iglesia llena de niños. También los llevamos a la casa de hermandad, pero que visiten la parroquia es precioso y es al final lo que justifica todo este tiempo de trabajo”, continúa Benjamín.
Escuchándoles, se les nota como en casa. En las últimas semanas montaron un quinario en el altar mayor, gracias a la confianza del párroco, que ha sido muy aplaudido por decenas de cofrades en redes y que ha elevado, más aún, la imagen pública de la hermandad. “Eso tiene un curro…”, dice Pérez echándose las manos a la cabeza y con una sonrisa. “Hay amigos que nos han dicho que hermandades centenarias no han montado algo así. Ha costado, pero ver la figura del señor encajada en el centro… Quedó espectacular”, explica Pastor.
|CULTO| Tercer día del Solemne y Santo quinario en honor al Santísimo Cristo, Luz del mundo con el siguiente orden de culto:
— Hermandad de San Andrés (@hdaddesanandres) April 3, 2025
Rosario 18:45h, ejercicio de quinario 19:15h y santa misa 19:30h.
Presidida por el Reverendo Padre D. Pablo Márquez Vázquez.
Parroquia Virgen del Camino. pic.twitter.com/xwJtrqanm4
Y todo gracias a Márquez. De inicio, el grupo iba a proponer quedarse con un lateral del altar para realizar el culto como se suele hacer habitualmente, pero fue el sacerdote el que les ofreció el altar mayor como muestra del aprecio que les tiene.
Ese buen rollo que se respira en el ambiente, el amor por su barrio y el buen hacer del grupo son sin duda el motor que les ha llevado a ser lo que son hoy. Y a Pérez, el responsable principal junto a Márquez, le llena de orgullo. Le hace ilusión que el nombre de San Andrés, una barriada cargada de prejuicios suene, pero esta vez “por lo bueno”. Son carne de la reivindicación del barrio humilde y lleno de humanidad. “De nosotros siempre se acuerdan por lo malo desgraciadamente, y si nuestro trabajo sirve para que se hable de mi barrio bien, yo feliz", dice Pérez.
Pese a que hay gente que les pregunta por cuando se agruparán e irán al Centro de Málaga, no es para nada una idea que tengan en el radar. Ahora mismo lo tienen claro: "Barrio, barrio y más barrio". A Pastor le remueve el alma ver "la parroquia llena de penitentes en la misa de nazareno cada Sábado de Pasión". "Esa imagen no se hace viral, pero a mí me da la vida. Nosotros no pensamos en otra cosa que en hacer barrio, en darle a San Andrés lo que se merece", añade.
Al acabar la charla, Benjamín y José, compañeros en la hermandad, pero grandes amigos en la vida, comienzan a recordar buenos momentos con sus hijos en algunas procesiones. "Para mí, pensar en el futuro, es vernos en un banco los dos juntos, ya mayores, viendo cómo nuestros niños, que ya no serán tan pequeños para entonces, sacan a nuestros titulares por las calles. Ahí diremos que todo ha merecido la pena", zanja Pastor con una sonrisa.