Una imagen de la llegada.

Una imagen de la llegada. EFE

Málaga

El intérprete Kayed Hammad sale de Gaza y llega a Málaga junto con su familia: "He dejado la tumba de mi hijo allí"

Entre lágrimas y abrazos, el intérprete palestino aterriza en la Costa del Sol tras huir de la Franja junto a su esposa y tres de sus hijos, dejando atrás el dolor de todo un pueblo.

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Las imágenes de la llegada a Málaga del periodista e intérprete gazatí Kayed Hammad rompen el corazón a cualquiera. Tras meses muy complicados de trabajo en la Franja de Gaza, el también productor ha logrado abandonar el enclave palestino junto a su familia y aterrizaba en la Costa del Sol este sábado por la tarde.

Lo hacía visiblemente emocionado y acompañado de su esposa y sus tres hijos, con los que cogió un vuelo desde Turquía gracias a las gestiones del Ministerio de Exterior, con quien se mostró muy agradecido. El cuarto de sus hijos, de 24 años, murió en un bombardeo el pasado año. Precisamente, reconoció ante los medios que se deja en Gaza "una parte" de él. "Dejo su tumba allí, al igual que a mis hermanos", añadió, con la voz rota.

Es muy positivo y quiere quedarse con el lado bueno, si es que lo hay, de la historia: "Hemos tenido una nueva oportunidad para vivir". Hammad agradeció a los medios de comunicación su presencia en la terminal de llegadas, donde le esperaba su cuñada, Soad Haddour, y en el reencuentro con su hermano, Sadi Hammad, en el aparcamiento, al que no veía desde hace 18 años. Ambos se fundieron en un emocionante abrazo entre lágrimas.

"Nos hemos vuelto a ver... Antes de morir", decía emocionado su hermano, con los ojos llorosos, recordando que tenía 70 años y uno no sabe nunca qué va a ocurrir mañana. Así, se mostró muy contento por volver a ver a su querido hermano, sano y salvo, después de sufrir tanto en la distancia.

Kayed Hammad se siente todo un afortunado por haber logrado salir de Gaza, pero reconoce que siente mucho dolor por los dos millones de personas que se quedan allí sufriendo. "El que no muere bombardeado, muere de hambre", denunció el traductor.

Ahora la familia se instalará en Alozaina, donde residen Sadi y Soad. Allí, Kayed podrá conocer a sus sobrinos, al igual que ellos podrán conocer a sus tres hijos, que nacieron en Gaza. "No habíamos pensado en la emigración, pero sí en escapar del infierno, esto es como un descanso a ver si mejora la situación en Gaza", comentó.

"Gaza siempre fue la cárcel más grande del planeta al aire libre, donde no entra ni pájaro sin el permiso de Israel", expresó, reconociendo que si hubieran querido lanzar una bomba nuclear, cree que ya lo hubieran hecho, si no llega a ser porque ellos mismos también se harían daño.

Al ser cuestionado por cómo se encuentran sus hijos, que solo habían conocido ese infierno, reconoce que todo está siendo "nuevo para ellos" y que no paraban de preguntar si verdaderamente llegaba la calma e iban a estar seguros, sin ruido de drones y bombardeos.

La situación en la Franja de Gaza es demoledora. Kayed relató a la prensa cómo la última Nochebuena fue la peor de su vida, cuando acudió al hospital por un dolor de corazón y no sabían qué darle porque no había nada que suministrarle. "Las operaciones se realizaban sin anestesia y en el suelo, con sangre y olor a muerto", declaró.

Así, agradeció a España e Israel su solidaridad con el pueblo palestino. "Sabemos que el Gobierno está a favor de su pueblo. No sé cuántos muertos tienen que fallecer en nuestro pueblo para que nos hagan caso. A partir de los 40.000 hubo un pequeño movimiento... Pero no sé qué más hace falta", zanja.