El padre Andréi, sacristán mayor de la iglesia ortodoxa de Madrid.
Las otras Navidades de Madrid: liturgia ortodoxa en Hortaleza, culto evangélico en Aluche o Hanukkah en Alcobendas
Un viaje por las tradiciones navideñas de Madrid. Así celebran las fiestas de Navidad otras confesiones religiosas en los más de 600 templos no católicos de la capital.
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Andréi Medina Borysiuk (Kiev, 1976) es el sacristán mayor de la Catedral de Santa María Magdalena de Madrid, sede del culto ortodoxo ruso. La iglesia está en la Gran Vía de Hortaleza: "Nuestra celebración de la Navidad no tiene un matiz familiar. Lo importante es la liturgia divina".
El padre Andréi trabajó como auxiliar sanitario en una unidad de quemados en la capital ucraniana. En 2001 estableció su residencia en Madrid. Su primer apellido delata su origen español: desciende de uno de los niños enviados a Rusia durante la Guerra Civil.
El presbítero cuenta que la Nochebuena ortodoxa se celebra el seis de enero: "La iglesia de Moscú se rige por el calendario juliano que tiene un desfase de trece días respecto a nuestro calendario civil". El acontecimiento clave es la 'liturgia divina': "Equivale a la misa de los católicos. Comienza a las once de la noche del día seis y dura dos horas", detalla.
El padre Andréi oficia la liturgia ortodoxa.
La liturgia se oficia en eslavo eclesiástico y los fieles asisten de pie. Un coro canta en ucraniano y español: "En esta iglesia se congregan unas doscientas personas. El 85 % son ucranianos, aunque también hay rusos, georgianos, rumanos, moldavos y españoles conversos", explica el padre Andréi.
Como muchos templos de esta confesión, es un lugar luminoso y colorido. Las paredes están adornadas con iconos que representan a los santos a los que se rinde culto en esta iglesia.
Velas votivas en la catedral.
"Al terminar la eucaristía, las familias vuelven a sus casas a celebrar la Santa Cena", describe el clérigo. La tradición marca cuarenta días de ayuno de carne: "Es una dieta vegetariana, a base de sopa de remolacha, verduras, empanadillas de patata, blinis y un pan dulce, aunque algunas familias no siguen la abstinencia a rajatabla", añade.
Catedral ortodoxa en la Gran Vía de Horaleza (Madrid).
El caso de la comunidad evangélica luterana es diferente. El templo se encuentra en el paseo de la Castellana, a unos pasos de la plaza de Colón. Es una iglesia de estilo neobizantino construida en 1907 a la que suelen acudir unas 300 familias.
Interior de la iglesia luterana del paseo de la Castellana (Madrid).
Johanna Runor (Kiel, 1960) explica que estas son fiestas muy familiares en Alemania: "Aquí se vive en comunidad. Tenemos un mercadillo y hacemos conciertos de órgano, música clásica y villancicos", dice.
Según 'Frau' Runor la tradición es prender las velas del calendario de adviento: "Antes se hacía una corona de ramas con 20 velas pequeñas y cuatro grandes. La primera se enciende el uno de diciembre y cada día se enciende una más", relata. Las grandes corresponden a los cuatro domingos del mes: "Ahora solo se ponen cuatro velas y compramos los calendarios de adviento en el supermercado", lamenta.
La tradición impone una cena de Nochebuena ligera. Es el día en el que el Niño Dios o el Señor de la Navidad llevan los regalos a las casas: "Es una logística complicada. Alguien se tiene que ocupar de sacar a los niños a pasear mientras se prepara todo", explica.
Mientras, los regalos se colocan bajo el árbol y la habitación se cierra a cal y canto. Cuando los pequeños regresan, suena una campanilla: es el momento de abrir la puerta. ¡Se ha producido el milagro!
El día de Navidad, toda la familia se reúne alrededor de una mesa bien surtida: carpa cocida o frita con patatas, ganso asado con lombarda, empanadillas de patata y un surtido de dulces.
Las iglesias evangélicas
La Iglesia católica centra su jerarquía en la figura del Papa, de quien dependen obispos y sacerdotes. Considera los sacramentos como medios esenciales de gracia, venera a la Virgen María y a los santos y celebra una liturgia estructurada, con la Eucaristía entendida como presencia real de Cristo.
Las iglesias evangélicas, en cambio, creen en la autoridad de la Biblia y no en la del Papa. La salvación se recibe por la fe y los pastores son las figuras centrales: priorizan la predicación, la música contemporánea y el culto sencillo y participativo.
Culto evangélico en Aluche.
Manuel Cerezo (Madrid, 1958) Es secretario ejecutivo del Consejo Evangélico de Madrid, pastor y cofundador de la la iglesia cristiana evangélica de Las Águilas, próxima a Aluche: "Una semana antes de la Navidad organizamos un encuentro de las familias. Hay actividades para los niños, juegos, teatro, poesías…", relata.
No hay una liturgia específica para el día de Navidad: "El domingo más cercano dedicamos el culto al nacimiento de Jesús", explica.
La iglesia de Las Águilas reúne a personas de diferentes orígenes: bolivianos, ecuatorianos, colombianos… mayoritariamente latinos. "En el sur de Madrid también hay iglesias evangélicas brasileñas, africanas o chinas", nos cuenta el pastor.
No muy lejos de allí, en el barrio de Orcasitas, se erige la iglesia evangélica de Filadelfia, que acoge a familias de raza gitana. La música es el eje central de los cultos en estos templos.
Otras confesiones en Madrid
El Barómetro 2025 del Observatorio del pluralismo religioso en España muestra que en la Comunidad de Madrid conviven 1.210 lugares de culto de 17 confesiones distintas a la católica. La mitad de ellos se encuentran en la capital.
Un 54 % de la población residente en España se identifica con alguna religión. El 46 % corresponde a la católica y el 8 % a otras confesiones. Los evangélicos y musulmanes cuentan con las poblaciones más numerosas.
Un 28 % de las personas que se declaran católicas se consideran practicantes, mientras que entre las demás religiones la cifra asciende hasta el 45 %. Solo un 21 % de la población rechaza la diversidad religiosa.
El Islam no celebra la Navidad, aunque sí reconoce a Jesucristo como profeta. Su fiesta mayor es el Ramadán. Azahara Mostajo (Alcorcón, 1996) forma parte de una familia musulmana de Madrid. Aunque no se ha convertido, sigue sus ritos: "Nosotros no hacemos nada por Navidad o Halloween, pero los niños van al colegio y si hay que disfrazarlos de calabaza o de pastorcillo, pues los disfrazamos", declara.
La comunidad judía tampoco conmemora el nacimiento de Cristo, pero en estas fechas celebran el Hanukkah, la fiesta de las luces.
El señor K (Moscú, 1971) prefiere mantenerse en el anonimato por cuestiones de seguridad. Cuenta que su origen se encuentra en el milagro del aceite en el templo de Jerusalén: "Cuando los macabeos expulsaron a los griegos del templo en 167 a.C., comprobaron que no había suficiente aceite purificado para mantener encendidos los candiles de la menorá, el candelabro sagrado".
La 'Menorá': el candelabro sagrado centro de la celebración de Hanukkah.
Los sacerdotes tardaron ocho días en purificar el aceite, pero las lámparas siguieron luciendo: "Desde entonces, se conmemora el milagro encendiendo una vela cada noche", cuenta.
Este año, Hanukkah comienza el 14 de diciembre. Esa noche y las siete siguientes la familia canta, baila y come: tortas de patata, cebolla, huevo y harina, pollo, rosquillas, buñuelos rellenos de mermelada… Todo frito en abundante aceite de oliva.
La tradición dicta que los mayores regalen monedas a los pequeños para que comprendan el valor de la caridad y la importancia de gestionar bien sus finanzas. Esta costumbre es el origen de las monedas de chocolate.
Madrid es una ciudad rica en diversidad de creencias, culturas y razas. Su mosaico de templos, liturgias y celebraciones refleja lo que la ONU declara en su Plan de acción para la protección de los sitios religiosos: "El respeto a la libertad de religión o de creencias es un pilar esencial de las sociedades pacíficas y pluralistas".