
Rosario Camacho, en el despacho de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en el Museo de Málaga.
"Comprendo que vivimos del turismo, pero tampoco podemos vendernos totalmente; sería bueno poner normas"
"No se debía haber tocado la zona de Hoyo de Esparteros, se debía haber rehabilitado. No estoy nada de acuerdo con lo que se ha hecho para luego hacer un edificio copia".
"Yo lo de la paridad lo encuentro un poco absurdo. Si resulta que entre un hombre y una mujer es más valiosa la mujer, que entre la mujer. Pero si para lo que se busca cumple mejor el hombre…"
"Algo hay que hacer con el Guadalmedina. No nos merecemos el río como está. Quizá lo de embovedarlo no estaría mal".
Rosario Camacho es doctora y catedrática en Historia del Arte. La suya es una voz autorizada en las últimas décadas en todo lo relacionado con el arte y el patrimonio de Málaga y su provincia. Pero en los últimos meses ha adquirido notoriedad por una tarea diferente. Se ha convertido en la primera mujer que preside la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo.
Y eso es lo mismo que decir que es la primera mujer en liderar una institución con 176 años de historia. Tras la salida de José Manuel Cabra de Luna, le corresponde a ella avanzar en el contencioso abierto contra la Torre del Puerto, proyecto al que se viene oponiendo desde hace años.
¿Rosario o Charo?
Me da igual.
Indistintamente.
Normalmente más familiar me resulta Charo, y si no Rosario.
¿De niña ya le llamaban Charo?
Me llamaban Chari.
¿Usted nació en Melilla? ¿Cuánto tiempo estuvo allí?
Yo estuve allí hasta los 13 años, que me mandaron interna a un colegio en Málaga, y ya a partir de entonces, después ya empalmé con la universidad, volví un año a Melilla, donde estuve trabajando, y luego ya me casé.
¿Sus padres eran de allí o eran de aquí de Málaga?
No, mi padre era de Vélez-Málaga, y mi madre de Terque, un pueblo de Almería. Se reunieron en Melilla.
O sea, que coincidieron, digamos, allí por tema profesional, entiendo, o laboral...
Sí, de los padres.
¿Y qué recuerda de la Málaga a la que llegó con 13 años?
Recuerdo que me gustaba mucho Málaga. Al principio venía en barco, después ya en avión. Madrugaba muchísimo para ver la llegada, que me encantaba ver. Quizás por eso estoy en contra de ese hito que quieren poner, quizás por eso y por muchas cosas más; es una imagen que tengo desde siempre. De Melilla tengo muy buenos recuerdos, todavía mantengo amigos, no tengo ya familia allí, pero sí mantengo amigos, y he vuelto por razones profesionales.
Descríbame la estampa que usted se encuentra por primera vez cuando llega a Málaga.
Lo primero que visualizo es la ciudad, el monte de Giralfaro, la Alcazaba, el silo. Yo luché para que no se echara abajo el silo, a mí me gustaba, me parecía que no interrumpía tanto y que podría haber sido aprovechado. Yo estaba interna, pero salía con mis amigas y paseaba por la ciudad. Íbamos al cine, a la catedral, a los monumentos… Teníamos una buena profesora de arte, era una religiosa, y desde entonces pues…

Rosario Camacho posa en el patio del Museo de Málaga.
¿Fue ella quien sembró en usted la semilla del amor por el arte?
Había una asignatura que era Historia del Arte y de la Cultura. No era muy amplia, pero esa religiosa lo explicaba muy bien, y nos abría vías. Después empecé a estudiar Filosofía y Letras y escogí Historia, decantándose por Historia del Arte. Tenía un maestro muy bueno. Don José Manuel Pita Andrade.
"Al principio venía en barco. Madrugaba muchísimo para ver la llegada, que me encantaba. Lo primero que visualizo es la ciudad, el monte de Giralfaro, la Alcazaba, el silo. Yo luché para que no se echara abajo el silo, podría haber sido aprovechado"
¿Había alguna corriente artística que le atrajo especialmente?
Me gustaba la arquitectura, la arquitectura del Renacimiento. Luego me decanté más hacia el barroco porque el Renacimiento estaba más estudiado y ahí había más vía. Quizá influyeron mucho la Catedral de Málaga o la Catedral de Granada. Coincidió también con un centenario de Diego de Siloé que se celebró en Granada y en el que colaboré.
¿Sus padres no tenían nada que ver con el tema artístico?
No.
¿A qué se dedicaban sus padres?
Mi padre tenía una tienda de confecciones en Melilla y mi madre le ayudaba.
¿Tiene la impresión de que Málaga se siente orgullosa de su patrimonio?
Creo que sí y, sobre todo, últimamente. No hay más que ver la cantidad de grupos y pequeñas empresas que han surgido para explicar la ciudad y divulgar el patrimonio. Todo eso va calando mucho en la gente. Me parece fenomenal que lleven a los niños a los museos. En Melilla, por ejemplo, me crié con el patrimonio modernista. Incluso vivía en una casa de Enrique Nieto. Pero no fui consciente de ello hasta que empecé a estudiarlo. Y entonces lo estudié a fondo y me dediqué a divulgarlo también.
¿Aquellos que opinan que se mete demasiado la piqueta en Málaga?
Es verdad que se ha metido mucho la piqueta.
¿Cree que podría haber habido una labor de conservación mayor? ¿Hay alguna actuación que le llamase la atención?
Por ejemplo, la llamada Casa del Administrador, en la calle San Jacinto, 4, que ocupa en parte el Hotel NH. Se podría haber salvado. Las razones que nos dieron es que no podía ser, que si los colectores... Al final firmamos la pena de muerte para el edificio. Menos mal que se salvaron algunas pinturas.
¿Qué tenía de particular ese edificio?
Tenía un programa pictórico interesantísimo, porque Málaga era una ciudad pintada. Se conservan algunas y se están recuperando, pero esa casa tenía un programa muy importante. Se han conservado algunas pinturas, arrancándolas. Su arquitectura era sencilla y se fingía una arquitectura más importante por medio de elementos arquitectónicos o guirnaldas o elementos figurativos.
Cuando se abrió el debate sobre la demolición de La Mundial, el que fuera el Palacio de los Condes de Benahavís, ¿usted tenía una posición clara?
No se debía haber tocado esa zona, se debía haber rehabilitado. Ahí estaba el Hoyo de Espartero, que era un elemento característico del urbanismo. Cuando se demolió La Mundial, se corrió la vía. No estoy nada de acuerdo con lo que se ha hecho para luego hacer un edificio copia que ya no tiene sentido. Los viarios representaban mucho en esa zona.

Rosario Camacho, durante la entrevista.
¿Del arte de Málaga en qué se queda exactamente?
Me quedo con la arquitectura religiosa, fundamentalmente, pero también con la arquitectura del XIX. Hubo un tiempo en que la arquitectura del XIX, en la mediación del XX, no se respetaba en absoluto. Tuvieron que venir de fuera para enseñárnosla y eso hizo que empezase a respetarse. Se descubrió que había un potencial patrimonial muy importante. La ciudad moderna de Málaga arranca en el XIX. Porque en el XVIII, con la desamortización, Málaga fue una ciudad-convento importante, pero se demolieron muchos conventos y lo que surgió fue una arquitectura muy interesante.
"Me quedo con la arquitectura religiosa, pero también con la arquitectura del XIX. Hubo un tiempo en que la arquitectura del XIX, en la mediación del XX, no se respetaba en absoluto. Tuvieron que venir de fuera para enseñárnosla".
Hablamos de la calle Larios, de la Alameda Principal…
Sí, y más. También de la zona donde estaba el Convento del Ángel, que es la calle Ángel; de la calle Granada, de la calle Santa Lucía, donde estaba el convento de Santa Clara, que es donde está ahora la Clínica Gálvez.
La idea de que Málaga tiene mucho menos patrimonio que otras ciudades como Sevilla o Granada….
Sevilla y Granada tienen un patrimonio más importante, no solo arquitectónico, sino también mueble, escultórico, pictórico… Lo que pasa es que en Málaga se destruyó mucho. La quema de conventos de Málaga del 31 fue un desastre, y luego la guerra. Antequera, por ejemplo, ha conservado un patrimonio espléndido y nosotros no. Teníamos muy buenos conventos.
Antes hablaba de la Catedral. Ahora se está desarrollando el proyecto del nuevo tejado. ¿Usted era partidaria?
Inicialmente estaba en contra… El tipo de cubierta, trasdosando las bóvedas, que también es un sistema tradicional, era el que se había utilizado en Málaga. Parece que la situación era complicada porque embalsaba agua. Poco a poco me fui convenciendo de que había una necesidad. Se abrió un concurso hace unos años y lo ganó el arquitecto de la Catedral de Cádiz, Jiménez Mata. Su solución me pareció interesante. Pero algún problema habría. Estaba también la solución de colocar la cubierta de Ventura Rodríguez. Pero ponerla tal cual sobre la Catedral no tenía sentido. El que se está haciendo ahora es una adaptación de ese proyecto bien estudiada para las condiciones de la Catedral. ;e parece que está bien.
¿Es de las que cree que la Catedral hay que terminarla, que hay que hacer la segunda torre?
No considero necesario terminarla. Creo que sí necesita la cubierta con un buen proyecto, se puede acometer. Hay muchas Catedrales que tienen una sola torre. Pero pienso en Antonio Ramos, que es el arquitecto que más tiempo ha llevado la Catedral, y creo que le hubiese gustado que se terminase. Decían que si se hubiera terminado, la fachada barroca de la Catedral sería la más importante de Andalucía. Pero ya llegado a esto, no creo que sea necesario terminar la otra torre.
¿A usted no le molesta la referencia a 'La manquita'?
No me gusta que la llamen la manquita, por más que se diga con mucho cariño. Tiene una torre. Hay tantas catedrales e iglesias con una sola torre. Y, por otro lado, la plaza que surge casi no tiene en cuenta la torre inacabada y cierra mucho. Si se construyera esa torre, no quedaría en función de la propia plaza, sino que quedaría casi encima de las casas.
Hablaba al principio de la conversión de lo que veía al llegar en barco desde Melilla a Málaga. Imagino que además de Gibralfaro y la Alcazaba vería la Catedral. Entonces no estaba el hotel…
No, no, no estaba. Se veía perfectamente la Catedral. Ese era otro elemento que veíamos. Llamaban más la atención Gibralfaro y la Alcazaba, pero la Catedral estaba.
¿Entiende que el principal monumento de la ciudad no se vea desde el mar?
No se entiende. El hotel iba a ser más bajo. Se ve perfectamente el corte que luego se le añadió porque surgió otra ley que permitía ampliar según la anchura de las calles. Y se amplió demasiado. He estudiado la figura de Jáuregui e incluso dirigí una memoria de licenciatura sobre este arquitecto y pude saber que el proyecto inicial no era tan alto.
"No se entiende que la Catedral no sea vea desde el mar. El hotel iba a ser más bajo. Se amplió demasiado".
Hablemos de su reciente elección como presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. Es la primera mujer en ocupar el cargo. ¿Qué supone?
Un honor y responsabilidad. José Manuel Cabra de Luna podía haber seguido, pero, de golpe, decidió que lo dejaba. Y yo lo asumí. Es un honor, espero ser digna de ello. Siempre he trabajado para la academia, pero lo que no he tenido nunca es tanta responsabilidad.

Rosario Camacho posa dentro del Museo de Málaga.
¿Desde cuándo forma parte de la Academia?
Desde el 87.
¿Qué dice el hecho de que usted sea la primera mujer en presidir esta institución tras 176 años?
Vamos a ver. La Academia se abrió muy pronto a las mujeres. La primera mujer que entró en la Academia fue en 1942. Fue Ángeles Rubio Argüelles. Después llegó María Victoria Atencia. Después yo y Marion Reder, Maripe Pallaro… O sea, que está abierta a mujeres. Es verdad que en la Presidencia no, pero es que la mujer ha ido ganando espacios poco a poco. Me he metido en esto con ilusión. Creo que tengo capacidad de trabajo y responsabilidad.
¿Le gustaría que hubiese más presencia femenina?
Sí, sí, sí. Muchas veces dicen lo de la paridad, la paridad. Yo lo de la paridad lo encuentro un poco absurdo. Si resulta que entre un hombre y una mujer es más valiosa la mujer, pues que entre la mujer. Pero si para lo que se busca cumple mejor por su currículum, por su profesión, por lo que sea, el hombre… Yo eso lo veo así. Pero sí, deben entrar también más mujeres.
¿Qué pretende que sea la Academia con usted como presidenta?
Creo que José Manuel Cabra y la Junta anterior lo han hecho muy bien y he participado en ella. Puedo mantenerlo. Ahora también hay otros proyectos y el papel que tiene la academia siempre es el de ser difusora de la cultura y del patrimonio y su conservación y eso lo estamos cumpliendo. Podemos seguir avanzando un poco más.
Vayamos a uno de los temas que ha marcado la labor de la Academia en los últimos años: la Torre del Puerto.
La Academia lo que siempre ha rechazado es que surja ahí un hito porque hay que respetar el paisaje y el horizonte de Málaga. Eso siempre ha sido nuestro argumento, no nos hemos metido nunca a analizar proyectos ni nada de eso. Ahí podría haber surgido a lo mejor un edificio plano. Durante un tiempo se pensó en el Auditorio. Incluso, llegamos a plantear que se cambiase el Auditorio que ha proyectado en Huelin a la parcela del dique de levante, porque es un edificio sensiblemente más bajo. Y, en su lugar, que la torre se hiciera por la zona de Huelin. Son propuestas. Pero lo que seguimos defendiendo es que se respete el horizonte y el paisaje.
"La Academia siempre ha rechazado que surja un hito porque hay que respetar el paisaje y el horizonte de Málaga. Podría haber surgido un edificio plano, como el Auditorio"
Porque aquello que se decía de que no genera impacto…
Tiene impacto. Que surja una torre de tantísimos metros tiene impacto, claro que sí.
Quiero enlazar esto con aquello que me decía al principio de la primera imagen que tuvo cuando llegó en barco desde Melilla. A aquella Charo no le gustaría entrar a la bahía con la torre.
No, por supuesto que no.
¿No le ve nada positivo a ese proyecto?
No, yo no lo veo positivo en absoluto. Tenemos La Malagueta, que está tan masificada y tan terrible, y ya sabemos lo que es eso.
¿Su negativa no es a las torres sino al lugar donde se plantea?
Nueva York es una ciudad de torres y hay muchas torres muy interesantes. Yo no estoy en contra de las torres, pero ahí, no.
¿La Málaga de ahora le gusta?
La Málaga de ahora me parece una ciudad amable. Vivo en el Centro y a veces parece un parque temático, todo el mundo con maletas. Aunque comprendo que vivimos del turismo. Pero tampoco podemos vendernos totalmente al turismo. Sería muy bueno que se pusieran normas. Creo que el Ayuntamiento ya se está alarmando un poco. Sí veo es que muchos edificios del Centro se han rehabilitado para convertirse en edificios de apartamentos turísticos. Y eso ha sido positivo para la ciudad. Trae muchos turistas, pero quizás si no fuese por eso calles como San Juan y esa zona hubieran estado muy deterioradas. Me parece bien que haya un edificio turístico, pero es terrible que haya apartamentos en los bloques de viviendas.
¿Ha visto la metamorfosis del Centro?
Yo vivo en la zona del Soho, junto a la calle Córdoba. Y es verdad que la zona ha cambiado y está mejor de lo que estaba. Eso se agradece.
Es usted vecina del Teatro del Soho. Cuando supo que Antonio Banderas iba a hacerse cargo de ese proyecto, ¿le gustó?
Sí, me pareció bien. Antonio Banderas está haciendo mucho por Málaga. Yo le tenía mucho cariño a ese cine, la verdad. Era como ver una película después de cenar. Pero llegó un tiempo que también estaba muy cerrado y los edificios cerrados no acaban bien.
Usted vivió la época en la que estaba el cine Alameda, el Astoria, el Victoria, Andalucía...
Sí, yo viví desde el cine club que estaba en la Casa de la Cultura, otro edificio que me tiraron.
Hablando de edificios cerrados y abandonados.
El antiguo edificio de Correos. Me duele verlo tan cochambroso y encapsulado, deteriorándose cada vez más. Sé que hay un proyecto para convertirlo en hotel y se debería acelerar. Es la entrada a la Alameda, tan hermosa. Y deprime ver Correos en ese estado.
¿De la Málaga actual qué cosas cambiaría?
No sé qué cosas cambiaría. He dicho que no estoy en contra de las torres, pero en algunas zonas… Las que están surgiendo por el paseo marítimo de poniente… Se va a formar otra barrera como nos descuidemos. Y esas dos torres que se han construido en Martiricos, me parece que rompen la imagen, porque cuando sales de Málaga ya no ves el monte.
Usted ha convivido con el debate eterno del Guadalmedina. ¿Algo hay que hacer?
Quizá lo de embovedar el río no estaría mal. Algo hay que hacer, porque yo paso mucho por ahí y no huele bien, no es higiénico. No nos merecemos el río como está.
¿Le preocupa el tema de la vivienda en Málaga?
Sí. Me da mucha pena que la gente joven no pueda acceder a una vivienda. Algo que hemos podido ir haciendo todos. Y en Málaga está también muy complicado porque por el turismo, los precios están muy altos.