Kevin Gomez, joven inmigrante argentino en Madrid.

Kevin Gomez, joven inmigrante argentino en Madrid.

Sociedad

Kevin, joven argentino en Madrid, no se corta sobre si vale la pena vivir en la capital: "No te voy a mentir"

Tras emigrar a la capital de España, ha trabajado en múltiples puesto durante los tres años que lleva en la ciudad.

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Kevin Gómez llegó desde Argentina hace más de tres años y hoy vive en la zona de Bilbao, casi en el centro de Madrid: a diez calles de Gran Vía y a tres de Malasaña. Alquila un piso de una habitación, salón, cocina y baño por 880 € al mes.

"Es justo lo que necesito y bastante cómodo", dice. Al mismo tiempo recuerda que, fuera de la M-30 o la M-40, por ese mismo precio se encuentran pisos notablemente más grandes —incluso de tres habitaciones—, una comparación que, para él, explica buena parte de la decisión de quedarse en el centro: movilidad y vida social a cambio de metros cuadrados.

Su trayectoria laboral sintetiza la experiencia de muchos jóvenes migrantes que aterrizan en Madrid y empiezan por donde pueden. "En tres años trabajé absolutamente de todo, desde conducir hasta jefe en una discoteca y repartidor", relata.

Ha pasado por restaurantes como ayudante de cocina y camarero, por plataformas de reparto y por puestos en salas de ocio; hoy ha dado un giro profesional y gestiona una productora audiovisual desde remoto, dedicándose a la edición de vídeo, community management y creación de contenidos.

Ese recorrido no es anecdótico: el Observatorio Nacional de Inmigración señalaba en 2024 que alrededor del 34% de los inmigrantes económicos en Madrid se emplean inicialmente en hostelería, logística o restauración.

Pros y contras

La vida práctica en la ciudad tiene su lista de pros y contras. En movilidad, Kevin usa el metro y el abono transporte mensual —con descuentos para menores de 26 años que, según él, pueden dejar el bono en 8 €— y valora opciones como el patinete o BiciMad (desde 0,50 € por viaje bajo abono).

"Si eres joven y quieres ahorrar, el bono transporte te puede salir hasta por 8€", resume. Sobre suministros, la factura de la luz le preocupa: suele estar entre 60€ y 75€ al mes, aunque en picos llega a 150€. No paga gas porque su vivienda es totalmente eléctrica; el agua le sale muy barata —unos 15€ cada tres meses— y el internet le cuesta alrededor de 35€ mensuales.

En cuanto al ocio y consumo, ofrece cifras prácticas: una entrada de cine suele salir por 5 entradas/25€, la entrada a discotecas ronda 10 €–15€, una copa se mueve entre 10€ y 15€, y el teatro puede oscilar desde 10€ hasta 50€ según el espectáculo.

Comer fuera, añade, cuesta entre 15€ y 20€ por persona, y valora la tradición de tapas y la amplia oferta de restaurantes argentinos en la ciudad. Para vestir y equiparse cita casos concretos: "12 prendas en Primark = 125€", un ejemplo de por qué considera la ciudad relativamente cómoda para mantenerse.

Lentitud en el proceso

Sobre sanidad y trámites, Kevin es claro: recomienda venir con seguro o con tarjeta sanitaria, porque la sanidad privada es cara —200€ por una consulta privada, en su estimación— y los trámites administrativos son largos.

"No te voy a mentir: hacer trámites aquí es lento y requiere mucha paciencia, pero cuando hay una urgencia, todo funciona mucho mejor que en mi país de origen", apunta, destacando la eficiencia de Policía, bomberos y ambulancias en situaciones críticas.

El testimonio de Kevin se puede leer en clave colectiva: muchos vienen, trabajan en hostelería o logística al principio y acaban encontrando nichos digitales o creativos; otros optan por compartir más espacio fuera del centro para ahorrar.

Para situar su experiencia, basta un dato: según Fotocasa, el precio medio del alquiler en Madrid se sitúa en torno a 19,61€ por metro cuadrado en 2025, lo que ayuda a entender por qué un contrato de 880 € en la zona de Bilbao se valora como "tener el centro a mano".

Kevin subraya el peso de la comunidad latinoamericana en la ciudad y el valor de poder encontrar en Madrid bares y restaurantes "de tu país": "En Madrid hay de todo, bares, discos y restaurantes de tu país, y muchísimas facilidades para comer, vestirte y moverte", resume. Sobre la pregunta del titular —¿vale la pena vivir en Madrid?— su respuesta es rápida y personal: "Para mí, sin duda".