Las obras en la Castellana son un infierno para muchos.

Las obras en la Castellana son un infierno para muchos. Telemadrid

Sociedad

Una quiosquera no disimula y confiesa la dura realidad que vive con las obras en Madrid: "La gente no puede ni parar..."

Como es habitual en agosto, Madrid se llena de obras, sin embargo, este verano las incomodidades se notan más al ser en puntos estratégicos de la ciudad.

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Desde el pasado lunes, el tramo del paseo de la Castellana que va entre la calle Sinesio Delgado y el Nudo Norte de la M-30 se ha convertido en una carrera de obstáculos para vecinos, conductores y sobre todo comerciantes.

Y es que, aunque los trabajos se están llevando a cabo en pleno agosto, cuando hay menos gente en la capital, estas nuevas obras, cuyo objetivo es soterrar el tráfico para mejorar la movilidad en el futuro, han complicado el presente.

"Con el ruido, el polvo, los coches que no pueden pasar, la gente no puede ni parar... en fin", se queja una quiosquera que lleva años vendiendo prensa y snaks en plena Castellana.

Las obras están siendo un problema para muchos.

Las obras están siendo un problema para muchos. Europa Press

Parece que sus ventas han bajado en picado. Y es que antes, era habitual ver a gente que paraba un momento a por el periódico, una botella de agua o algo rápido para picar. Sin embargo, ahora, con las vallas, las máquinas y el caos circulatorio, detenerse unos segundos se ha vuelto misión imposible.

Y lo peor, parece que esto no va a durar unos meses. Según ha confirmado el Ayuntamiento, las obras seguirán hasta diciembre de 2026. Es decir, más de un año en esta situación que agobia sin quererlo a los negocios de la zona.

Pues, aunque las calzadas laterales siguen abiertas, el tráfico está completamente trastocado. En un sentido habrá dos carriles, en el otro tres y uno adicional reservado para autobuses. Pero, en la práctica parece que no ayuda mucho.

Los atascos no han desaparecido y pasear por la zona se ha vuelto casi imposible. No obstante, para intentar aliviar la situación, el Ayuntamiento ha diseñado rutas alternativas hacia la M-30, la M-607 y la A-1.

Además, también se ha reforzado la presencia de agentes de movilidad y policía municipal en la zona para controlar el tráfico. Pero, a pesar de todo, muchos vecinos sienten que no es suficiente.

Los comerciantes no pueden más.

Los comerciantes no pueden más. Europa Press

Y es que no solo se trata de coches. Los que viven por allí aseguran que el polvo se cuela por todas partes. Ventanas, balcones, comercios… Nada se libra.

Los autobuses tampoco se han salvado del desbarajuste. Trece líneas de la EMT han tenido que cambiar su recorrido, al igual que 34 líneas interurbanas. Esto ha generado confusión y ha obligado a muchos a buscar rutas alternativas o, directamente, evitar pasar por la zona.

En cuanto al Metro, se están aumentando las frecuencias en la línea 10 para facilitar los desplazamientos, pero para quienes lidian cada día con el caos en superficie, no parece ser suficiente.

El plan a largo plazo promete una Castellana más limpia, con mejor movilidad y más espacios verdes. Pero, mientras tanto, toca armarse de paciencia… y quizás de una buena mascarilla.