Uno de los murciélagos del Jardín Botánico.

Uno de los murciélagos del Jardín Botánico. Real Jardín Botánico

Sociedad

Los nuevos vecinos del Jardín Botánico de Madrid: una colonia de murciélagos que combaten al mosquito del Nilo

Desde el Real Jardín Botánico informan de que, actualmente, hay 20 ejemplares en total: nueve hembras reproductoras y once crías.

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Los paseantes del Real Jardín Botánico tienen desde hace unas semanas unos nuevos y silenciosos vecinos sobre sus cabezas. Se trata de una colonia de murciélagos de Cabrera que, sin hacer ruido, han ocupado una de las cajas-refugio instaladas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hace poco más de un año.

Son veinte en total: nueve hembras reproductoras y once crías. Una buena noticia para el ecosistema... y también para los madrileños.

Porque estos pequeños mamíferos alados, tan injustamente temidos como necesarios, no solo simbolizan el éxito de un proyecto de conservación pionero en plena almendra central de la ciudad, sino que ayudan a mantener a raya a algunos de los insectos más molestos y peligrosos como el mosquito del Nilo o los flebótomos, transmisores de la leishmaniasis.

La bióloga Elena Tena, especialista en quirópteros y responsable del proyecto en el Botánico, no oculta su entusiasmo: "Confirmar su ocupación es una gran noticia para la biodiversidad del Jardín".

Y es que, como explica, no suele ser tan rápido el asentamiento de murciélagos en este tipo de estructuras en entornos urbanos.

Las cifras impresionan: una sola hembra de murciélago de Cabrera puede ingerir hasta dos tercios de su peso en insectos en una sola noche.

Traducido a términos humanos: como si una persona de 60 kilos se cenara 40 de comida. Y eso noche tras noche, especialmente durante la época de crianza. Algunas especies del género Pipistrellus llegan a devorar 3.000 insectos al día. Sin duda, unos aliados discretos pero muy eficaces contra las plagas urbanas.

Pero, como recuerda Tena, "la escasez de refugios es una de sus principales amenazas". De ahí la importancia de las doce cajas-refugio distribuidas por zonas estratégicas del Jardín, que no solo ofrecen cobijo sino una ventana para estudiar, proteger y divulgar.

Todos los ejemplares adultos y crías desarrolladas han sido anillados para realizar un seguimiento científico adecuado. El próximo control está previsto para este otoño, coincidiendo con el periodo de celo.

El hallazgo ha sido posible gracias a un trabajo coral. En las tareas de seguimiento han colaborado trabajadores de la Unidad de Jardín y Arbolado, participantes del programa experiencial de poda del CSIC y, como curiosa nota de color, también los niños y niñas de los campamentos de verano organizados por el Botánico.

"Una experiencia que seguro no olvidarán", aseguran desde el centro.

También estuvo en esta jornada especial la bióloga y escritora Concha López Llamas, que acaba de publicar Nyctala y las galeanas, una novela en la que los murciélagos tienen un papel protagonista y para la que ha contado con el asesoramiento de la propia Elena Tena. Ciencia y literatura, juntas por la conservación.

El Real Jardín Botánico y el cercano parque de El Retiro forman una de las manchas verdes más importantes del centro de Madrid. Sus puntos de agua son esenciales para los murciélagos, animales que se deshidratan fácilmente y necesitan beber a menudo. También encuentran aquí una rica despensa: abundancia de insectos.