Pese a su aspecto diminuto y su condición de insecto por momentos molesto, la abeja es, por méritos propios, imprescindible para la vida. De hecho, su desaparición traería consecuencias irreparables para la diversidad y la calidad alimentaria en el planeta. 

Tal es el valor que tienen y creciente la preocupación generada por su continuo descenso, que empiezan a tomar forma iniciativas proclives no sólo a garantizar su supervivencia, sino a reforzar su presencia. Uno de estos ambiciosos intentos es el proyecto Smart Green Bees, que tiene en los Montes de Málaga su lugar de desarrollo.

La acción, que parte del Movimiento Smart Green España, iniciado por LG España en 2017, tiene el objetivo de recuperar la población de abeja ibérica (apis melífera) en este paraje. Se trata, según destacan desde la empresa, de la única especie endémica de la Península. Sin embargo, su población está retrocediendo porque no es la abeja más eficiente en la producción de miel, lo que resta atractivo económico para los apicultores españoles. 

"Smart Green Bees nace como iniciativa social para repoblar nuestro país con hasta 47 millones de abejas ibéricas, las únicas capaces de polinizar todas las especies vegetales de nuestro entorno", subrayan los responsables del programa. 

La presidenta de la Asociación del Rincón de la Abeja, Paloma Vecino, y una compañera trabajan en los paneles de abejas en la finca apícola Joseíllo. Jorge Zapata/ EFE

Para alcanzar los retos marcados es esencial contar con la colaboración, justamente, de los apicultores. Uno de ellos es José Sebastián Sánchez Mancebo, fundador de Mieles Joseíllo hace 10 años. Esta pequeña firma se ha sumado al movimiento con 15 colmenas, si bien la idea es que la cifra final sea de 45, multiplicando de este modo la población de abejas en el ecosistema del Parque Natural de los Montes. 

En esta fase del proyecto se han incorporado sistemas de monitorización biométricos, que no afectan al desarrollo de los enjambres y que permitirá evaluar el crecimiento demográfico de las abejas de cada colmenar. También ofrecerá información sobre el peso, la humedad interna, la temperatura o el sonido de las abejas, monitorizando en tiempo real el estado de salud de las colmenas.

Las 15 colmenas ya instaladas contienen unas 15.000 abejas cada una apenas meses después de su emplazamiento, cifra que va en aumento gracias a la riqueza floral del entorno, con retama en primavera, lavanda en verano, romero y tomillo en otoño y robles y encinas en invierno.

En el entorno de un kilómetro alrededor de las colmenas se han encontrado más de 70 especies vegetales distintas, un 75% de las cuales son plantas melíferas. Con las abejas ya repobladas se están polinizando unas 357.000 flores diarias.

Y en las próximas semanas se quieren instalar en este mismo entorno geográfico sistemas de monitorización avanzados para estudiar el impacto progresivo de la población de abejas sobre el Parque Natural.