Uan foto de los ensayos de 'Los Ignífugos'.

Uan foto de los ensayos de 'Los Ignífugos'. Daniel Pérez / Teatro Cervantes

Cultura

El capitalismo salvaje, a examen en 'Los Ignífugos' de Ruth Rubio en el Teatro Echegaray de Málaga

La directora estrenará su obra el 14 de septiembre donde ahonda en los límites de la ética y los asfixiantes sistemas sociales en los que habitamos.

2 septiembre, 2021 15:04
Málaga

Ruth Rubio prepara el estreno para Factoría Echegaray de Los Ignífugos, un premiado texto que ahonda en los límites de la ética y los asfixiantes sistemas sociales en los que habitamos a través de una historia. En ella se entrecruzan un experimento con ratas a las que se habilita un paraíso artificial y las vicisitudes de un extraño y aislado entorno familiar.

Natalia Cobos, Virginia Nölting, Javier Cereto y Eskarnia protagonizan la obra que habla también de abandonar el nido, del deseo y sus fronteras, del lado oscuro de los paraísos artificiales y del fútbol como reivindicación y como lugar para el acto político.

La autora y directora onubense empezó a ensamblar en agosto en la sala de ensayos de Bodegueros 38 las piezas de su obra con vistas a su estreno del próximo martes 14 de septiembre. Este jueves ha abierto sus puertas para mostrar a los medios los gestos y palabras de sus personajes, los movimientos que modela el coreógrafo Abraham Iglesias y la minimalista escenografía de Lola García en la que se ubican.

El equipo de 'Los Ínfugos' durante los ensayos.

El equipo de 'Los Ínfugos' durante los ensayos. Daniel Pérez / Teatro Cervantes

El Teatro Echegaray acogerá doce funciones de Los Ignífugos, con pases de martes a domingo hasta el día 26. La iluminación de Sergio Rodríguez y un vestuario diseñado por Inma Pardo, la propia Rubio y su ayudante de dirección, Marina Sánchez Vílchez, completarán la puesta en escena de este montaje de Factoría Echegaray, un proyecto respaldado desde el año 2018 por Unicaja Banco.

Rubio escribió hace cuatro años Los Ignífugos (Universo 29), un texto que fue galardonado en 2019 por el Nuevo Centro Andaluz de Teatro con el Premio Romero Esteo. Hace unos meses, Ediciones Antígona publicó el texto, y el Nuevo Centro Andaluz de Teatro lo divulgó en toda la comunidad autónoma con diversas lecturas dramatizadas.

Factoría Echegaray produce ahora su primera puesta en escena, que la dramaturga de Punta Umbría aborda con Natalia Cobos en el papel de Juana, Javier Cereto encarnando a Mayo, Virginia Nölting en el rol de la Madre y Eskarnia (Elena Casanueva) en el de Andrea'.

"Sé de ratas para luego saber de personas", dice el personaje de Juana, que está desarrollando un experimento en el que se crea un entorno ideal para una superpoblación de roedores que acaba en un fracaso absoluto, con anarquía, violencia que llega al canibalismo y ausencia de sexo. Este ensayo de laboratorio se emplaza en un triángulo familiar también aislado del mundo exterior y cuyo equilibrio se tambalea ante la llegada de una persona conocida.

Un juego de muñecas rusas con el que el texto aborda cuestiones como la domesticación y su reverso, ese niño indómito que no quiere crecer, la crisis ambiental, con el fondo de un polo químico que todo lo tiñe, o la corrupción y quiebra de los sistemas cerrados ("todo sistema cerrado tiende a la asfixia", nos recuerda la directora).

Con las historias de los ensayos con ratas del personaje de Juana, que se basa en un experimento real del etólogo John B. Calhoun, y de la familia distópica encerrada por la Madre entre cuatro paredes, Rubio nos ayuda a pensar cómo crecer en sistemas aislados nos puede conducir a dinámicas autoritarias, y de ello a reflexionar sobre cómo se generan las dictaduras o cómo surgen sistemas condenados a la extinción como el capitalismo salvaje. También para hablar del síndrome del nido vacío y del fútbol como juego colectivo y como lugar en el que reivindicar la infancia, es decir, como espacio político.

Una bitácora de ensayos

Casualmente, la materia prima de su texto, el aislamiento y los sistemas cerrados, ha teñido también el proceso de montaje de la obra. Con ensayos en agosto, y con los límites de las medidas antipandémicas, la directora no pudo ver crecer la obra con público, como era su pretensión. Para subsanarlo, decidió abrir el proceso virtualmente con un blog o bitácora de ensayos en el que ha ido publicando puntualmente todos los pasos del proceso, y que se puede consultar aquí.

La artista onubense ha trabajado su texto con esa noción de sistema y nutriéndose de los SMR (Sistemas Minimalistas Repetitivos) de José Sanchis Sinisterra, uno de los puntales del teatro contemporáneo español. Según el dramaturgo y director, los Sistemas Minimalistas Repetitivos (SMR) son partituras de acciones físicas compuestas por una serie de actemas -gestos, desplazamientos, posiciones, microconductas actorales- más o menos realistas, pero que no pretenden reflejar o expresar ningún momento concreto de interacción humana ni se basan en el principio de causalidad. El resultado es un comportamiento escénico que diluye las fronteras entre figuratividad y abstracción.

La obra según su autora 

"Todo sistema aislado tiende a la asfixia porque no intercambia ni energía ni materia con el exterior". Juana está a punto de terminar su experimento Universo 29. Ha creado un entorno ideal para una superpoblación de ratas. Sin alteraciones en el ambiente, con recursos ilimitados. Si todo va bien, Juana se irá cuando termine Universo 29. Pero, un día, los ratones dejan de comportarse como ratones, coincidiendo con la llegada de Andrea, que vuelve a casa como una extranjera conocida.

El experimento es un fracaso. Andrea se verá atrapada en este universo que, como reza la premisa, es un sistema aislado que tenderá a la extinción. Los Ignífugos habla de abandonar el nido, de los límites de la ética cuando se desea, del salto a la madurez como una combustión.

La propuesta de dirección se nutre de la idea de sistema y de los SMR (Sistemas Minimalistas Repetitivos) de Sanchis Sinisterra. En palabras del propio Sanchis, partituras de acciones físicas compuestas por una serie de ‘actemas’ simples, cotidianos, más o menos realistas, pero cuya secuencia no configura ninguna situación interpersonal significativa. Los intérpretes deben desarrollar su trabajo en un delicado equilibrio entre la organicidad y la organización".

Sistemas que reventarán – ya están reventando – desde una esperanza trágica bueriana a la que nos negamos a renunciar. Porque, como clamaba el personaje de Asel en La Fundación, "¡entonces hay que salir a la otra cárcel! ¡Y cuando estés en ella, salir a otra, y de esta, a otra! La verdad te espera en todas, no en la inacción".