Una peluquera afectada y el nuevo intercambiador de Conde Casal en un fotomontaje.

Una peluquera afectada y el nuevo intercambiador de Conde Casal en un fotomontaje. Telemadrid

Sociedad

Una peluquera no se corta ante el exceso de obras en Madrid: "Estamos fatal, nos han quitado el acceso a las casas"

El nuevo intercambiador de Conde de Casal contará con un área de 3.000 metros cuadrados, 13 dársenas, pero está generando malestar entre los vecinos.

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Madrid es una ciudad en permanente construcción. Da igual el momento o el lugar, siempre suele haber una calle que reformar o una zona verde que construir. Esto se hace más evidente en verano, época en la que suele haber menos afluencia de gente en la capital.

Una de las obras que se están llevando a cabo es la del nuevo intercambiador de transportes de Conde de Casal, que se iniciaron el pasado 17 de febrero. Contará con un área intermodal de 3.000 metros cuadrados, 13 dársenas y una conexión mejorada con la ampliación de la Línea 11 de Metro.

Desde el 28 de julio, los carriles que conectaban la A-3 con la avenida del Mediterráneo por la Plaza de Conde de Casal se han cerrado por el avance de las obras de metro. Y esto ha generado más inconvenientes entre vecinos y comerciantes.

Es el caso de una peluquera de la zona. "Fatal, fatal. Lo estamos pasando fatal. El tema ruido, polvo, tráfico. La gente se equivoca, es una locura", explica al programa Madrid Directo de Telemadrid.

"Nos han quitado aparcamientos, nos han quitado el acceso a las casas y a las viviendas", añade esta peluquera, en referencia a las dificultades que tienen los vecinos para llegar a sus hogares.

Eso sí, esta peluquera reconoce que las obras no le están afectando económicamente: "Yo la clientela no la he notado. Llevo muchos años aquí y no es una zona de paso, así que tengo mi clientela".

Una vecina de la Plaza Conde de Casal también ha dado su testimonio: "Se lleva muy mal, muchísimo ruido de madrugada, no paran. Están haciendo mucho ruido y están picando todo el día, por lo que es muy incómodo".

"Llevamos así desde primavera. A las 2 o 3 de la mañana están picando. Ahora se hace más incómodo porque estamos con las ventanas abiertas", asegura.

Sin embargo, algunos vecinos no se han visto tan afectados, como el caso de otra mujer: "No siento las obras, tengo cristales de esos que no se oyen y la verdad es que a mí no me molesta. Además tengo aire acondicionado".

Otro de los inconvenientes es el polvo que entra a las casas, que obliga a muchos vecinos a cerrar las ventanas.

"Yo cuando pienso en los vecinos que van a tener el metro en la puerta, que sepan que estoy pasando calor y me estorban las obras, pero por ellos me alegro mucho", comenta otra vecina.

Y es que las obras también suponen la ampliación de la línea 11 del Metro. Están previstas para terminar en el primer semestre de 2027, por lo que los vecinos y trabajadores de la zona aún deberán esperar más de un año para ver el nuevo intercambiador.